Daniel Gómez (ALN).- Felipe VI ha culminado un viaje histórico. Por primera vez un rey de España realizó una visita de Estado a Cuba. Una visita que fue más allá de lo protocolario. Felipe VI hizo un alegato en favor de la democracia y los derechos humanos en un país donde estos no se respetan. Lo cual generó una doble respuesta: la del presidente Miguel Díaz-Canel y la del todopoderoso Raúl Castro.
La visita de Felipe VI a La Habana concluyó con una sorpresa. La reunión privada que mantuvo este jueves con Raúl Castro, quien abandonó la Presidencia hace un año y medio, pero no el poder ya que sigue siendo el jefe del Partido Comunista de Cuba, la principal autoridad del país.
¿La foto del blanqueo?
Este encuentro no estaba en agenda, pero se temía que ocurriera. Se produjo como respuesta al discurso del rey en el que reivindicó la democracia y el respeto a los derechos humanos. “Nada queda congelado en el tiempo, y quien se resiste a su paso pierde la oportunidad de colaborar en el diseño de ese futuro que ya está naciendo o, más aún, que ya está aquí”.
No trascendió el contenido de la reunión, pero según el ministro de Asuntos Exteriores de España, Josep Borrell, “mantuvieron una conversación fluida”.
Entonces el régimen divulgó la foto. Era lo que temían los analistas y los partidos de la oposición en España. Una imagen del rey junto al dictador cubano. Una foto que daría la vuelta al mundo y que, en cierto modo, blanquea el régimen cubano usando a la democracia española.
Pero la foto no adquirió el sentido deseado. Y es que como precedente está el discurso de Felipe VI. Un alegato democrático que sí le dio la vuelta al mundo y que evidencia que el rey no se dejó utilizar en La Habana.
El fin de una anomalía
Para los libros de historia quedará la imagen de Felipe VI y la reina Letizia posando en la Plaza de la Revolución de la Habana mientras asoman a sus espaldas las efigies del Che Guevara y Camilo Cienfuegos.
Esto se produjo el martes, cuando tuvo lugar el encuentro oficial entre la delegación española y la cubana. Si bien los reyes aterrizaron en la noche del lunes, la falta de luz impidió que la recepción se hiciera en el aeropuerto, así que la pospusieron para el día siguiente en la Plaza de la Revolución, donde Felipe VI colocó una corona de flores rojas en la estatua de José Martí.
Así se venció una anomalía histórica. Por primera vez, el rey hace una visita de Estado a Cuba, el país latinoamericano que más vínculos históricos comparte con España. Es cierto que Juan Carlos I visitó La Habana en 1999 pero no fue un viaje de Estado, sino que acompañó al expresidente José María Aznar a la Cumbre Iberoamericana.
La cena que lo cambió todo
Martes y miércoles fueron días protocolarios. Encuentros y reuniones con artistas independientes y con los empresarios españoles que operan en Cuba. Entonces cayó la noche y Felipe VI acudió a una cena en la Embajada de España en La Habana. Ese momento lo cambió todo.
En esa cena el rey tomó la palabra y dijo: “Los españoles hemos aprendido que es en democracia como mejor se representan y se defienden los derechos humanos, la libertad y la dignidad de las personas, y los intereses de nuestros ciudadanos”.
Ese alegato del rey en un país donde no se respetan los derechos lo cambió todo. Midió cada palabra con sutileza. No quería ofender a los cubanos. Pero Felipe VI no podía marcharse de La Habana sin defender la democracia.