Juan Carlos Zapata (ALN).- El exjefe del Sebin, Cristopher Figuera, no excluye a nadie. No excluye ni siquiera a Nicolasito, el hijo de Nicolás Maduro, a quien involucra en el saqueo del oro del Banco Central, que es uno de los tantos esquemas en los que mutó la corrupción en los tiempos de Maduro. Anda en los 29 años, y es miembro de la Asamblea Nacional Constituyente.
Ya se sabe que la corrupción es casi un arte en el régimen de Nicolás Maduro. Estrenó gobierno con una denuncia. Esta de la presidenta del Banco Central de Venezuela: que empresas fantasmas habían desfalcado 20.000 millones de dólares en 2012. No le competía directamente a Maduro, que aún no era presidente en ese año en que Hugo Chávez estaba enfermo, moribundo, y los factores del poder del chavismo creían que el esquema de poder se iba a derrumbar a su muerte, y que Maduro no iba a soportar más de un año en el gobierno, y por ello hablaban de gobierno de transición.
Maduro cometió el pecado de destituir a Edmée Betancourt. No le gustó la denuncia, cuando ha debido aprovecharla para combatir el problema. Le correspondía, si es que quería marcar distancia con la corrupción que había hecho estragos en los gobiernos de Hugo Chávez. De hecho, Maduro llegaba diciendo que la corrupción se iba a tragar a la patria, y había que enfrentarla. Pero con lo que hizo -destituyendo a la presidenta del BCV- actuó como actuaba Hugo Chávez, con lo cual ensanchaba la pista de la impunidad y la complicidad.
En una de las conversaciones que se filtraron, en las que habla Cristopher Figuera con su mentor, el tal Profe JP, se dice que el general le informó a un agente de la inteligencia cubana en qué andaba “Nicolasito”, a lo que este respondió que “iba a ver”. Sin embargo, hasta ahora no ha habido consecuencias. Tal vez la inteligencia cubana también se inhiba en casos como el de Nicolasito.
En todos estos años de madurismo, la corrupción se ha hecho más escandalosa porque el país no recibe lo que recibió en la Era Chávez en ingresos petroleros, deuda e impuestos. Con decir, que ese 2012 se entregaron en divisas preferenciales 60.000 millones de dólares, de los cuales 20.000 se fueron por la vía de las empresas de maletín o fantasmas. Pero la corrupción muta. Y si no se da por una vía se da por otra. Y el poder se protege. O los grupos se protegen entre ellos.
El exjefe del Sebin, Manuel Cristopher Figuera, el exjefe de la policía política que se le fue a Maduro y que estuvo involucrado en la megaconspiración del 30 de abril señala: “Todos se alcahuetean, porque todos depredan al Estado y se conocen entre ellos, eso lo sabe el país entero. Los poderes del Estado o están comprometidos o están secuestrados”.
El general, que salió al exilio, señala, “hay una sociedad de cómplices”. Y esa sociedad involucra a todos los grupos de poder. Cristopher Figuera coincide con lo que ya ha venido denunciando la fiscal general que también huyó de Venezuela, Luisa Ortega Díaz.
Cristopher Figuera no excluye a nadie. Militares, civiles, diputados de la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, gobernadores, ministros, vicepresidentes de área, hijos del poder, hermanos del poder, parientes del poder. No excluye ni siquiera a Nicolasito, el hijo de Nicolás Maduro, a quien involucra en el saqueo del oro del Banco Central, que es uno de los tantos esquemas en los que mutó la corrupción en los tiempos de Maduro. Anda en los 29 años, y es miembro de la Asamblea Nacional Constituyente.
Señala Cristopher Figuera que “antes de mi salida del Sebin, fue aprehendido el señor Marcos Albarrán Briceño, administrador de la Corporación Venezolana de Comercio Exterior (Corpovex), tratando de salir del país, para EEUU, sin la debida autorización de su jefe inmediato. Bueno, al menos eso fue lo que dijo su jefe, el viceministro Xavier León; allí se pudo detectar una trama gigantesca de corrupción que involucra entre otros, a Santiago Morón, cuyo cargo conocido es ‘Asistente de Nicolasito’”.
Cristopher Figuera investigó. Y resulta que “algunas de las cosas que pude observar en el proceso investigativo, era que se les pagaba con toneladas de oro del BCV”. ¿A quién se le pagaba? A las empresas “que ese caballero y su familia tienen”. Son “varias empresas nacionales e internacionales de todo tipo, que contratan con el Estado venezolano”. Agrega que “también se detectó que algunas de las compras que se hicieron, los productos nunca llegaron al país”.
Cristopher Figuera asegura que el Vicepresidente del Área Económica, Tareck El Aissami, “trató de interferir en la investigación, cosa que no le permití”.
Asegura que “también me di cuenta de que el ministro de finanzas, Simón Zerpa, y el presidente del BCV, Calixto Ortega Sánchez, estaban en esa trama”.
Y apunta que “así como esas empresas, hay muchas otras que comercializan con alimentos, medicamentos, partes y repuestos, productos de aseo y otras tantas cosas”.
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Sin embargo la sociedad de cómplices actúa. De hecho, el general señala que “no pude profundizar en la investigación, porque la vicepresidenta, Delcy Rodríguez, me indicó que le dieron la orden de que esa investigación la llevara la DGCIM (Dirección de Inteligencia Militar), por lo tanto, le pasé el caso al general Iván Hernández Dala; cosa que me pareció muy extraña, pero no pregunté más nada”.
En una de las conversaciones que se filtraron, en las que habla Cristopher Figuera con su mentor, el tal Profe JP, se dice que el general le informó a un agente de la inteligencia cubana en qué andaba “Nicolasito”, a lo que este respondió que “iba a ver”. Sin embargo, hasta ahora no ha habido consecuencias. Tal vez la inteligencia cubana también se inhiba en casos como el de Nicolasito. Pese a que la información les llegara de Cristopher Figuera, un hombre que recibió formación en Cuba.
Uno de los aspectos que ha asomado Cristopher Figuera es lo difícil que resulta una investigación que se acerque al primer anillo del poder. Es imposible asomar detalles si no se dispone de las pruebas, y aun así, resulta cuesta arriba. Es el mismo Maduro quien señala que quien se meta con su familia se seca, y ya puede conjeturarse lo que implica esta afirmación o amenaza. De entrada inhibe cualquier comentario sobre una averiguación en concreto.
Cristopher Figuera apunta que le quitaron el caso de Bancoex -Banco de Exportaciones- con la intención de que no se descubrieran las ventas de oro. “Los malandros” (delincuentes) del BCV hacen negocios “en oro de cosas que pagaron y no entraron al país, en eso está Santiago (Morón), testaferro de Nicolasito”.
En esas filtraciones, Cristopher Figuera apunta que le quitaron el caso de Bancoex -Banco de Exportaciones- con la intención de que no se descubrieran las ventas de oro. “Los malandros” (delincuentes) del BCV hacen negocios “en oro de cosas que pagaron y no entraron al país, en eso está Santiago (Morón), testaferro de Nicolasito”.
Señala que se facturan “cifras astronómicas en dólares o su equivalente en oro”.
Ese caso es el que investigaba el mayor Jesús Alberto García Hernández, hallado muerto en extrañas circunstancias a mediados de mayo. Entonces, el general denunció en comunicado público que “Estoy seguro que ese hecho obedece a un asesinato selectivo y por encargo y lo harán ver como un hecho aislado, creando historias macabras a su alrededor. Por cuanto sabían que ese muchacho había manejado información sensible de los casos de corrupción más espantosos y aberrantes que se investigaron durante mi gestión en el Sebin”. El caso en concreto tiene que ver con el oro, el BCV y mucho más. El general adelantó al diario ALnavío lo siguiente, la semana pasada:
-Desde la Dirección de Contrainteligencia del Sebin, juntos investigamos los más escandalosos y aberrantes casos de corrupción que involucran a Tareck El Aissami, a Calixto Ortega Sánchez, presidente del Banco Central de Venezuela, a Simón Zerpa, ministro de Finanzas, a Santiago Morón, asistente de Nicolasito Maduro -hijo de Nicolás Maduro- y a los hijos de Cilia Flores. Seguramente descubrieron la información de la que él tenía conocimiento y para estos “carniceros” era más fácil eliminarlo.