Juan Carlos Zapata (ALN).- La revelación de Donald Trump de que en efecto su gobierno conversa con altos funcionarios del régimen de Nicolás Maduro, cambia todo el formato de negociación que se lleva a cabo con la ayuda del gobierno de Noruega. O peor, puede implosionar la mesa de negociación y el mecanismo. Lo dice un diplomático que también es experto en este tipo de procesos. Lo que dijo Trump y confirma Nicolás Maduro, marca una nueva ruta.
La comunidad internacional, Europa y América, el Vaticano, apoya la iniciativa noruega en la que se sientan los equipos de Nicolás Maduro y de Juan Guaidó. Incluso Rusia y China. Pero Estados Unidos había marcado distancia. Estados Unidos no avalaba las negociaciones ni en público ni en privado, al punto que los delegados de Guaidó hacían esfuerzos para que así lo hiciera. Al menos eso fue lo que le reveló hace mes y medio una fuente al diario ALnavío; fuente vinculada al equipo de Guaidó. Para el Asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton, Maduro no negociaba en serio. No al menos en el formato de Noruega, pero ahora resulta que puede estarlo haciendo “en serio” y de manera directa con los Estados Unidos, dado que el propio Maduro ha confirmado los contactos a los que ha hecho referencia Trump.
Una fuente diplomática decía al diario ALnavío por allá en junio:
Tiene que haber otra negociación en paralelo.
Tiene que haber otra de más alto nivel.
Maduro dijo que los contactos vienen de atrás, de meses. De manera formal, los encuentros en los equipos de Guaidó y Maduro comenzaron en mayo en Oslo, y siguieron en julio en Barbados. Se cumplieron dos rondas en Oslo y tres en Barbados. Hablar de meses, como lo afirma Maduro, significa que estos contactos de alto nivel remiten a por lo menos junio. Para nuestra fuente, esa negociación paralela debía existir y debía estarse produciendo, porque había que encaminar el punto más difícil, la salida de Maduro del poder, y las garantías para hacerlo. Y hay que decirlo de manera responsable: otra fuente, un experto en negociaciones, confirmaba a este mismo diario la versión del diplomático. No le cabía, al experto, que la negociación partiera de los aspectos menores y se avanzara sucesivamente hasta el punto más importante, tal cual parece ser el formato de Noruega. Para el experto, lo primero era negociar lo que importa. La salida de Maduro y las garantías, siguiendo los pasos de la política de Guaidó: fin de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres. Más tarde, un tuit de John Bolton, asesor de Seguridad Nacional de EEUU, confirmaba lo que aquí se dijo.
As the President has repeatedly stated, to end the pilfering of the Venezuelan people’s resources and continued repression, Maduro must go. The only items discussed by those who are reaching out behind Maduro’s back are his departure and free and fair elections.
— John Bolton (@AmbJohnBolton) August 21, 2019
Pero el diplomático que acertó en la eventualidad de la negociación de más alto nivel corrige al experto y señala:
– Las dos cosas podían ocurrir. Estados Unidos brindaba la oportunidad de que la negociación se desarrollara bajo el esquema noruego. Brindaba la oportunidad de que Maduro cediera y pactara. Y pactara lo que debía pactar, que es la ruta de Guaidó. A cambio, las garantías del retiro, los personajes del régimen que gozarían de los beneficios, el lugar hacia dónde se irían. Pero al no observar resultados en Barbados, Estados Unidos ahora pone las otras cartas sobre la mesa.
Maduro dijo que los contactos vienen de atrás, de meses. De manera formal, los encuentros en los equipos de Guaidó y Maduro comenzaron en mayo en Oslo, y siguieron en julio en Barbados. Se cumplieron dos rondas en Oslo y tres en Barbados. Hablar de meses, como lo hace Maduro, significa que estos contactos de alto nivel remiten a por lo menos junio. Para nuestra fuente, esa negociación paralela debía existir y debía estarse produciendo, porque había que encaminar el punto más difícil, la salida de Maduro del poder, y las garantías para hacerlo.
Trump dijo: “Estamos en contacto, estamos hablando con varios representantes en Venezuela”. “No quiero decir quién, pero estamos hablando a un nivel muy alto”.
Maduro dijo: “Confirmo que desde hace meses hay contactos de altos funcionarios del gobierno de Estados Unidos, de Donald Trump, y del gobierno bolivariano que yo presido bajo mi autorización expresa, directa, varios contactos, varias vías, para buscar regular este conflicto”.
Trump dijo: “Estamos ayudando a Venezuela tanto como podemos. Nos mantenemos al margen, pero la estamos ayudando. Necesita mucha ayuda. Hace 15 años era uno de los países más ricos, ahora es uno de los países más pobres”.
Maduro dijo: “A él le venden (a Trump) una Venezuela de mentira, y sobre esa base conspiran, amenazan, agreden, sancionan”.
Hay que darle toda la valoración posible a estas revelaciones. Lo que está detrás. Y lo que van a desencadenar. Porque después de ellas, de lo que dijo Trump y la confirmación de Maduro, ¿qué punto pueden estar discutiendo la Casa Blanca y el Palacio de Miraflores que no sea la salida de Maduro? ¿Qué punto si los Estados Unidos han dicho que lo primero es que Maduro salga del poder? Que las elecciones libres no son libres con Maduro en el poder. A ese nivel ningún otro aspecto puede estar sobre la mesa. El de Maduro son las sanciones. Que se levanten las sanciones. Lo ha dicho el secretario general de Acción Democrática y expresidente de la Asamblea Nacional, Henry Ramos Allup: “A quien Maduro debe exigirle que le quite las sanciones es a Estados Unidos que fue el que se las impuso”. Pero es evidente que Estados Unidos no va a levantar las sanciones hasta que Maduro y el grupo que lo sostiene en el poder, se vayan de Venezuela, y despejen el camino hacia la transición. Primero es el cese de la usurpación.
Ahora cuadra por qué los negociadores de Maduro solicitaban el cambio de mecanismo, el cambio de formato, de la negociación en la que media Noruega. Se confirma el porqué de la insistencia del cambio del esquema. Maduro quería o quiere que bajo el mecanismo de Noruega se incorpore de alguna manera a los Estados Unidos. Nuestra fuente diplomática coincide. Los Estados Unidos son los que manejan toda la información y es la información que vienen usando en esos niveles -altos-, en la tal negociación paralela. Es la información aportada por los ex altos cargos chavistas, civiles y militares, que se han mudado y viven en los Estados Unidos, que tienen procesos abiertos allí, o que están detenidos o que son testigos protegidos. Estados Unidos tiene esa arma, y la está usando. La operación que lleva a cabo, por ejemplo, alrededor del exvicepresidente Ejecutivo, Tarek El Aissami, de emitir orden mundial de captura es un aviso para los demás jerarcas. El Aissami ha sido sancionado y acusado por los Estados Unidos del delito de narcotráfico.
Las revelaciones de Trump y Maduro apuntan hacia varios elementos:
1- Trump está más que comprometido con la solución venezolana. Y juega para no perder.
2- Maduro ha jugado mejor de lo que parece, al concretar este tipo de contactos de alto nivel.
3- Se confirma que los contactos de los chavistas con los estadounidenses son con la autorización de Maduro.
4- Se confirma que Diosdado Cabello no lo iba a hacer por iniciativa propia, traicionando a Maduro.
5- Guaidó y su equipo sabían de los contactos, pero ¿conocen los detalles?
6- Que la oferta de garantías por parte de Estados Unidos a los militares es en serio.
7- Que, para alcanzar el objetivo, Trump puede llegar, si es preciso, hasta el bloqueo naval.
8- Que Noruega, Barbados, de no seguir, fue una etapa necesaria.
9- Que todo es fluido en este proceso. No haya nada que se pueda afirmar de manera tajante.