Zenaida Amador (ALN).- La llamada revolución bolivariana le hizo la guerra a la empresa privada venezolana a lo largo de dos décadas en el poder, período durante el cual impulsó un feroz proceso de expropiaciones y estatizaciones bajo la consigna de que los medios de producción debían estar centralizados en el Estado como extensión “del pueblo”. En algunos momentos complejos el chavismo montó unos supuestos espacios de entendimiento con los empresarios, que no pasaban del efectismo político necesario para la ocasión. Pero en esta oportunidad, con el país en ruinas, al borde de una tragedia sanitaria a causa del coronavirus y sin más opciones, parece que a Nicolás Maduro le tocará pedirle al empresariado una vía que ayude al país a sobrellevar esta debacle.
“Estamos en reunión hasta con Fedecámaras, no importan las diferencias que hayamos tenido”, afirmó Nicolás Maduro la noche de este miércoles al hacer los primeros anuncios compensatorios en materia económica luego de haber decretado a inicios de semana una cuarentena masiva a nivel nacional para contener la expansión del Covid-19, lo que incluye una suspensión general de actividades laborales.
En este contexto reconoció haber recibido propuestas de parte de los distintos sectores económicos, incluyendo al principal gremio empresarial del país, Fedecámaras, las cuales “están siendo atendidas y valoradas por el equipo económico”. Esto se tradujo de inmediato en una orden directa a su vicepresidenta, Delcy Rodríguez, quien este jueves dijo haber celebrado una reunión con otros miembros del gabinete para evaluar la viabilidad de lo planteado por Fedecámaras.
La propuesta formal de Fedecámaras, que recopila todo lo anterior, también plantea como medidas clave: garantizar el abastecimiento, garantizar el empleo y la seguridad sanitaria de los trabajadores, establecer condiciones financieras de emergencia y el aplazamiento de nuevas medidas legislativas o administrativas.
Lo “planteado” no sólo está atado a condiciones mínimas para operar en la coyuntura por el coronavirus, sino que implica la revisión de decisiones de política económica del régimen de Maduro que han colocado al aparato productivo en un estado de alta precariedad.
No hay que olvidar que la política del “exprópiese” de Hugo Chávez, arrasó con unas 1.200 empresas privadas mientras se imponían controles, regulaciones y una persecución constante contra los empresarios, a lo que hizo fuerte oposición Fedecámaras. La estrategia del chavismo terminó por desmantelar al sector y de 12.700 industrias privadas que había en 1999 tan sólo quedan en pie cerca de 2.500, según cálculos de la Confederación Venezolana de Industriales.
Aun así, y tras seis años consecutivos de contracción económica, el sector privado sigue generando 45% del Producto Interno Bruto. Y eso lo tiene claro Maduro, quien carece de capacidad y de recursos para remontar solo el abismo económico que se abre con la pandemia del Covid-19 en medio de sanciones internacionales. ¿Pero estará dispuesto a ceder con tal de ganar un salvavidas del empresariado?
La reacción de los empresarios
Fedecámaras señaló que a pesar de la realidad económica, con un aparato productivo nacional trabajando aproximadamente en 30% de su capacidad instalada, con carencias estructurales por la deficiencia de los servicios públicos, la falta de talento humano, sin olvidar la ausencia de seguridad jurídica, personal y económica, “aun con este entorno, nos comprometemos a hacer todo nuestro esfuerzo en mantenernos operativos, con el único objetivo de seguir respondiendo a las necesidades de la población”.
Ricardo Cusanno, presidente del gremio empresarial, cree que esto es posible, pero las autoridades deben tomar decisiones que ayuden al sector privado, y eso incluye cosas tan elementales como garantizar el surtido de gasolina para la distribución de productos y materias primas, y servicios básicos como agua, electricidad y gas para operar.
La Cámara de Comercio de Maracaibo, emblemática región del occidente del país que sigue sufriendo las secuelas de los megapagones que hace un año dejaron a casi todo el país sin electricidad por cerca de una semana, es uno de los gremios afiliados a Fedecámaras que habló al respecto. “Es previsible, con absoluta certeza y salvo contadas excepciones, un descenso significativo en los ingresos en la gran mayoría de las compañías” ante las recientes medidas de aislamiento de Maduro, especialmente en las empresas que integran los sectores no considerados esenciales y que sufren el rigor de la prohibición total de operar.
De hecho, el propio régimen de Maduro asegura que el aislamiento nacional se ha cumplido en 90%, lo que habla del nivel de actividades comerciales paralizadas, distintas a las vinculadas con salud, alimentos y transporte, que son las llamadas esenciales y que tienen orden de seguir activas.
De allí que la citada cámara señale: “bajo estas condiciones de paralización absoluta o parcial, preguntamos: ¿Cómo van a hacer las empresas cerradas para pagar a los salarios a sus trabajadores? (…) ¿cómo van a hacer las empresas para pagar los impuestos nacionales y municipales ya que en los actuales momentos el crédito bancario es virtualmente inexistente por razones de política fiscal y monetaria?”.
¿Y la respuesta de Maduro?
Las anteriores son dos preguntas cruciales ante las que Maduro sólo ha podido articular una respuesta parcial. “He aprobado un conjunto de decisiones y de recursos para apoyar a las pequeñas y medianas empresas en este momento de dificultad. Si tenemos que pagar las nóminas estoy listo para pagar las nóminas”, aseguró el miércoles, sin terminar de ofrecer detalles sobre cómo se haría esto ni cuál sería el alcance real de la medida.
Sin embargo, nada ha dicho sobre el yugo tributario aplicado con fuerza por su régimen aun en medio del ciclo recesivo que sufre la economía ni sobre el cepo al crédito bancario que activó desde finales de 2018, cuando impuso un esquema de incrementos drásticos en el encaje legal exigido a los bancos, lo que dejó al sector productivo sin financiamiento.
Al contrario, justo cuando comenzada la emergencia asociada a la detección de los primeros pacientes con Covid-19 en el país, Maduro formalizó un incremento de casi 3.000% en la Unidad Tributaria que sirve de base para los cálculos impositivos. Además, tiene una reforma tributaria en puertas, que incluye el aumento a 16% de la tasa del Impuesto al Valor Agregado más una sobretasa de entre 5 y 25% si los productos son pagados en dólares o criptomonedas distintas del petro, una práctica que se ha generalizado en Venezuela ante la destrucción del poder de compra del bolívar, que es la moneda local.
Por qué ante el coronavirus los pobres de Venezuela son altamente vulnerables
Cusanno es categórico al señalar que “todo el sistema tributario debe flexibilizarse y generar exenciones por causa de fuerza mayor, porque es inviable pagar impuestos cuando lo prioritario es pagar los salarios”.
De hecho, el Código Orgánico Tributario establece que el Ejecutivo Nacional podrá conceder “prórrogas y demás facilidades para el pago de obligaciones no vencidas, así como fraccionamientos y plazos para el pago de deudas atrasadas, cuando el normal cumplimiento de la obligación tributaria se vea impedido por caso fortuito o fuerza mayor, o en virtud de circunstancias excepcionales que afecten la economía del país”.
La propuesta formal de Fedecámaras, que recopila todo lo anterior, también plantea como medidas clave: garantizar el abastecimiento, garantizar el empleo y la seguridad sanitaria de los trabajadores, establecer condiciones financieras de emergencia y el aplazamiento de nuevas medidas legislativas o administrativas.
Puntos claros que demandan los empresarios
Para Cusanno el país enfrenta “un problema bastante complejo que va a requerir flexibilidad y cooperación de todos los actores de la sociedad civil venezolana”. Esto implica “ponernos de acuerdo lo más rápido posible Ejecutivo, fuerzas del orden público, actores especiales como Fedecámaras, trabajadores y la Asamblea Nacional”.
“La crisis del coronavirus nos impone pensar cualquier medida que permita mitigar sus consecuencias sociales y económicas”, señala el empresario, para quien “se requiere hoy más que nunca, se solicite de inmediato toda la ayuda financiera y humanitaria que sea necesaria”.
En su opinión se deben “traer y distribuir rápidamente alimentos y medicinas, así como insumos y materias primas para reactivar el sector primario e industrial”, pues con eso se mitigarían el hambre, las enfermedades y se activarían puestos de empleo sustentables y bien remunerados, algo que no ocurre en el país tras el desmantelamiento progresivo de la economía formal. De parte de los empresarios todo está claro sobre la mesa para hacer cosas en favor del país, falta ver lo que harán las autoridades.
En este momento histórico y crucial obviamente Maduro hará lo propio para sacar provecho de cualquier apoyo que pueda recibir. Sin embargo, está claro que desde 2013, cuando llegó al poder, ha recurrido convenientemente a la fórmula de jornadas de diálogo con los empresarios, reuniones de alto nivel y hasta a un Consejo de Economía Productiva, puras instancias usadas a conveniencia ante determinadas coyunturas políticas de la nación tras las cuales desechaba los planteamientos de los privados y echaba por tierra cualquier acuerdo alcanzado. ¿Será capaz de repetir el patrón en las actuales circunstancias?