Pedro Benítez (ALN).- La Fuerza Armada de Venezuela ha sido el convidado de piedra de la extraña historia que gira alrededor de la Operación Gedeón. Sus altos mandos lo han querido disimular, pero el protagonismo dentro del régimen se lo atribuye Diosdado Cabello, a quien el propio Nicolás Maduro en cadena de radio y televisión le cedió la palabra para explicar los detalles de la maniobra contra insurgencia. Por encima del ministro de la Defensa y del comandante del Centro Estratégico Operativo de la Fuerza Armada Bolivariana, Ceofanb.
Por medio de Nicolás Maduro y su ministro de Información Jorge Rodríguez, el gobierno chavista le ha dado diversos calificativos a la extraña incursión militar denominada Operación Gedeón: “invasión a Venezuela”, “ataque paramilitar”, “operación encubierta para tratar de llenar de violencia al país” “agresión militar estadounidense contra Venezuela”.
Sin embargo, por los detalles aportados en las primeras de cambio por el propio Maduro y Rodríguez, el vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela, PSUV, Diosdado Cabello, y el ministro de Interior, general Néstor Reverol, la gran ausente de esta historia ha sido la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).
Según la versión oficial aportada por todas aquella figuras, la “incursión militar” y “terrorista” en el Litoral Central de Venezuela fue abortada por fuerzas policiales, concretamente por el Servicio Bolivariano de Inteligencia Nacional (Sebin) y las Fuerzas de Acciones Especiales (FAES) de la Policía Nacional Bolivariana, las dos adscritas al ministerio de Interior que dirige el general Reverol.
Fue Reverol el primero en informar a las 7:30 de la mañana del pasado 3 de mayo sobre el presunto intento de “invasión por vía marítima” por parte de lo que describió como “un grupo de mercenarios terroristas procedentes de Colombia, con la finalidad de asesinar líderes del Gobierno Revolucionario”.
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Por su parte a Diosdado Cabello se le atribuyó (o se atribuyó a sí mismo) un protagonismo especial en la maniobra de inteligencia que se detectó y penetró la incursión armada. En su programa de televisión, Con el mazo dando, señaló nombres, acusó y describió situaciones. Por encima del Fiscal General de Maduro o del cualquier organismo de militar o de contrainteligencia.
En las primeras horas de la declaración del ministro Reverol brillaron por su ausencia las reacciones tanto del ministro de la Defensa, general Vladimir Padrino López, como del Comando Estratégico Operacional de la FAN (Ceofanb).
Esto, así como como la falta de protagonismo de la institución militar en el terreno de los hechos indica que sus altos mandos desconocían lo que ocurría.
Avanzado ese día tanto el Ceofanb como las distintas regiones de estratégicas de Defensa Integral se fueron pronunciando por las redes sociales repitiendo y respaldando la versión aportada por Reverol.
Cuando Maduro compareció la tarde del día 4 en cadena de radio y televisión para abundar en la versión oficial, no compartió el protagonismo con los jefes militares sino con Diosdado Cabello y el ministro Reverol. Al primero le dio la palabra para que explicara los detalles.
Los generales y almirantes tenían la actitud propia de los que están siendo informados. La voz cantante era la de Cabello. Incluso Maduro aseguró que la Policía Municipal del pueblo de Chuao (en la costa del estado Aragua) participó en la captura alguno de los “invasores”.
Según Cabello, además de las fuerzas policiales, tuvieron participación miembros del “poder popular”, es decir, activistas civiles del chavismo.
Pero en ningún momento se habló de la participación de efectivos militares, ni siquiera de la Armada en el desarrollo de los acontecimientos.
Es más, a medida que pasaban las horas la consigna chavista, unión cívico-militar, fue ligeramente modificada en las comunicaciones oficiales por una nueva: unión cívico – militar – policial.
Ciertamente el Ceofanb anunció por cuenta de Twitter la activación de “operaciones con 25 mil hombres de la FANB, en el marco de los Ejercicios Militares Escudo Bolivariano”. Y la Armada la Operación Tiburón 2020, Fase Negro Primero, en el área costera del estado Aragua con unidades de la Infantería de Marina apoyadas por la Aviación Naval.
Pero esto no debe ocultar al observador el desarrollo inicial de la trama expuesta por los propios voceros del régimen de cual se puede concluir que la institución militar estuvo (o se le mantuvo) al margen de los eventos. El mensaje político inicial fue claro: los civiles chavistas tienen el control por encima de los militares, sus socios en la estructura política del régimen, pero socios menores.
Esto tiene un trasfondo y un contexto en la desconfianza que esa ala civil del chavismo tiene de los militares. Y con razón. Son cada vez más los militares fugitivos de la institución que han cruzado la frontera hacia Colombia, o aparecen sumandos en algún tipo de movimientos subversivos como ocurrió hace pocas semanas con unos funcionarios de la Guardia Nacional (GNB) en la ciudad de Los Teques. O el olvidado incidente de unos sargentos en el sector Cotiza de Caracas en enero de 2019. Por no mencionar el 30 de abril del año pasado.
Este tipo de situaciones son cada vez más frecuentes.
Hay que tener presente un dato: hoy en Venezuela hay más militares activos presos por causas políticas que civiles. Mayores, capitanes, tenientes coroneles, etc. Esto ha sido así desde por lo menos el año 2018 cuando se supo que los cuerpos de contrainteligencia de Maduro habrían desmontado dos tramas golpistas dentro de la FAN.
En una ellas estaría presuntamente involucrada una promoción completa de oficiales. Es más, en la frustrada Operación Gedeón se ha identificado a varios oficiales que hasta hace muy poco eran parte de la institución militar.
Por otro lado, en cada trama, en cada conspiración real o aparente siempre aparece el nombre del exministro de la Defensa, general Raúl Isaías Baduel. Con más de una década de prisión es, no obstante, una especie de fantasma al que siempre ven con temor tanto Maduro como Cabello.
El mar de fondo de estas situaciones es la misma: el descontento continuo (y tal vez creciente) dentro de la FAN que no escapa de la realidad venezolana. Lo que lleva a colidir que este tipo de situaciones se van a repetir.
Aquí estamos ante una situación paradójica: la FAN es el pilar del régimen chavista, pero el propio régimen la ha ido minando y destruyendo. De manera similar a como ha hecho con la industria petrolera venezolana, su principal fuente de poder.