Daniel Gómez (ALN).- Armas para que los buenos ciudadanos se defiendan, militares en política para garantizar el orden, redes sociales dinámicas y atractivas, impuestos bajos, burocracia cero… Esta batería de medidas le sirvió a Jair Bolsonaro para ganar las elecciones en Brasil y le está sirviendo a Vox para ganar adeptos en España.
Jair Bolsonaro pasó de ser un desconocido a convertirse en presidente de Brasil. Al hartazgo de los brasileños con la política tradicional, se sumó un discurso nacionalista, militarista y liberal en lo económico que caló hondo en un país dividido, inseguro y pobre. De todo ello tomó nota Santiago Abascal, quien repite este libreto con su partido en España.
Abascal fundó Vox en 2013, la formación que ahora está agitando la política española con medidas radicales. Su última polémica tiene que ver con las armas. Propone liberalizar su venta y que los ciudadanos “honrados” puedan tener un arma en su casa -no portarla en la calle- para usarla en defensa propia.
“En Vox creemos que hay que ampliar el concepto de legítima defensa”, afirmó Abascal al portal armas.es.
La declaración del líder de Vox bien pudo ser de Bolsonaro. “Para garantizar el legítimo derecho a la defensa, como presidente voy a usar esta arma”, afirmó el mandatario señalando al bolígrafo con el que firmó un decreto que facilita la tenencia de armas a “los ciudadanos de bien”.
Se repite el argumentario en el tema de las armas y se repite también la imposición de una estructura militarista. El gabinete de Bolsonaro incluye a siete militares. Vox ya ha fichado a cinco para confeccionar las listas de cara a las elecciones generales del próximo 28 de abril.
En España incorporar militares en los equipos es una práctica habitual. Y lo es porque, como dice el último estudio de Socio Métrica, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y el Ejército, son las instituciones mejor valoradas en España, por encima de la monarquía, la prensa y la Iglesia.
Por tanto, que Vox fiche a militares responde a una razón política. De prestigio. De seriedad. De orden. Una estrategia que, por cierto, han venido usando los partidos en España en la última década.
En 2015 el Partido Socialista fichó a la excomandante Zaida Cantera, y en 2011 el exjefe del Estado Mayor del Ejército, Luis Alejandro, fue candidato del Partido Popular por Menorca. Aunque sin duda el caso más notorio fue el del general José Julio Rodríguez. Se unió a Podemos en 2015 para sorpresa de todos ya que fue la primera vez que se adentraba en política un exjefe del Estado Mayor de la Defensa, el segundo rango en las Fuerzas Armadas sólo por debajo del Rey.
¿Nostalgia de la dictadura?
Con los militares Vox no está haciendo nada nuevo. Simplemente reforzar esta línea de actuación. Pero hay un problema. Y es la línea política de estos militares. A Bolsonaro lo definieron como “un nostálgico de la dictadura” por esta salida de tono que tuvo en 1999. “La dictadura debería haber matado a 30.000 personas más, comenzando por el Congreso y el presidente Fernando Henrique Cardoso”.
Si bien Abascal nunca ha apoyado la dictadura de Francisco Franco, sí lo han hecho dos de sus fichajes. El jubilado Agustín Rosety, quien fue general de brigada de Infantería de Marina y ahora es cabeza de lista por Cádiz, suscribió el pasado verano un documento en defensa del dictador.
“Ante tal campaña [dice el texto refiriéndose a los planes del gobierno de Pedro Sánchez de sacar la tumba de Franco del Valle de los Caídos], militares de todas las graduaciones en situación de retirados y por tanto con pleno derecho de libertad de expresión, manifestamos y firmamos con esta declaración, la defensa de la figura militar del General Franco, hoy vilipendiada hasta extremos inconcebibles, sin ninguna objetividad, basados en la tergiversación de la Historia y con unos fines espurios que sonrojan a cualquier estudioso de la verdad histórica”, reza el texto que firmó Rosety.
Hace dos días, en una entrevista para la cadena de radio COPE, Fulgencio Coll, exgeneral y exjefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra, ahora candidato a la Alcaldía de Palma de Mallorca, dijo que “la figura militar [de Franco] fue brillante”.
“El franquismo tenía sus cosas buenas y sus cosas malas, pero no olvidemos que Franco cogió [a España] de una Guerra Civil terrible y la dejó a las puertas de la democracia”. Eso dijo el candidato de Vox.
Cabe recordar que, según el Banco Mundial, España es el cuarto país más seguro del mundo ya que por cada 100.000 habitantes se producen 0,7 asesinatos. Sólo cuentan con una estadística mejor Singapur, Holanda e Irlanda.
En el lado contrario está Brasil. El Banco Mundial lo ubica como el quinto país más inseguro del planeta con 26,7 homicidios por cada 100.000 habitantes, teniendo en cuenta además que la población de Brasil, de 209 millones de habitantes, es cuatro veces superior a la de España, de 46 millones.
Gran desempeño en las redes sociales
Aún así, Vox insiste en la legítima defensa y hace que su discurso cale entre los españoles usando con maestría las redes sociales. En esto también se parece a Bolsonaro, e incluso al presidente de Estados Unidos, Donald Trump.
“Somos nuestro propio canal de comunicación”, repiten desde Vox, justificando a la vez su escasa participación en medios. Ya se están dando los primeros debates políticos en España y Vox siempre declina las invitaciones. Rehúyen este tipo de actos para esquivar preguntas incómodas. ¿Por qué?
Vox sabe que puede llegar a la gente sin que sus dirigentes se expongan en los medios. Su mensaje se convierte en noticia igualmente. Se vio con la propuesta de las armas, portada en la mayoría de periódicos, digitales, televisiones y radios, así como objeto de crítica para partidos de la oposición.
🤔 En VOX creemos que hay que ampliar el concepto de legítima defensa para que no se produzcan situaciones tan injustas como la que vivieron los protagonistas de estas dos noticias:
⬇ HILO ⬇ pic.twitter.com/MYwLDrFo9I
— VOX 🇪🇸 (@vox_es) 20 de marzo de 2019
Uno como Javier Maroto, vicesecretario nacional de organización del PP y diputado, se equivocó al decir que Vox propone que “los españoles llevemos armas por la calle” cuando Abascal dejó bien claro que las armas no podían salir del hogar. Pero en tiempos de desinformación y posverdades, Maroto cayó en la trampa. Y Vox lo aprovechó.
“Fake news”, clamó Vox en un tuit en el que compartía la declaración de Maroto. “Fake news”, como hacía Trump, como luego hizo Bolsonaro. Un “fake news” que sirvió a Vox para reforzar su imagen ante un rival ideológico como el PP.
Sobre las redes sociales también hay que destacar que, en Instagram, la red social del momento, la que más usan los jóvenes, Vox es el partido favorito de los españoles con más de 200.000 seguidores y Abascal, con 180.000, el político más seguido.
En eso, salvando las distancias, también se parece a Bolsonaro. Mientras sus rivales en Brasil ignoraban la red social, este alcanzó la brutal cifra de 11 millones de seguidores. En América sólo le supera Trump.
Liberales en lo económico
El libreto económico de Vox también recuerda al de Bolsonaro por lo liberal. Apuesta por recortes drásticos de impuestos y dar fin a la burocracia. Tan agresivo es su programa tributario que Bernaldo de Quirós, académico del Cato Institute y uno de los economistas liberales más destacados de España, no lo avala.
“En este país tenemos la manía de creer que las bajadas de impuestos se autofinancian. Si no acompañas esa bajada de impuestos con una importante reducción del gasto lo único que logras es disparar el déficit. Y en el programa de Vox ese recorte no aparece”, declaró el economista a El Independiente.
Juan Ramón Rallo, otro de los economistas liberales más destacados de España, también carga contra el programa económico de Vox por considerarlo “irrealizable” y sin fundamento para sostener el estado de bienestar en España. Así se puede leer en El Confidencial.
Aquí se advierte otra diferencia con Brasil. España es un ejemplo de bienestar a nivel mundial. El país latinoamericano no. Y eso que sus niveles de gasto público son parecidos a los de España, como recordó hace una semana en la Casa de América de Madrid Enrique Alberola, jefe de la Oficina de las Américas del Banco de Pagos Internacionales.
“Brasil tiene un gasto público parecido al de España. ¿Dónde gastan este dinero? Ves buenas ciudades, capitales modernas, pero si rascas un poco ves la pobreza, ves el estado de los centros de salud… Brasil tiene ingresos fiscales de 40% del PIB, pero 10% de eso se va sólo en pensiones para gente que cuando cumple 50 años deja de trabajar”, comentó.
España, gracias a una estructura fiscal eficiente, ha garantizado el estado de bienestar. Brasil, con un modelo en números parecido, no ha garantizado servicios públicos de calidad, por lo que un cambio radical como el que prometió Bolsonaro no sólo era factible, sino “necesario”, como defendieron los expertos y la propia Bolsa, que se disparó cuando llegó a la Presidencia.
Un nuevo concepto de política
El mundo ha cambiado, como también ha cambiado la forma de entender la política. Desprivatizar los partidos, un libro escrito por el sociólogo Joan Navarro, vicepresidente de Asuntos Públicos de Llorente y Cuenca, y José Antonio Gómez Yáñez, profesor de sociología en la Universidad Carlos III, aborda precisamente estos cambios.
Armas para que los buenos ciudadanos se defiendan, militares en política para garantizar el orden, redes sociales dinámicas y atractivas, impuestos bajos, burocracia cero… Esta batería de medidas le sirvió a Bolsonaro para ganar en Brasil y le está sirviendo a Vox para hacerse notar en España
“A partir de la reducción del debate, los partidos han disminuido su capacidad para producir alternativas internas, ya sean nuevos liderazgos con capacidad de atracción social o posiciones políticas renovadas”, se lee en uno de los párrafos.
Al reducir el debate, la figura del líder se revaloriza. Y el ejemplo más claro se está viendo en la confección de las listas, donde PSOE, PP, Ciudadanos y Podemos están nombrando candidatos afines, rompiendo con la pluralidad que había anteriormente en sus formaciones.
“La competición electoral a cinco es más dura que a dos. Sobreactuando, con nivel de exposición altísimo, no hay tiempos políticos, todo ocurre en los próximos 10 minutos. Hay más presión, no con el ánimo de informar, sino con el ánimo de buscar las contradicciones”, dijo Navarro en una entrevista para Radio Nacional.
En esta batalla de las contradicciones Vox sale ganando porque no se contradice. Es un partido nuevo. Sin representación parlamentaria. Y sin nada que perder. A Bolsonaro también le pasó lo mismo y en un país como Brasil pudo aspirar a la Presidencia. ¿Vox puede hacer lo mismo?
El consenso de todas las encuestas publicadas hasta la fecha le da a Vox 11% de los votos y la llave de una posible triada de derechas como la que ya se vio en Andalucía, donde la formación de Abascal pactó con PP y Ciudadanos para impedir que el PSOE gobernara.