Ysrrael Camero (ALN).- En marzo, en el momento de establecerse un mando sanitario único en manos del gobierno central, algunas voces acusaron al gobierno de Pedro Sánchez de querer establecer una dictadura, a pesar de que otros gobiernos europeos tomaban medidas semejantes. Ante la llegada de una segunda ola de la pandemia, el nuevo Estado de Alarma depositó en las Comunidades Autónomas su administración. Hoy, las dificultades para detener el crecimiento del covid vuelven a colocar en la agenda pública la necesidad de un mando centralizado para establecer medidas más rígidas.
Las noticias llegan de varias partes de Europa: en París se declara el toque de queda, las restricciones crecen en Italia, Irlanda, Reino Unido, Grecia o Portugal. Con poco más de 1.800 casos en Irlanda se han cerrado los comercios no esenciales, y el gobierno confinó a los ciudadanos en casa, salvo para trabajar o hacer ejercicio en las cercanías, durante mes y medio.
Emmanuel Macron decretó cierres similares en Francia hasta el 1º de diciembre. El primer ministro británico, Boris Johnson, quien durante la primera ola se mostró reacio a limitar la actividad económica, decretó el confinamiento durante el mes de noviembre.
En la vecina Portugal, que fue escasamente afectada en la ola primaveral, se ha decretado una ampliación del cierre que afecta a siete de cada 10 habitantes, de más de un centenar de municipios.
Angela Merkel decretó en Alemania el cierre de lugares de ocio, incluyendo bares, restaurantes, cines y teatros. Similares protocolos empiezan a establecerse en países tan distintos como Grecia y Bélgica, al tiempo que Europa se convierte, nuevamente, en el área de máxima aceleración de la segunda ola de la pandemia del coronavirus.
Nadie quiere confinar en España, pero…
La economía española ha sido la más afectada en Europa por la crisis derivada de la pandemia. Las rígidas restricciones establecidas en primavera, que buscaban evitar que la curva de contagios superara las capacidades del sistema sanitario, no lograron detener el avance de la enfermedad. La desaparición de los turistas extranjeros golpeó directamente a su industria turística, así como a todos los servicios conexos.
Efectivamente, ningún decisor público en España quiere retornar a la política restrictiva de un rígido confinamiento sanitario como el de marzo. A pesar de que las cifras de contagios en España superan a las de los similares europeos, todos evitan hablar de un cierre general. El mismo ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha descartado la posibilidad de volver a un confinamiento sanitario.
El gobierno, al delegar en las Comunidades Autónomas la administración de las restricciones, como señalamos en un artículo anterior, por un lado, descentralizó las responsabilidades concretas, para que la respuesta se adecuara a las características de cada región, al tiempo que evitaba volver a ser acusado de tener cualquier tipo de pretensión autoritaria.
17 mapas distintos
Bajo la responsabilidad autonómica se han establecido 17 reglamentaciones distintas en España, y las cifras continúan llamando a la preocupación. Aunque Madrid y Cataluña siguen siendo las que concentran la mayor cantidad de casos acumulados, siguiendo los indicadores establecidos por el Ministerio de Sanidad, casi toda la Península se encuentra en máximo nivel de riesgo, muy por encima de la media europea, superando los 500 casos por cada 100.000 habitantes.
Las Baleares y la Comunidad Valenciana están en riesgo alto, aunque por debajo del máximo en que se encuentra la gran mayoría. Sólo las Islas Canarias parecen estar fuera de peligro, ya que sus datos se encuentran por debajo de la media peninsular, presentando un bajo nivel de riesgo. A pesar de ello, las restricciones establecidas en el Reino Unido han impactado de manera negativa en la posibilidad de rescatar la temporada turística de invierno en las islas.
Salvo Extremadura, Canarias, y casi la totalidad de las Baleares, en la mayor parte del territorio español se han establecido confinamiento perimetrales. En Galicia, en algunos municipios de Castilla-La Mancha, de Canarias y Baleares, se han tomado restricciones específicas distintas, dada la extensión de la enfermedad en las localidades. El gobierno extremeño, que no ha confinado perimetralmente su comunidad, sí ha establecido medidas restrictivas, propias de la fase 1 y 2 de la desescalada, en siete municipios, incluyendo Mérida, Cáceres y Badajoz.
Entre la cogobernanza y el mando único
Esta crisis ha puesto en tensión al Estado de las Autonomías, a su relación con el Estado central y a su efectividad en el cumplimiento de sus funciones. El primer problema es enfrentar el imperativo de la cogobernanza en medio de una crisis que afecta a todo el territorio nacional, aunque de manera diferenciada. Los mecanismos de coordinación vertical entre el gobierno central y las Comunidades Autónomas parecen requerir mecanismos más fluidos y permanentes de coordinación.
En segundo lugar, se convierte en otro imperativo la coordinación horizontal de las medidas tomadas entre gobiernos autonómicos contiguos, porque de lo contrario la confusión de la ciudadanía, que se traslada regularmente entre poblaciones cercanas, puede ser mayor que la incertidumbre que ya se está viviendo.
Algunas Comunidades han venido solicitando mayor coordinación por parte del gobierno central. Por ejemplo, el Principado de Asturias le ha pedido al gobierno español autorizar, durante 15 días, el confinamiento domiciliario de la región, así como la suspensión de toda actividad económica no esencial. El gobierno ha rechazado esta idea.
En la medida en que se pueda revertir la expansión del virus y se aleje de España la ola que está creciendo en el resto de Europa las posibilidades de un confinamiento general se alejarán. Eso implica revertir de manera significativa y con rapidez las tendencias que parecen estarse desarrollando.
El restablecimiento de un mando único para la crisis sanitaria es rechazado por la gran mayoría de los actores políticos, especialmente por los representantes del Partido Nacionalista Vasco (PNV), que parecen haber administrado con prudencia sus competencias forales para enfrentar la pandemia, y fueron reacios al mantenimiento de esa centralización durante la primera ola.
En una posición similar se encuentran los representantes del gobierno autonómico catalán. Debemos recordar que la presión de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC), fue una de las claves para que el gobierno de Sánchez no postergara su rendición de cuentas en el Parlamento hasta el año próximo.
Por ahora, la posición del gobierno de Pedro Sánchez parece clara, ni confinamiento domiciliario ni restablecimiento del mando único, sino restricciones a la movilidad y a las actividades de ocio en manos de los gobiernos autonómicos. Será el mismo comportamiento de la enfermedad el que puede modificar estos parámetros. Cada día cuenta.