Redacción (ALN).- Venezuela ha sorteado las sanciones económicas de Estados Unidos para recuperar su producción petrolera con la ayuda de Irán, un país con décadas de experticia en esas prácticas, advierten economistas.
El gobierno venezolano anunció hace un mes que había logrado producir un millón de barriles de crudo al día por primera vez desde febrero de 2019, cuando promedió 1,1 millones de barriles de petróleo por jornada.
El poder ejecutivo presidido por Nicolás Maduro había anunciado a principios de 2021 que elevaría su cuota de producción a dos millones de barriles por día, luego moderó su meta a 1,5 millones y, finalmente, la cifró en un millón. El dignatario, hace poco, prometió de nuevo aumentarla hasta dos millones.
Expertos están escépticos. Es “improbable” que Venezuela haya alcanzado siquiera una producción promedio de un millón de barriles de petróleo en diciembre, según el director del Programa de Energía Latinoamericana del Instituto Baker de la Universidad Rice, Estados Unidos, Francisco Monaldi.
La cifra de producción reportada oficialmente por el mismo gobierno fue de 871.000 barriles diarios, de hecho. Las fuentes secundarias indican que ese registro se ubicó en 681.000 barriles, es decir, 190.000 barriles menos.
Para Monaldi, sí es creíble que la industria venezolana haya alcanzado un millón de barriles en un solo día “excepcional”. “El promedio estuvo muy por debajo de eso”, comenta el especialista en mercados energéticos a la Voz de América.
El gobierno de Maduro recurre a algunos “trucos” para engrosar sus cifras de producción petrolera, subraya. “Está incluyendo (en sus números) el diluyente importado, los condesados de Irán. Lo mezcla con el crudo venezolano y eleva los volúmenes. Eso no es aceptable, porque no es producción venezolana”, dice.
En septiembre, se anunció un acuerdo de intercambio entre las empresas estatales PDVSA y la Compañía Nacional de Petróleo de Irán, conocida como NIOC. Fue clave para generar crudo de exportación con el petróleo extrapesado que extrae Venezuela en su principal región productora, la Faja del Orinoco.
El petróleo de esa región oriental, limítrofe con Guyana, es sumamente pesado, rico en azufre, y su mezcla con diluyentes iraníes lo convierte en crudo mediano, una versión comercialmente más atractiva para los mercados internacionales.
Monaldi asegura que Venezuela mide también su petróleo sin separarlo del “alto contenido” de agua con el que se extrae y procesa naturalmente. “Hay una serie de eventos que nos indicarían que esas cifras están abultadas”, sostiene.
De Rusia a Irán
Venezuela reportó a mediados de 2020 una producción de 393.000 barriles de crudo al día, su cifra más baja en décadas. Monaldi reconoce, en ese contexto, que el país sí ha aumentado su producción comparada con aquel nivel.
El país suramericano llegó a esos números, en parte, por las sanciones económicas de Estados Unidos contra el sistema financiero del chavismo; sus medidas contra una filial de la estatal rusa Rosneft, aliada de Venezuela; y el desplome de los precios mundiales del petróleo por el COVID-19, explica.
Venezuela debió entonces, hace año y medio, cerrar pozos por la falta de venta de su producción y llenó sus inventarios, incluso en barcos en alta mar.
Su alianza con Irán, empero, la ayudó a “establecer estrategias” para evadir sanciones extranjeras y recuperar sus operaciones a medida que los mercados internacionales comenzaron a recuperarse del efecto de la pandemia, indica
Con la asesoría de Irán, un país sancionado por Estados Unidos desde 1979, Venezuela recurrió progresivamente al uso de barcos fantasmas para transportar su crudo, con GPS apagados e identidades falsas, afirma.
La agencia de noticias Reuters publicó a finales del año pasado reportes sobre maniobras de esa naturaleza. Los textos mencionaban documentos oficiales y declaraciones de voceros de Irán.
“Otra estrategia fue trasvasar petróleo en el mar. Esos barriles terminan en las refinerías independientes de China, como si viniera de otros países, como Malasia. No aparecen como barriles venezolanos”, asevera el economista.
Un funcionario del Ministerio de Petróleo de Irán aseguró el año pasado a Reuters que las sanciones de Estados Unidos “no pueden impedirnos hacer negocios entre nosotros”, en referencia a sus acuerdos con Venezuela.
En diciembre, Maduro anunció que visitaría Irán para conocer a su homólogo Ebrahim Raisi, quien lo invitó. La reunión servirá para “firmar nuevos acuerdos, nuevos documentos, acelerar los procesos de cooperación en todos los planos”, dijo en una entrevista con el canal satelital de noticias Al Mayadeen Español.
Trueque con Irán
En septiembre pasado, Irán comenzó a realizar swaps o trueques con Venezuela de su condensado, una mezcla de hidrocarburos líquidos de baja densidad presentes en el gas natural crudo, a cambio del crudo pesado suramericano.
“Envía alrededor de 50.000 barriles diarios de condensado y Venezuela le envía 100.000 o 110.000 barriles diarios de crudo pesado, de la mezcla de crudo de la Faja del Orinoco con diluyente, que Irán se encarga de vender”, explica Monaldi.
“Esa es la estrategia que Irán usa. El dinero lo depositan intermediarios en Rusia y luego llega a Venezuela, a veces incluso en efectivo. Toda esa estructura de lavado lo montaron con ayuda de Irán y había gente como Alex Saab”, añade.
VOA