Daniel Gómez (ALN).- El discurso antimperialista del régimen bolivariano no sirve de mucho. La última encuesta del Pew Research Center indica que Venezuela es la nación de América Latina que menos desconfía del gobierno de Donald Trump, justo cuando la imagen de la Casa Blanca luce muy deteriorada.
Cinco meses le bastaron a Donald Trump para hundir la imagen de Estados Unidos. El último informe del Pew Research Center reseña que solo un 49% de los extranjeros tiene una percepción positiva del presidente. Cuando Barack Obama ejercía de mandatario era del 64%. La pérdida de confianza es generalizada. Salvo excepciones, todas las regiones recelan de Trump. En América Latina nadie lo aprueba. Pero algo llama la atención: Venezuela es el país que menos desconfía del presidente.
Desde que existe el régimen bolivariano, los presidentes venezolanos señalan a EEUU como enemigo de primer orden. La frase de Hugo Chávez en referencia al exmandatario George Bush en la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU) -“En este lugar huele a azufre”- sigue vigente en el ideario bolivariano. Un modelo de gobierno que, tal como narró ALnavío, se ha basado en la descalificación continua.
Todos los países de América Latina suspenden al gobierno de Donald Trump
La última alusión al “imperialismo yanqui” data de este lunes. Maduro afirmó en su programa de televisión que el presidente del Parlamento, Julio Borges, está ideando “una intervención de Estados Unidos” en Venezuela.
Esta paranoia no es ajena para Pew Research Center. Los números del estudio muestran que la confianza de Venezuela en el gobierno de Donald Trump es de 20 puntos sobre 100. Indicador que, por pequeño que luzca, es el más alto en Latinoamérica, y que, a su vez, hace cierta la frase que entonó Nicolás Maduro cuando fue elegido Trump: “Peor que Obama no será”. Y según el informe, mucho peor no lo está siendo. La variación es de solo seis puntos con respecto al 2015.
¿Cómo ven en México a Donald Trump?
Pew Research Center es un think thank con sede en Washington que brinda información sobre tendencias en Estados Unidos y también del mundo. Sin ir más lejos, este junio analizaron la influencia del Brexit en las elecciones de Reino Unido. Para el estudio sobre el gobierno de Trump, la institución señala que realizó 40.000 encuestas entre 37 naciones. Venezuela, Brasil, Chile, México, Perú y Argentina fueron las representantes de América Latina.
Como era de esperar, México es el país que peor imagen tiene de Donald Trump. No solo de América Latina, sino de todo el mundo. Las palabras no se las lleva el viento. Los insultos de Trump durante la campaña -calificó a los mexicanos como “violadores” y “criminales”- no se olvidan, como tampoco el anuncio de construcción del muro. De ahí el cinco sobre 100 que otorga la encuesta Pew a Estados Unidos.
Chile aparece en segundo lugar. La confianza en Trump es de 12 puntos, cuando en 2015 la de Obama era de 60. Luego está Argentina, con 13 y una variación frente a Obama de 27. La confianza en Brasil es de 14, en Colombia de 15 y en Perú de 17. Suspenso general en Latinoamérica que deja el curioso caso de Venezuela: el discurso oficial antiestadounidense más marcado de todos es el que menos desconfía de Trump. Ni aquí triunfó Maduro.
Ampliando el espectro, otro dato curioso que arroja la encuesta Pew es que España, seguida de México, es el segundo país que más recela de Donald Trump. Y eso que las instituciones públicas prefirieron guardar cautela. Los pronunciamientos tanto del presidente Mariano Rajoy como del canciller Alfonso Dastis siempre fueron comedidos. También llama la atención el viraje de Rusia, que, junto a Israel, son los únicos países que tienen una mejor perspectiva del Gobierno estadounidense. En el Rusiagate puede estar la explicación del caso ruso.
Como explicación al deterioro de la imagen de Estados Unidos -está a niveles del mandato de George Bush- Pew apunta hacia el carácter de Trump, así como a sus políticas tildadas de impopulares. Como ejemplo, el informe cita la construcción del muro en la franja que separa EEUU y México, y también la renuncia a los acuerdos medioambientales firmados en la Cumbre del Clima de París.