Leticia Núñez (ALN).- Adiós a los reyes del desayuno en Venezuela. El país tenía el privilegio de contar con una de las 18 fábricas que Kellogg’s posee en todo el mundo. Hasta ayer. La firma estadounidense puso fin a 57 años de operaciones en Venezuela debido a la crisis económica provocada por el régimen de Nicolás Maduro. Se va una empresa global, presente en 180 naciones. Ni el tigre Tony ni el gallo Cornelio soportan la deriva.
Venezuela era uno de los elegidos por Kellogg’s. La compañía estadounidense, líder en el mercado de cereales, tenía en Maracay una de las 18 fábricas que posee en todo el mundo. Desde allí suministraba Corn Flakes, Special K y Choco Krispies a prácticamente cualquier rincón del planeta. Porque Kellogg’s está presente en 180 países. Hasta ayer. De la lista se cae Venezuela. Se esfuma el privilegio.
La compañía cesó las operaciones en el país de manera indefinida debido a la crisis económica que ha provocado el régimen de Nicolás Maduro. “El deterioro de la situación económica y social en el país ha obligado a que la compañía detenga sus operaciones y salga”, señaló Kellogg’s en un comunicado. Se suspende la distribución y la comercialización de los productos en todo el país. Hasta las Zucaritas del tigre Tony y el gallo Cornelio, emblemas de la marca, se van de Venezuela.
Ahora ese privilegio recae en 17 países: Canadá, Estados Unidos, México, Colombia, Ecuador, Brasil, España, Alemania, Gran Bretaña, Sudáfrica, Rusia, India, China, Tailandia, Corea del Sur, Japón y Australia.
Pese a que la fuga de empresas no ha parado en la administración de Nicolás Maduro, la de Kellogg’s no es una marcha cualquiera. Llevaba 57 años operando en Venezuela. Empleaba a más de 550 personas y producía 75% de los cereales listos para comer que se comercializan en el país, según datos de la compañía. Venezuela llegó a ser su segundo mercado más importante en América Latina por detrás de México.
A nivel global, se trata de una empresa con 120 años de trayectoria, casi 13.000 empleados y ventas de más de 13.000 millones de dólares en 2016. La historia de Kellogg’s se inició con el experimento de W.K. Kellogg y su hermano John Harvey al crear los primeros copos de cereales por casualidad tras olvidar el trigo cocido dentro del horno y tostarlo de nuevo. Así obtuvieron unos copos ligeros y crujientes que después se convirtieron en la receta de Corn Flakes.
Kellogg’s ha sido un emblema para muchas familias. “Dele a sus hijos un desayuno con todos los hierros. Cereales Kellogg’s les aportan buena nutrición y el hierro que necesitan para crecer fuertes y ágiles”, rezaba la publicidad de la marca en Venezuela en los años 90. Incluso en la actualidad, cuando imperan la escasez de alimentos y el hambre en muchos hogares venezolanos, era una buena solución para que muchos niños empezaran el día con fuerza.
El caso Kellogg’s impacta uno de los sectores de por sí más golpeados por la crisis: el de los alimentos. Escasos en muchos casos e impagables en otros tantos teniendo en cuenta que el ingreso básico apenas alcanza para comprar un kilo de carne.
En 2016 Kellogg’s desconsolidó el negocio en Venezuela de las cuentas globales
Además, la falta de insumos –que no pueden ser importados por falta de dólares- hace que el sector privado sólo pueda abastecer 25% del consumo, según la Confederación de Asociaciones de Productores Agropecuarios (Fedeagro). De acuerdo con sus datos, la producción de maíz blanco –básico en la dieta- sólo cubre 20% de la demanda. A ello se suma que 85% de la maquinaria agrícola es obsoleta, pues desde hace al menos tres años no se asignan divisas para la compra de repuestos.
Por ello, la fábrica, con una figura gigante del tigre Tony presidiendo la entrada, se va de una Venezuela “en ruinas”, como asegura el periódico estadounidense The Washington Post. El diario recoge las declaraciones de Omar Rodríguez, que trabajó 26 años en Kellogg’s y ahora no sabe cómo dará de comer a sus tres hijos. “Va a ser un duro golpe. ¿Qué voy a llevar a casa? Nada”.
Las medidas comenzaron en 2016
En 2016 Kellogg’s desconsolidó el negocio en Venezuela de las cuentas globales por el impacto negativo del sistema de control de cambio. En el informe de resultados de 2017 destacó “el empeoramiento del acceso a materias primas y una importante caída relacionada con el volumen de producción en el cuarto trimestre”. Las interrupciones en la cadena de suministro, la hiperinflación y el acceso limitado a dólares para importar bienes hicieron el resto hasta llegar al cierre de este martes.
Según explicó la compañía en un comunicado, “todos los activos, compromisos y garantías legales han sido cubiertos por Kellogg’s a favor de sus empleados, clientes y proveedores de Venezuela”.
El caso Kellogg’s impacta uno de los sectores de por sí más golpeados por la crisis: el de los alimentos
La reacción del presidente venezolano, Nicolás Maduro, no tardó en llegar. Anunció que pedirá el código rojo a la Interpol para los dueños y accionistas por marcharse de forma “ilegal”. Asimismo, dio instrucciones “para que se apoyara a los trabajadores legalmente, logísticamente y la empresa continúe produciendo sus productos para el pueblo de Venezuela sin ningún problema”.
Se repite la situación de otras multinacionales como la estadounidense Kimberly&Clark, una empresa de productos de cuidado personal que cerró operaciones en el país en 2016 y su fábrica fue confiscada por el Gobierno. Lo mismo sucedió con Clorox, intervenida por el gobierno de Maduro en 2014.
También abandonaron Venezuela General Motors, Pirelli, United Airlines y Suramericana de Soplados. Todas agobiadas por la recesión y la hiperinflación, estimada en 13.865% para 2018 según el Fondo Monetario Internacional (FMI). Otras como Coca-Cola y Colgate han cesado temporalmente o recortado las operaciones.
Tres millones de trabajos perdidos
La principal patronal de Venezuela, Fedecámaras, indicó que en los últimos 20 años de Gobierno chavista han cesado operaciones más de 1.000 compañías de todos los sectores como consecuencia de la crisis y de los controles del Estado sobre la empresa privada, tal como recoge la agencia EFE.
Por su parte, la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) señaló que desde 2015 se han perdido tres millones de puestos de trabajo por el cierre de compañías y a finales del año pasado advirtió que podría ocurrir un cierre masivo de empresas si el Gobierno no corregía las políticas económicas. “Hay empresas en una situación más precaria de lo que habíamos percibido (…) Estamos cayendo por el barranco de forma precipitada, estamos viviendo un drama”, señaló en diciembre Juan Pablo Olalquiaga, presidente de Conindustria, tal como informó Konzapata.com.