Pedro Benítez (ALN).- A esta fecha hay sólo cuatro países de América sin un plan nacional de vacunación contra el coronavirus: Cuba, Nicaragua, Haití y Venezuela. El gobierno cubano apuesta a sus propias vacunas aún en desarrollo. Por su parte, en Nicaragua y Haití no se han realizado compras de vacunas ni se han anunciado planes para inmunizar a su población. En Venezuela el gobierno de Nicolás Maduro sólo ha efectuado una inmunización parcial, y muy limitada, de los altos cargos políticos y de parte del personal de salud, siendo el único país suramericano sin un plan de vacunación en marcha. Además, es el único en el que sus autoridades han rechazado expresamente el mecanismo Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS) dirigido a garantizar las dosis necesarias para las naciones pobres.
Luego de una frenética carrera por desarrollar en cuestión de meses un grupo de vacunas en contra de la más grave pandemia que la humanidad ha conocido en 100 años, hay cuatro gobiernos latinoamericanos que a esta hora no tienen planes de vacunación nacional en marcha contra el covid-19. Tres en el área del Caribe: Cuba, Nicaragua y Haití. Y uno solo en Suramérica: Venezuela.
En el resto de la región las campañas de inmunización contra el coronavirus han comenzado con tropiezos, escándalos y disputas políticas. Pero se han iniciado.
Encabeza la carrera Chile, cuyo gobierno fue el primero en cerrar contratos a lo largo del año pasado con las grandes farmacéuticas de Europa, Estados Unidos y China (Pfizer-BioNTech, Sinovac, Oxford-AstraZeneca y Janssen), lo que le ha permitido a ese país disponer de un amplio inventario y empezar la vacunación el pasado 24 de diciembre. El plan del gobierno chileno promete vacunar a 15 de los 18 millones de habitantes de ese país para el mes de junio. En este momento todo su personal sanitario y la población mayor de 70 años han sido inmunizados.
En Brasil, luego de meses de disputas políticas por el negacionismo del presidente Jair Bolsonaro, la presión del Congreso y de los gobernadores de los estados lo obligó a cerrar un contrato por 70 millones de dosis con Pfizer-BioNTech y otros 100 millones de dosis con AstraZeneca.
En Argentina y Perú el proceso comenzó con los escándalos por la vacunación VIP, donde ministros, diputados, familiares y amigos se beneficiaron de los privilegios de sus conexiones políticas para acceder a las vacunas a espaldas del resto de la población. El presidente Alberto Fernández le apostó fuerte a la vacuna rusa Sputnik V, pero las iniciales dudas sobre la efectividad de esta para mayores de 60 años, así como los problemas de los laboratorios de Rusia para atender la demanda argentina, le han obligado a mirar a otros proveedores como AstraZeneca y Pfizer. No obstante, el gobierno argentino estima poder aplicar 60 millones de dosis en todo el país para junio. 22 millones serán de AstraZeneca.
En México el plan de vacunación consta de cinco etapas, empieza con el personal sanitario y luego se aplicará de acuerdo a la edad, comenzando con las personas de 80 años o más. Se espera que se extienda hasta marzo de 2022.
En Colombia el gobierno del presidente Iván Duque comenzó su plan de vacunación contra el coronavirus en febrero, con la adquisición de 10 millones de dosis a Pfizer-BioNTech. Su meta es inmunizar este año a 14 millones de personas que se consideran de alto riesgo. El resto de los 36 millones de habitantes no se vacunarán hasta el 2022.
Bolivia arrancó su plan de vacunación con 6.000 vacunas Sputnik V y 3,6 millones de dosis suministradas de forma gratuita por la iniciativa Covax de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que se han ido aplicando al personal sanitario y a la población de alto riesgo. Pero eso es sólo el 20% de las dosis que el país necesita, por lo que su gobierno está comprando a Pfizer, Moderna, Sinovac, Sinopharm y AstraZeneca.
En el resto de la región se han acogido al mecanismo Covax para iniciar sus planes de inmunización, por lo cual la vacuna predominante en Jamaica, Bahamas, Aruba, Curazao, Anguila, Montserrat, Dominica, San Cristóbal y Nieves, Barbados, y Trinidad y Tobago es la de AstraZeneca.
República Dominicana es, según los datos de su gobierno, el segundo país de Latinoamérica que más vacunas ha administrado por cada 100.000 habitantes después de Chile. Junto con Costa Rica, se beneficia de Covax, pero los dos países complementarán sus planes con Pfizer.
En el Caribe el gobierno cubano es el único que apuesta a sus propias vacunas (Soberana 01, Soberana 02, Mambisa y Abdala) pero estas aún están en fase de desarrollo mientras los casos de coronavirus se multiplican por toda la isla. No se ha divulgado ningún plan de vacunación.
En los casos de Nicaragua y Haití, ni hay ni se esperan planes de vacunación, aunque el mecanismo Covax ya les tiene asignados varios centenares de miles de dosis gratuitas que sus gobiernos aún no han solicitado.
Una actitud desconcertante
Pero de todos los países de la región, Venezuela es el único donde las autoridades anunciaron abiertamente (el pasado mes de febrero) que el grupo prioritario en la aplicación de las vacunas serían los miembros del alto gobierno, los gobernadores, alcaldes, diputados, activistas del partido oficial (y su círculo familiar) y el personal sanitario. En ese orden.
Nicolás Maduro no ha intentado ocultar lo que ha sido un escándalo en otros países de la región. Por el contrario. Este fin de semana volvió a recordar que él “ya se vacunó”. Mientras tanto, el número de médicos que fallecen todos los días en Venezuela víctimas del covid va en aumento.
Fuera de eso no se sabe cómo se han distribuido las 200.000 dosis de la vacuna rusa Sputnik V que llegaron en febrero y las 500.000 de la vacuna Sinopharm donadas por China.
La vicepresidenta ejecutiva, Delcy Rodríguez, asegura que pagaron 200 millones de dólares por la Sputnik V.
Un acuerdo previo alcanzado entre los representantes de Maduro y de Juan Guaidó, que como presidente reconocido por un grupo importante de países controla buena parte de los activos venezolanos en el exterior, permitió aprobar el desembolso de 18 millones de dólares para la entrega de las vacunas de Covax.
Pero el acuerdo se frustró cuando la vicepresidenta de Maduro anunció que el país no recibiría las vacunas de AstraZeneca.
Otra propuesta de la patronal venezolana, Fedecámaras, dirigida al gobierno de Maduro para un programa de vacunación contra el covid para los trabajadores del sector privado, no ha sido contestada.
Esto en un momento en el cual todo parece indicar que en Venezuela el número de contagios y fallecidos por el coronavirus se dispara dramáticamente.
El presidente de la Academia Nacional de Medicina, Enrique López Loyo, asegura que con el acuerdo Covax, Venezuela podría inmunizar a 5,7 millones de personas usando la vacuna de AstraZeneca. Estima que la cobertura de vacunación contra el covid-19 en Venezuela no llega al 5% de la población.
No obstante, Maduro parece satisfecho con esta situación donde la élite que le rodea está (aparentemente) inmunizada. Para muchos es difícil explicar lo que luce como una actitud desconcertante. Bien sea porque hace uso instrumental de la situación en su campaña en contra de las sanciones, o porque espera por las vacunas de factura cubana, lo cierto es que Venezuela no tiene hoy un plan nacional de vacunación contra el covid-19.