Reinaldo Iturbe (ALN).- La dispersión de fuerzas de la oposición en las elecciones regionales celebradas el pasado 21 de noviembre han dejado varias lecciones. La primera es que el fracaso de la vía insurreccional no solamente queda ratificado, sino que, además, golpea severamente el ánimo de la base opositora y repercute en los resultados electorales. Y la segunda lección es que los números tienen sus letras pequeñas, pues el voto atomizado no chavista superó al voto chavista que se agrupa en la tarjeta del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela.
Un análisis comparado de las regionales de este año con las de 2017 pone a las fuerzas democráticas en situación de retroceso, aunque hubo avance en número de alcaldías conquistadas por ese voto «no chavista» que se divide en tres alas: la MUD (que agrupa teóricamente a los partidos más grandes de la oposición); la Alianza Democrática (con tarjetas de partidos judicializados) y los independientes. Un claro ejemplo de esto último ocurrió en Caracas. El voto independiente que agrupó Antonio Ecarri superó al candidato de la MUD, Tomás Guanipa.
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Los resultados globales, no obstante el número de gobernaciones y alcaldías conquistadas, ratifica que el voto no chavista es mayoría aun en las pésimas condiciones de atomización de la oposición y del desgaste de la vía insurreccional.
Pero de las regionales emerge un posible candidato presidencial para el 2024. Se trata de Manuel Rosales Guerrero (Un Nuevo Tiempo, socialdemócrata) quien ganó la Gobernación del Zulia, el corredor electoral más grande junto a Caracas y Miranda.
Rosales fue gobernador de la entidad y también candidato presidencial. Compitió contra Hugo Chávez en 2006. Perdió. Pero fue el encargado de retornar a la oposición a la vía electoral, luego de que esta cometiera el error de abstenerse en las legislativas de 2005. El error de la abstención le permitió a Chávez una cómoda mayoría absoluta en Cámara que trajo como consecuencia la designación de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia claramente identificados con el oficialismo.
Exiliado y prisionero
Rosales también se exilió y tras su retorno fue hecho prisionero. Su salida de la cárcel significó un regreso a la política del contacto directo con la base. Del cara a cara. Ahora, tras ser proclamado gobernador, emerge como un posible precandidato presidencial.
En su discurso al conocerse los resultados electorales, Rosales fue el único opositor (junto a Henrique Capriles, que también aspira a la Presidencia) que admitió abiertamente los errores de las fuerzas democráticas.
«Puedo contarles lo duro que fue el tema de las candidaturas. Horas de desgaste porque tenemos muchos actores de la política que anteponen sus egos personales por encima de lo grande que es la lucha por el cambio en Venezuela», dijo en una alocución.
Y luego disparó: «Por falta de unidad la oposición perdió más de diez gobernaciones. Eso es bueno que se sepa y se hable con claridad».
¿Unificará Rosales a la oposición rumbo a las presidenciales de 2024?