Leticia Núñez (ALN).- Dos de los economistas venezolanos más brillantes coinciden en que Venezuela tiene que pedir donaciones “a los gobiernos ricos del mundo”. Así lo plantea Miguel Rodríguez, expresidente del Banco Central venezolano. Se refiere, por ejemplo, a EEUU y China. Por su parte, Ricardo Hausmann, uno de los economistas más influyentes de Latinoamérica, cifró en 20.000 millones de dólares las donaciones que requiere el país para salir del colapso. Eso sí, ambos se refieren a que lo logrará un nuevo gobierno.
Quédense con una palabra: donaciones. Es lo que hace falta para que Venezuela salga del colapso. Para que inicie la recuperación económica. Así lo plantean los dos economistas venezolanos más brillantes: Ricardo Hausmann y Miguel Rodríguez. Y eso, de cierta forma, es apelar a la solidaridad de EEUU, de China, también de la Unión Europea y, por supuesto, de América Latina con Venezuela, que ha pasado de ser un país donante a un país urgido de donaciones para resolver la crisis interna. Todo ello condicionado a que cambie el gobierno.
Rodríguez, quien fue jefe de la Oficina de Coordinación y Planificación -antecesora del Ministerio de Planificación- y presidente del Banco Central de Venezuela en el segundo gobierno de Carlos Andrés Pérez (1989-1993), tiene claro que hay que “pedirle donaciones importantes a los gobiernos ricos del mundo, que saben que Venezuela puede convertirse en un factor decisivo de la economía mundial en los próximos 20 años”.
Así lo defiende en un vídeo publicado en YouTube. No se queda ahí. Da nombres. Habla de pedirle “donaciones importantes” al Gobierno estadounidense. También a China. A su juicio, “la mejor donación de China sería condonar el 70% de la deuda que Caracas tiene con Pekín”. Se refiere al esquema acordado por el presidente Hugo Chávez hace casi una década por el que Pekín le prestó a Caracas unos 50.000 millones de dólares que se cancelan con envíos de petróleo. No obstante, Venezuela se ha encontrado con serias dificultades para hacer frente a sus obligaciones ante la caída del precio del crudo y la cada vez menor producción de la petrolera estatal, Petróleos de Venezuela (PDVSA). China cerró el grifo del crédito a Venezuela el pasado junio.
Hausmann: “Hay mucha disposición por parte de todos de ayudar a un futuro gobierno de Venezuela”
Donaciones porque, tal como recuerda Rodríguez, Venezuela “está sufriendo la crisis humanitaria más grande de la historia de América Latina y está afectando a Colombia, Ecuador, Perú y Brasil por la migración masiva de venezolanos”. Naciones Unidas cifra el éxodo venezolano en 2,3 millones, mientras que la firma Consultores 21 lo eleva a más de cuatro millones. Así pues, lo que podría parecer un chantaje es una razón geopolítica. Todos estos países necesitan respuestas. Lo que comenzó como un tema electoral, se ha convertido en un potencial peligro que podría desestabilizar la región.
De donaciones también habló Ricardo Hausmann, exministro de Planificación de Venezuela y jefe de la Oficina Presidencial de Coordinación y Planificación (1992-1993) en el gobierno de Carlos Andrés Pérez. Después, se desempeñó como economista en jefe del Banco Interamericano de Desarrollo (1994-2000) y en la actualidad es profesor de Economía del desarrollo en laUniversidad de Harvard y uno de los economistas más influyentes de América Latina.
En un artículo publicado en julio en The New York Times bajo el título Cómo salvar a Venezuela, que elaboró junto con los economistas venezolanos Miguel Ángel Santos y Douglas Barrios, Hausmann afirmó que el país necesita una donación de 20.000 millones de dólares como la que se hizo a Haití entre 2009 y 2011.
Después, en declaraciones al diario ALnavío, Hausmann aseguró que “hay mucha disposición por parte de todos de ayudar a un futuro gobierno de Venezuela”. Porque si algo tiene claro es que tendría que ser un gobierno nuevo. “No me puedo imaginar el fin de la pesadilla sin el fin del régimen”, manifestó rotundo (Ver más: Hausmann: La pesadilla económica en Venezuela no se acabará si no se acaba el régimen chavista).
Esta es una idea que también apoya Miguel Rodríguez. “La expansión económica tiene que ser con un gobierno cuya única ideología, cuya única religión sea la total devoción por la democracia, por la alternancia democrática”, dice para agregar: “Que tenga un respeto total a los derechos humanos y devoción total a la honestidad para erradicar la corrupción que en los últimos 20 años ha devorado a Venezuela”.
Habla sin tapujos. Asegura que buena parte de “los recursos petroleros y la deuda externa venezolana descansa en cuentas multimillonarias en el exterior de gente del Gobierno y empresarios que de manera ilícita han hecho fortunas inmensas con proyectos que no sirven para nada”. Y concluye: “Fue una orgía de derroche”.
De ahí el llamamiento del expresidente del Banco Central venezolano a todos los gobiernos. A Estados Unidos y China, por un lado. Y a Latinoamérica, por otro. Porque la región es la principal afectada por el imparable éxodo venezolano. Impera la necesidad de que los países latinoamericanos unan sus voces y ejerzan presión para que Washington y Pekín, además de la Unión Europea, especialmente España, Alemania y Francia, hagan realidad estas ideas.
Hasta el momento, Colombia, Brasil, Ecuador y Perú se han mostrado receptivos ante la crisis humanitaria. Pero aceptar este concepto debería desembocar en otro paso: acciones concretas, llevar a cabo las donaciones.
Como recuerda Hausmann, las donaciones son un instrumento ordinario de la ayuda al desarrollo. A menudo, los países tienen tan baja capacidad económica que ayudarlos con préstamos los hace financieramente inviables. El primer ejemplo en el siglo XX fue el Plan Marshall en 1948. “Después de finalizada la Segunda Guerra Mundial los países estaban tan sobreendeudados con obligaciones y reparaciones de guerra que nadie estaba dispuesto a invertir o a prestar. Para romper este impasse, EEUU diseñó un plan de donaciones y exigió que le perdonasen las reparaciones a Alemania porque de otra forma colapsaría. En el año 2000, los países miembros del Banco Mundial decidieron perdonar la deuda de los países pobres y convertir los nuevos préstamos en donaciones para evitar repetir el ciclo de sobreendeudamiento. Las donaciones han sido la base de la ayuda a Afganistán, Irak, Palestina, Jordania y Haití, entre otros. La catástrofe económica de Venezuela es similar o superior a las de estos países, por lo que el tratamiento necesario también se asemeja”, explica.
¿Efecto dominó en Cuba y Nicaragua?
Ya ven. Venezuela ha pasado de ser un país donante a uno necesitado de donaciones. En el mandato de Hugo Chávez, Caracas era el banco que financiaba a la izquierda latinoamericana. En especial, a los regímenes de La Habana y Managua. Después del colapso, Venezuela se vio incapaz de prestarle dinero a nadie. Y las consecuencias ya son palpables.
Rodríguez: “Tenemos que convertir a Venezuela en un país solvente y honesto ante el resto del mundo”
En los últimos dos años, el declive económico de Venezuela se traduce en menos donaciones de petróleo. Además de la hiperinflación, la producción petrolera registra la tasa más baja de su historia. En los tiempos de bonanza, en los años 80, llegó a producir 3,5 millones de barriles al día y hoy se sitúa sobre los dos millones. Esto implica que las exportaciones a Cuba han ido cayendo desde 2015. Sin embargo, “cerca de 100.000 bpd [barriles de petróleo al día] son todavía enviados con subsidios y financiados a Cuba y Petrocaribe”, tal como señaló a la agencia EFE Francisco Monaldi, profesor de Políticas de Energía de laUniversidad Rice de Texas, Estados Unidos.
En el caso de Nicaragua, el país recibió subsidios de parte de Venezuela por más de 3.000 millones de dólares hasta que llegó el colapso, apuntó Joaquín Villalobos, exguerrillero salvadoreño y consultor para la resolución de conflictos internacionales en un reciente artículo de El País (Leer más: Si cae Cuba, caen Venezuela y la izquierda latinoamericana).
Más medidas
Al margen de las donaciones, tanto Miguel Rodríguez como Ricardo Hausmann coinciden en que Venezuela requiere un programa financiero de 60.000 millones de dólares, similar al que el Fondo Monetario Internacional (FMI) otorgó a Argentina el pasado junio. Y una reestructuración de la deuda como la que se realizó en Irak.
Rodríguez argumenta la reestructuración de la deuda así: “No pagar ni un centavo en los próximos dos años con el compromiso de pagar una deuda reducida en un 70% de dos años en adelante”. Algo que ya se logró en 1989 con el gobierno de Carlos Andrés Pérez. La probabilidad de default era alta, por lo que el Ejecutivo recurrió al FMI para que le otorgase recursos con el fin de salir de la crisis de liquidez y reestructurar la deuda externa, que era una pesada carga para la república. A su llegada al poder en 1989, Pérez se encontró un país con un déficit fiscal de 6,1% del PIB y una inflación que alcanzaba 29,5%. La deuda exterior ascendía a más de 30.000 millones de dólares. Al final de su gobierno, el índice de miseria bajó 30%.
En cambio, el gobierno de Nicolás Maduro en sólo dos años pagó 70.000 millones de dólares en intereses y tuvo que vender activos en el exterior. Citgo, filial de PDVSA en Estados Unidos, está siendo objeto de medidas de embargo.
Ahora, según Rodríguez, Venezuela también debe acordar ayudas entre 60.000 y 70.000 millones de dólares con el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).
El economista venezolano aporta algunas ideas más:
– Ir a un programa masivo de inversiones en infraestructuras
– Apostar por “las dos grandes cosas de las que depende cualquier país”: la educación y la sanidad
– Desarrollar “un gran programa social”, que detalla así: “No esas cajas CLAP, atadas a esa vergüenza que llaman carnet de la patria, que no es sino el carnet de la esclavitud. Hay que reconstruir el programa de becas alimentarias”
– “Libertad total de importaciones con un arancel de 7%. Que se llene el país de bienes y servicios. Eso ya le pone un techo a la inflación”
– Programa “masivo” de privatizaciones de empresas del Estado. “Todos los países del mundo se desarrollan con empresas privadas, no con empresas públicas”.
– “Respeto a los derechos humanos, a la ley, absoluto respeto a la honestidad administrativa y amor por Venezuela. Tenemos que convertirla en un país solvente y honesto ante el resto del mundo”.
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