Reinaldo Iturbe (ALN). -En Venezuela, la oposición anunció su participación en las elecciones locales y regionales. Aunque el plazo para inscribir candidatos ya se venció, las autoridades del Consejo Nacional Electoral extendieron el lapso para que la Plataforma Unitaria inscriba a sus postulados.
Si que lo hayan expresado taxativamente de esa forma, se sobreentiende que aquello se trata del período de gracia tras el tránsito de la oposición por la «zona gris» o de inercia tras quedarse sin discurso y sin estrategia desde el 2020.
Una rueda de prensa ofrecida desde la sede de Voluntad Popular por el exdiputado Freddy Guevara, quien fue recientemente liberado de prisión, refuerza la idea de que ya incluso en el partido fundado por Leopoldo López han aterrizado en realidades políticas.
«TIENE QUE PARAR»
«Este círculo vicioso tiene que parar. Es importante que se logren acuerdos de tolerancia y entendimiento en el marco de la democracia. Hay muchísimas razones para dudar del resultado de la negociación en México, pero no porque algo vaya o no a funcionar uno debe dejar de intentarlo», dijo el exdiputado.
Tras la magnitud de la declaración algunos periodistas aprovecharon para vender el asunto como una rendición. Minutos más tarde, Guevara se apresuró a escribir una aclaratoria en su cuenta Twitter:
«No quisiera estar teniendo que aclarar lo que dije, pero leí titulares en los que supuestamente dije que había que convivir con la dictadura, obviamente falso. Dije que tenemos que pasar a un proceso de convivencia. No convivencia con estructuras dictatoriales pero sí convivencia entre fuerzas políticas».
¿QUIEBRE?
Guevara descartó de manera directa cualquier tipo de «quiebre» en las filas del Gobierno que conduciría a la salida de Maduro del poder.
De un solo plumazo borró dos años de discursos de Leopoldo López y de Juan Guaidó, ambos artífices de un interinato que nunca cuajó y que, además, quedó sepultado de facto en el memorando de entendimiento firmado «entre el Gobierno de la República de Venezuela y la Plataforma Unitaria» en ciudad de México, pues, al ser rubricado, la oposición reconocía tácitamente que no existe tal administración de Guaidó, aunque todavía son guardadas algunas formas sin repercusión real ni el menor impacto mediático.
Un ejemplo es el funcionamiento de una «comisión delegada» del Parlamento de la anterior legislatura controlada en dos tercios por la oposición, que dicta acuerdos y leyes que todos ignoran, porque la realidad es que Maduro sigue al frente del poder y sobre esa base debe trabajar la oposición.
Las megaelecciones están previstas para el 21 de noviembre y el mayor desafío para la oposición será el de unificar candidaturas y convencer a sus bases de la pertinencia del voto como herramienta de lucha en regímenes no democráticos, una tarea titánica pues todas las encuestas muestran un divorcio del venezolano con la clase política.