Juan Carlos Zapata (ALN).- Un mensaje de Leopoldo López que va con el tiempo. Con el tiempo marcado por los hechos. Y el principal hecho de las últimas horas es el fracaso del primer encuentro entre Gobierno y oposición, a pesar de los esfuerzos del mediador, el expresidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero. Fueron largas horas sin resultados. El Gobierno manteniendo la propuesta de la Constituyente, con algunos matices de cambio pero sin ceder en el fondo. Y los representantes de la MUD que no. Que la Constituyente tal como está concebida es una “amenaza”, que es lo que afirma Leopoldo López en el mensaje que dirigió a Venezuela al filo de la medianoche. Se supone que hoy habrá una segunda reunión a la que pocos le auguran resultados. El juego está trancado.
“Estamos ante una amenaza”, señala Leopoldo López. La amenaza de la Constituyente convocada por Nicolás Maduro que conducirá a la aniquilación de la República y a la sumisión absoluta del pueblo venezolano al proyecto de poder chavista, madurista y cabellista, que al fin y al cabo, se traduce en dictadura: el modelo cubano, pues.
Pero López aclara. Hasta hoy es una “pretensión”. Solo una pretensión de Maduro y el grupo que lo apoya porque, dijo, no van a lograr que la Constituyente se imponga. ¿Cómo evitarlo? Con la lucha de los venezolanos, dice López. Lucha pacífica. Con organización. Una forma de esta lucha fue el 16-J. La jornada de ese día, opina, “marcó un antes y después” y constituyó un mandato para “quienes estamos en posición de liderazgo”. Un mandato que se asume. Y de allí la posición en el vídeo que grabó y transmitió por las redes sociales. Y con la posición, el riesgo que corre de volver a la cárcel.
La verdad es que el poder no escucha porque el poder solo quiere consolidar la “amenaza”. Aniquilar la República
Según dice, ese mandato de 7,6 millones de venezolanos hay que asumirlo sin titubeos. Pues se trata de un mandato que parte de la convicción de quienes manifestaron el rechazo a la Constituyente y el llamado a la Fuerza Armada a que haga respetar la Constitución. Porque allí está esa amenaza. La amenaza de la Constituyente.
El agravante es que la amenaza impuesta desde el poder, puede traer como consecuencia que el camino de lucha para evitarla no sería “pacífico ni ordenado”.
López lo dice así: Un pueblo cuando decide ser libre no hay nada ni nadie que se lo impida. Pero hay dos caminos para alcanzar la libertad. El primero es el ordenado y el pacífico, que es al que aspira la mayoría. Y el otro es el que queda si el poder insiste en imponer la Constituyente. Ese otro, por descarte, no sería ordenado ni pacífico como el primero. “El pueblo no regresará a sus casas hasta lograr la conquista de la democracia”, apunta López.
Los venezolanos lo saben. Sufren el drama. Lo decía Pedro Benítez en un análisis publicado por el diario ALnavío el lunes: En Venezuela no hay ambiente electoral sino de guerra. Los síntomas se huelen, se ven, se escuchan. Lo palpan miles de venezolanos que escapan por la frontera con Colombia. Lo palpan los millones que en las últimas horas han hecho compras nerviosas, que han buscado dinero en efectivo, y a los que no les queda otra opción que encomendarse al cielo.
¿A punto de una guerra civil?
Cuando esta crisis comenzó, la advertencia de que se llegara a una guerra civil se convirtió casi en lugar común. ¿Se está a punto? El año pasado, el enviado del Papa a la mesa de diálogo, Claudio María Celli, también lo advirtió: que veía la disposición de parte y parte de enfrentarse, de matarse.
Ahora bien, López señala a Maduro como el primero que debió escuchar el mensaje del 16-J. Pero la verdad es que Maduro tampoco escuchó el mensaje del estrecho margen con el que ganó las elecciones presidenciales de abril de 2013. El plan subsiguiente consistió en gobernar en función de imponer una hegemonía que hoy tiene su mayor expresión en la propuesta de la Constituyente. Tampoco escuchó el mensaje de la derrota parlamentaria en diciembre de 2015. La respuesta a la pérdida de la mayoría fue la designación fraudulenta de magistrados del Tribunal Supremo de Justicia, TSJ, el mismo Supremo que decretó a la Asamblea Nacional en desacato y que con dos sentencias terminó de definir la naturaleza del régimen: Se ha roto el hilo constitucional, dijo entonces la fiscal general, Luisa Ortega Díaz, quien hace un mes ratificó que el hilo seguía roto. Si Maduro no escuchó el mensaje de aquellas dos elecciones, ¿cómo iba a escuchar este nuevo mensaje del 16-J que en esencia era una iniciativa opositora sin el apoyo de la autoridad electoral?
López apela a la Fuerza Armada y le señala que no sea cómplice de la aniquilación de la República
La verdad es que el poder no escucha porque el poder solo quiere consolidar la “amenaza”. Aniquilar la República. Aniquilar toda oposición. En consecuencia, López apela a la Fuerza Armada y le señala que no sea cómplice de la aniquilación de la República. Un gesto inmediato por parte del estamento militar sería desactivar el Plan República, el plan que protege los procesos electorales en Venezuela, el plan que también resguardaría la elección de la Constituyente este 30 de julio. Si desactivan el plan, afirma López, contarán con el respaldo del pueblo y las leyes. De lo contrario, la Fuerza Armada sería cómplice “de un grupo que solo quiere mantenerse en el poder”.
Por lo pronto, dos jornadas de lucha están planteadas en esta semana que voceros del Gobierno y la oposición han señalado como decisiva ante la proximidad de la fecha de elección de la Constituyente. Una huelga general que comienza hoy, y una concentración o toma de Caracas con gente de la ciudad capital y del resto del país. Ambas convocatorias son apoyadas por la Mesa de la unidad Democrática, MUD, y a ambas se pliega López. Por tanto, le dice al pueblo que la lucha hay que mantenerla hasta alcanzar la democracia. “La única manera de alcanzar el cambio es si todos nos incorporamos”. Él mismo se ve incorporado, acompañando al pueblo, aun a riesgo de volver a la cárcel.