Redacción (ALN).- 1.000 inmigrantes, mayoría venezolanos, se entregaron a los agentes de la Patrulla Fronteriza en El Paso, Texas, después de ingresar ilegalmente a los Estados Unidos tras escuchar un rumor en las redes sociales de que los dejarían entrar al país a raíz del incendio en un centro de detención de migrantes México.
La noche del pasado lunes un incendio acabó con la vida de 39 personas, de las cuales seis eran hondureños, siete salvadoreños, 18 guatemaltecos, un colombiano y siete venezolanos. En la estación había cerca de 70 migrantes. De los 28 heridos, 24 permanecen hospitalizados y cuatro fueron dados de alta.
Este viernes, la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana de México, Rosa Icela Rodríguez, anunció que la estación de detención en la que murieron 39 migrantes cerrará de forma definitiva.
Estados Unidos no ha señalado que permitirá el ingreso de migrantes luego de este suceso, sin embargo, las autoridades estadounidenses están «preparadas para usar un permiso humanitario (…) para permitir que individuos gravemente heridos reciban cuidados intensivos» en centros de salud en el país, dijo la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP) en un comunicado a EFE.