Elizabeth Fuentes (ALN).- Uno en España y cuatro en Latinoamérica, los restaurantes giratorios ofrecen al cliente una experiencia distinta a simplemente disfrutar de la comida. Ver Barcelona o Ciudad México desde una mesa bien servida permite recordar la visita a una ciudad de otra forma.
Los hay en casi todo el mundo, aunque siempre como novedad: los restaurantes giratorios, una idea que nació en Alemania en el año 1959, han sido concebidos para mostrar el paisaje de una ciudad o de una montaña desde una perspectiva única e inolvidable.
En Granada, muchos tuvieron esa oportunidad cuando nació el primer restaurante giratorio de España, el Panorama 360º, ubicado en la planta más alta del edificio Forum y desde donde se puede apreciar Sierra Nevada, la catedral o La Alhambra mientras se degusta una buena cocina de vanguardia y el bar en la terraza.
Lamentablemente, el sitio cerró el año pasado y los responsables aún no han logrado explicar las causas o si volverán a abrir con otro concepto gastronómico.
De ahí que, por ahora, en el país reine solitario el Xalet de Montjuic en Barcelona. Abrió en 2004 y desde su sala giratoria y terraza panorámica ofrece, quizás, la mejor vista de toda la ciudad. Su chef, el reconocido Jordi Anglí, está al frente de una cocina mediterránea con toques de autor. Entre sus especialidades se pueden degustar platos como rap de canelones y gambas con crema de crustáceos, camarones con curry rojo tailandés o el famoso steak tartar que caracteriza al sitio.
Latinoamérica desde arriba
Ubicados en la parte sur del continente, cuatro locales compiten desde la altura de sus respectivas ciudades para atrapar a los clientes con algo más que buena sazón.
En Santiago de Chile, el Hostal Providencia posee en su último piso el Restaurant Giratorio, inaugurado hace más de 30 años y donde se puede contemplar desde la agitada vida de la capital hasta la hermosura de la Cordillera de los Andes, mientras se saborean las especialidades del lugar, básicamente delicias marinas como la merluza astral, centollas o los camarones andinos, regados con vino chileno de alta factura.
Siempre de moda -Avenida Nueva Providencia 2250-, el Giratorio suele ser visita obligada de los nuevos turistas que quieren conocer todo Santiago sin caminar demasiado.
El restaurante giratorio más grande del mundo está en Ciudad México
En Argentina, la Confitería Giratoria de Bariloche ofrece una espectacular vista al Parque Nacional Nahuel Huapi. Ubicada en lo más alto del Cerro Otto, a 1.405 metros de altura, la casa ofrece dar vueltas en dos velocidades -en tiempos de 20 ó 40 minutos-, así como una carta con toque europeo que incluye gulash húngaro y delicatesen suizas, y por supuesto alfajores y vino argentino.
El tercer restaurante giratorio de Latinoamérica está ubicado en el piso 19 del hotel Dann Carlton de Medellín, Colombia. Es un clásico Tony´s Roma, pero la diferencia es que gira y ofrece una espectacular visual de Medellín, mientras se pueden gustar las clásicas costillas al carbón o la cocina Tex-Mex de la cadena estadounidense, lo que asegura precios más razonables.
Pero el restaurante giratorio más grande del mundo, con 1.043 metros cuadrados para recibir a un promedio de 350 comensales, se encuentra en Ciudad de México, donde reina el Bellini desde 1994.
Ubicado en el piso 45 del llamado World Trade Center mexicano, desde sus alturas se aprecia una espectacular panorámica 360° del Valle de México, acompañada de una carta variopinta, donde se consiguen tacos mexicanos, ceviche peruano o pastas italianas, dirigida obviamente a complacer a los turistas. Porque si algo quieren algunos visitantes es ver esas grandes ciudades desde lo alto y con un trago en la mano.