(EFE).- El presidente surcoreano, Moon Jae-in, considera que es «cuestión de tiempo» que el líder norcoreano, Kim Jong-un, y el presidente de EE.UU., Joe Biden, celebren una cumbre, según explica en declaraciones a las agencias de noticias internacionales, entre ellas Efe.
«Dado que el diálogo es la única forma de resolver problemas, se espera que eventualmente se celebre una reunión entre el presidente Biden y el presidente Kim. Es solo cuestión de tiempo», explicó Moon en una entrevista concedida por correo electrónico y publicada hoy con motivo de sus últimos meses en la presidencia.
El mandatario rechaza la noción de que Washington ha retornado a la «paciencia estratégica» de la era Obama y de que la última retahíla de test armamentísticos del régimen es la prueba de que este enfoque es un fracaso para lograr la paz en la península.
Moon asegura que su Gobierno «acoge con beneplácito y apoya este enfoque muy pragmático y realista» de Biden «que ha expresado repetidamente su deseo de embarcarse de manera activa en el diálogo» y cuya administración «ha enfatizado de manera consistente que el tema de la desnuclearización en la península coreana es una de sus prioridades».
En todo caso, el presidente surcoreano, que no puede repetir en un cargo que dejará en mayo tras llegar al poder en 2017, admite estar preocupado por los repetidos test de misiles norcoreanos realizados en enero.
A su vez, incide en que la ronda de cumbres intercoreanas y entre Corea del Norte y EE.UU. que él mismo contribuyó a impulsar decisivamente «ahuyentó de un solo golpe los oscuros nubarrones de la guerra que se cernían sobre la península», en referencia a los tensos intercambios entre Kim y el entonces presidente Donald Trump en 2017.
Moon considera «grandes logros» el haber logrado celebrar estos encuentros y subraya que fue el primer presidente sureño «en hablarle a 150.000 ciudadanos de Pionyang reunidos en el estadio Rungrado de la capital norcoreana» durante su visita al Norte para la cumbre de septiembre de 2018.
«Me gustaría que esta sea considerada la escena más impresionante hasta ahora en el terreno de las relaciones intercoreanas», explica.
Fin a la guerra
El presidente insiste en que Seúl y Washington han acordado un texto para una declaración que ponga fin a la Guerra de Corea, un documento que «hasta China apoya».
Aún así, admite que sería difícil lograr que las partes implicadas firmen este texto antes de que acabe su mandato.
«Sin embargo, al menos me gustaría lograr que las condiciones sean las adecuadas para (la firma de) una declaración de fin de guerra y legar esto a la próxima Administración», añade.
Con respecto al delicado equilibrio que plantean los lazos con Pekín, mayor socio comercial para Corea del Sur, y Washington, principal aliado de Seúl, Moon reconoce que «las relaciones EE.UU.-China tienen un profundo impacto no solo en esos dos países, sino también en la paz y la estabilidad en el noreste de Asia».
Rol necesario
El presidente asegura que ha tratado de cultivar ambos frentes de manera «armónica», que «trabajar para facilitar la comunicación» entre las dos mayores potencias mundiales es «un rol necesario» para Seúl y que espera que el próximo Gobierno surcoreano «mantenga estos esfuerzos».
Moon, que solo pudo visitar un país de América Latina (Argentina) durante su mandato, considera que la pandemia ha impedido viajes a la región, pero que incluso ante esa situación, «el gobierno coreano ha estado impulsando activamente intercambios y cooperación con los principales países latinoamericanos».
En ese sentido, destaca la aprobación del tratado de libre comercio (TLC) entre Corea del Sur y América Central, que entra en vigor el mes que viene, el que Seúl se haya unido al Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) o la voluntad de unirse a la Alianza del Pacífico.
Moon estima que su país está trabajando para responder al deseo de cooperación latinoamericano en terrenos como la transformación digital, crecimiento verde o salud y recuerda que ha aumentado la ayuda al desarrollo surcoreana para Guatemala, Honduras y El Salvador.