Redacción (ALN).- Amor exclusivo, pero sexo con muchos. Así funcionan las relaciones abiertas, una tendencia en crecimiento incluso dentro de parejas consolidadas, casadas y con hijos, un extremo que a los más tradicionales podría parecerles muy raro.
Pero las relaciones abiertas necesitan también ciertas reglas: cómo, qué, con quién y cuánto van a vincularse con terceros. Es decir, límites para no incomodar a los miembros de una pareja que ya acceden a suspender la exclusividad sexual.
Para evitar malentendidos, una pareja que se inicia en el mundo de las relaciones abiertas podría optar por firmar un contrato privado.
El objetivo es explorar la propia sexualidad, descubrir fantasías, amar a otros, etc., pero siempre desde el cumplimiento de unas normas. Y para eso, no hay más reglas que las de la propia pareja.
«Hay parejas que acuerdan intercambios soft (besarse, tocarse, sexo oral sin penetración), otras que pactan intercambios sin limitaciones en cuanto a las prácticas… Algunas deciden hacerlo todo juntas, otras que van por separado. No hay unas normas sobre cómo deben de ser las parejas liberales. Cada pareja se construye a su medida, en función de lo que a ambas les resulta más cómodo», explica Arola Poch, sexóloga de la red social liberal Wyylde.
Esta red creó un modelo de contrato que las parejas abiertas pueden usar para dejar por escrito cuando se está cruzando la línea.
Lo puedes descargar de su web y modificarlo a tu medida. Su propuesta incluye seis aspectos básicos a tener en cuenta para que no queden flecos, aunque atento a uno fundamental: siempre debes establecer un periodo de prueba.
Aspectos a tener en cuenta a la hora firmar el contrato
1- ¿Para qué firmamos este contrato? La relación abierta evoluciona y cualquier momento es bueno para negociar y avanzar. Podemos descubrir que nos gustan prácticas no incluidas en nuestro acuerdo o que no nos molestan ciertas actitudes. Negociar implica buscar una solución con la que ambas personas se sientan a gusto, pero será necesario el acuerdo inicial arrancar.
2- ¿Y si nos arrepentimos? Se determinará el tiempo. Lo habitual es imponer un mes y que sea prorrogable. Además, como en cualquier otro contrato, las partes podrían rescindir el contrato con un preaviso de 15 días.
3- Yo prometo. Serían las obligaciones a tener en cuenta por ambas partes donde la honestidad y transparencia son fundamentales para que funcione la pareja. Aquí se pueden especificar aspectos como compartir sentimientos o escuchar a la otra persona sin juzgar. Es importante comprometerse igualmente a una revisión periódica del contrato para actualizar los acuerdos, según veamos qué nos funciona y qué no.
4- Hora de poner límites. Se acuerdan límites que ayuden a mantener la confianza y el bienestar físico y emocional de la relación. Por ejemplo, si se está interesado en explorar el sexo de manera conjunta o por separado, si se quieren establecer límites en cuanto al tipo de prácticas sexuales, o si se puede pasar la noche fuera de casa. También se pueden tratar aspectos importantes como el uso de la casa en común, que no suele ser buen espacio para practicar relaciones sexuales con otros, o determinar si se puede o no repetir con la misma persona, con el fin de no establecer lazos afectivos.
5- No te calles nada. La comunicación será constante, clara y honesta por todas las partes. Para ello, acordamos aspectos como hablar sobre cómo se desarrolla la relación con la otra persona, acordando qué detalles se comparten con el otro. También se debe fijar si la naturaleza liberal de la relación se trata públicamente o no en vuestro entorno.
6- No te olvides de que tienes una pareja. Pasar tiempo de calidad con nuestra pareja es fundamental para que el resto funcione. Para ello se pueden establecer pautas como saber cuánto tiempo se va a pasar con la tercera persona.
Con información de El Mundo.