Redacción (ALN).- Una mujer de 39 años murió en Cartagena, España, tras pasar un mes en terapia intensiva luego de someterse a una lipoescultura el pasado 2 de diciembre que terminó acabando con su vida.
Sara Gómez, agente inmobiliaria y madre de dos hijos, estuvo más de 28 días entre la vida y la muerte. Contactó con el falso médico, según su familia, a través de redes sociales, y este alquiló un quirófano en la clínica cartagenera Virgen de la Caridad. Tras la operación tuvo que ser trasladada de urgencia al Hospital Santa Lucía, donde ingresó «sin pulso y sin tensión», explicó su padre, con daños en numerosos órganos -riñones, hígado, colon, intestino y duodeno, entre otros-. La familia asegura que sufrió 27 perforaciones con la cánula empleada para extraerle grasa abdominal, y eso derivó supuestamente en una fuerte hemorragia, que obligó a su traslado urgente.
«Me voy a morir. Me han perforado los órganos», fueron sus últimas palabras.
El sujeto fue denunciado por lesiones, y tras la muerte de Sara, por homicidio. El martes el médico -se cuestionó que tuviera la titulación- había sido citado por un juez, pero no compareció y esta dictó orden de detención. El miércoles, se presentó en el juzgado acompañado por sus abogados y se le impuso la prohibición de salir de España. A la salida el facultativo lamentó lo ocurrido y aseguró que confía plenamente en la Justicia. Sus abogados criticaron los «bulos» que han circulado.
«Es médico, con el MIR completado y acreditado, como lo demuestra que nadie le ha denunciado por intrusismo», señaló Mariano Bó, uno de los dos juristas. «Otra cosa son las discusiones que tengan los colegios profesionales y los cirujanos plásticos y estéticos sobre la existencia o no de una especialidad determinada», agregó.
Con información de ABC