Leticia Núñez (ALN).- Aunque parece improbable que el expresidente chileno Sebastián Piñera gane por mayoría absoluta en los comicios de este domingo, “se da por sentado” que volverá al Palacio de La Moneda tras la celebración de la segunda vuelta electoral a mediados de diciembre. Así lo afirma Valeria Palanza, profesora del Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile. En una entrevista con ALnavío, dice que no ve con opciones a la izquierda porque “está muy dividida” y los candidatos, “muy enfrentados”. No obstante, advierte que venimos de un 2016 plagado de sorpresas como el Brexit, la elección de Donald Trump y el ‘no’ de Colombia al acuerdo de paz con las FARC.
Chile celebra elecciones presidenciales este domingo con, al menos, dos novedades. “Es la primera vez que la izquierda llega tan dividida y son también los primeros comicios tras el cambio del sistema binominal”, tal como explica Valeria Palanza, profesora del Instituto de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Chile, en una entrevista con el diario ALnavío.
Pese a que considera “improbable” un triunfo de Sebastián Piñera en la primera vuelta, cree que el expresidente repetirá mandato tras gobernar de 2010 a 2014. Eso sí, dice que “no esperaría cambios revolucionarios” y advierte que “no tendrá fácil conseguir el apoyo suficiente para revertir las reformas de Michelle Bachelet”.
– ¿Cree que la baja participación que se pronostica puede ser la gran amenaza para las elecciones del domingo?
– Sí, Chile viene con problemas de baja participación que han empeorado con el tiempo. Esta vuelta se han hecho esfuerzos interesantes para promover la participación. Hay una conciencia, sobre todo por parte de la izquierda, de que la baja participación les perjudica. Es difícil predecir qué participación habrá, pero se habla de que podría ser la sorpresa. Los resultados parecen bastante asegurados, según las encuestas, pero si participa más gente, se podrían llegar a revertir. Sin duda que es uno de los principales desafíos de todo el sistema político actual.
– Justamente Michelle Bachelet hizo este lunes un nuevo llamamiento para que la gente fuera a votar y dijo que “se va a definir el estilo de Chile”. ¿Qué se define en estas elecciones?
– No sé si la presidenta no estaría exagerando. Es la primera vez que la izquierda llega tan dividida. En ese sentido, esto podría marcar un hito histórico, que viene de la mano de otro hito por ser las primeras elecciones que muestran los resultados del nuevo sistema electoral tras el cambio del sistema binominal [un sistema electoral mediante el cual se eligen dos cargos por circunscripción]. En este sentido, quizá marquen una reconfiguración del mapa de poder en el Congreso y esto sin duda va a tener efectos.
“En la Presidencia de Piñera se aprobaron algunas leyes importantes que eran bandera de la izquierda”
Ahora, la historia chilena desde el 90 hasta este momento muestra que el sistema político es bastante pro status quo, lo que hace muy difícil realizar grandes reformas. Uno no puede esperar grandísimos cambios más allá de quién pudiera estar en el poder. No es que no haya diferencias entre candidatos. En el caso de Sebastián Piñera, favorito en las encuestas, claro que hará reformas, pero no esperaría cambios revolucionarios más allá de que algunos proyectos perderían fuerza.
– ¿Considera que una baja participación favorece a Sebastián Piñera?
– Claro, la baja participación favorece sin dudas a Piñera porque hay una correlación que se da aquí y en otros países: los sectores que tienden a participar más tienden a ser sectores de mayores recursos económicos, lo cual está correlacionado con unos niveles de educación más altos y eso ha tendido a favorecer, al menos en Chile, a la derecha. Los sectores más rezagados tienden a no votar.
– ¿Ve posible una mayoría absoluta de Piñera en la primera vuelta?
– Lo veo improbable. Es cierto que en los últimos días se ha polarizado bastante el debate, lo cual podría generar mayores niveles de participación. Es decir, que la gente quiera reaccionar frente a las últimas declaraciones en las que se ha puesto al expresidente bajo la luz inquisitiva. Pero la contrapartida a esto podría ser que la gente de derechas se sienta amenazada, que vea el peligro de que se revierta lo que parece una victoria asegurada para Piñera y también salga a votar en mayores números.
– ¿Hay mucha gente que decide el voto a última hora?
– Sí, además el año 2016 fue el de las sorpresas electorales, sea por voto o por referéndum. Hay cierta esperanza en los sectores más progresistas de que algo así pudiera ocurrir: que en el último momento hubiera más participación y un giro en favor de la izquierda.
– ¿Una victoria final de la izquierda sería una sorpresa en Chile?
– Hoy por hoy sí. Se da por sentado que va a ganar Piñera. Ninguno de los candidatos de centro-izquierda reúne los votos suficientes y están muy enfrentados. Entonces, una victoria de la izquierda sería sorprendente y si fuera en primera vuelta sería muy sorprendente. El escenario que se viene evaluando en las últimas semanas era si Sebastián Piñera podía ganar o no en primera vuelta. Hoy la pregunta ya no es tanto esa: ahora se espera que haya una segunda vuelta y sería sorprendente que no la hubiera.
“Uno no puede esperar grandísimos cambios más allá de quién pudiera estar en el poder”
– Si se cumple el guion y hay segunda vuelta, ¿cree que será más reñida?
– En segunda vuelta lo que pesan son las alianzas y en este sentido, los candidatos de izquierda se han mostrado muy divididos y no han adelantado señales de que podrían formar una coalición. Uno de los caballos de batalla de la izquierda es que no tendrían cómo gobernar porque ninguno tiene experiencia, algo que sí tiene Piñera. Esto jugará en contra de la izquierda, sin duda. Habrá que ver qué prioriza la población: si un proyecto ideológico o efectividad en el gobierno.
– Entonces, viendo la división en la izquierda, una victoria suya parece casi imposible…
– Sí, sí. Sería un sorpresón, es la impresión generalizada. La intención de voto de Piñera es bien alta, mientras que los candidatos de izquierda consiguen muy pocos votos. Algunos de ellos están radicalizados y quizá no den el voto a alguien más de centro-izquierda. Eso es lo que hace dudar de las posibilidades de la izquierda en segunda vuelta y hace pensar que algunos electores que voten por la izquierda en primera vuelta se decanten por la derecha en la segunda vuelta, votando por Piñera.
– En caso de que gane Piñera, ¿qué novedades aportará? ¿Qué le distinguirá de su anterior mandato?
– No creo que mucho. La coyuntura hoy es otra. También hay que tener en cuenta que durante la Presidencia de Piñera se aprobaron algunas leyes importantes que eran bandera de la izquierda como la unión civil de parejas homosexuales. Yo no esperaría algo demasiado distinto. Eso sí, tampoco esperaría avances en la reforma de la educación, quizá algún retroceso.
– ¿Espera también que deshaga gran parte de las reformas promovidas por Bachelet?
– No sé si deshacerlas, pero sí retrasar mucho. Tampoco tendrá fácil conseguir el apoyo suficiente para revertirlas.
– En lo económico, Piñera consiguió crear un millón de puestos de trabajo en su anterior mandato. ¿Tiene fácil o difícil superarse a sí mismo?
– Es difícil, la coyuntura económica internacional es bien distinta. Quizá es demasiado optimista pensar que podría superarlo. Pero lo que sí creo es que pondrá la energía en las cuestiones impositivas y esto puede tener un impacto en la generación de trabajo. Es un efecto básico. Sus logros anteriores fueron bien altos y superarlos sería demasiado optimista. Sin embargo, dado que hay más desempleo todavía que cuando lo dejó, uno podría pensar que lo consiguiera de nuevo.
Don Manuel y la Sra. Jaqueline nos abrieron las puertas de sus casas en la comuna de Independencia. Gracias por el cariño, las sonrisas y apoyo. pic.twitter.com/BT29pV7ZKH
— Sebastian Piñera (@sebastianpinera) 7 de noviembre de 2017
– En caso de que gane Piñera, al final serían 16 años de gobierno entre Bachelet y Piñera. ¿Hay una crisis de liderazgo en Chile?
– Sin dudas. Se habló incluso de que el expresidente Ricardo Lagos iba a ser candidato de la izquierda ante la falta de líderes. Es un problema acuciante, pero ya hay indicios de que se puede superar. Esto en buena medida es consecuencia de la trabazón que imponía el sistema binominal. Se cambió y esto va a fomentar, aunque sea de modo marginal, la renovación de liderazgos en el Congreso, que es la incubadora para la generación de figuras de liderazgos mayores. Ya hoy el Congreso ha incorporado a jóvenes líderes muy potentes, tanto en la derecha como en la izquierda.
– ¿Qué retos tiene pendientes el país?
– El país tiene una deuda social muy grande. La desigualdad y la segregación se dejan ver en Chile a todas luces. La derecha reconoce estos problemas en distintos ámbitos. La educación sigue reclamando reformas, todos reconocen la necesidad de cambiar el sistema de pensiones… Es la agenda que el país tiene por delante y sea quien sea el ganador se enfrenta a estas demandas.