Daniel Gómez (ALN).- El concepto de Magally Capriles, de 26 años, va más allá del deporte. Quiere cautivar a toda la gente activa de Madrid. A la gente que viaja, que trabaja, que crea. Para ello montó dos gimnasios, un restaurante y una tienda de ropa totalmente innovadoras. Y lo hizo en un emblemático edificio en Chueca. Esta empresaria venezolana cuenta a ALnavío sus planes, que serán presentados de forma oficial el miércoles.
Llevaba cuatro años desarrollando la idea. Montar una pequeña villa para gente activa. Gente que se cuida y hace deporte. Gente que se la pasa viajando, trabajando, creando, yendo a la montaña y haciendo cosas en familia. Quería una pequeña villa para gente como ella: Magally Capriles, empresaria venezolana de 26 años.
“Hay muchos perfiles de persona activa. Y queremos cubrir las necesidades de todos. Tanto la nutrición, su ropa, su físico, y todo aquello que necesiten para sacar adelante el que sea su objetivo”, dice a ALnavío Capriles.
Esa villa para gente activa ya está en Madrid y es, por así decirlo, la meca de los deportistas. Se inaugurará el miércoles de la semana que viene.
La villa se ubica en la calle Fernando VI, número 10. En un edificio industrial de principios del siglo XX donde se fabricaban los carruajes de la aristocracia madrileña. En esa emblemática zona, un gimnasio (pronto serán dos), un restaurante y una curiosa tienda de ropa dan vida a la villa de la gente activa.
Tracy Anderson Methos Studio es el gimnasio. Tras 20 años estudiando el cuerpo de la mujer, conociendo sus peculiaridades, sus hormonas, su biomecánica, y tras dos décadas de experiencia entrenando a miles de mujeres, como Jennifer López y Olivia Palermo, la prestigiosa entrenadora Tracy Anderson exportó su estudio fuera de Estados Unidos para formar parte de la villa de Capriles.
“Es un estudio de Tracy Anderson. Un proyecto personal. No es una franquicia. De hecho, las entrenadoras pasaron por un proceso de audición que revisó ella. Los métodos de entrenamiento, que continuamente están cambiándose, también son elaborado por ella”.
El segundo gimnasio se llama Clandestin. Abrirá en los próximos meses, aunque no hay una fecha establecida aún. Capriles dice que será “pronto”. También advierte que lo suyo es un concepto nuevo. Más enfocado en deportes específicos y en crear comunidad.
Para complementar estos dos gimnasios, también montó Roots. Un restaurante de comida sana, energética y de alto valor biológico, cuya materia prima se compra a productores locales. En este momento trabajan con la finca madrileña de Dehesa del Milagro, la cual es especialista en alimentos ecológicos.
El restaurante, cuya inauguración oficial será el miércoles de la próxima semana, ofrece desayunos, almuerzos, cenas y también un mercado, en el que se pueden comprar desde café de especialidad hasta verduras de la huerta.
En el corazón de la villa de Capriles hay una tienda de ropa. Pero con otro concepto. La empresaria lo denomina “una tienda de experiencias”. Abrió el jueves, se llama Lab, y más que un local en el que comprar prendas, el cliente acude al sitio a pasarla bien.
“Hay muchos perfiles de persona activa. Y queremos cubrir las necesidades de todos”
Si van unos amigos pueden jugar ping pong ya que hay una mesa y unas raquetas. Si entra algún valiente al que le gusta el skate, también puede probar suerte con la rampa que hay dentro.
La ropa que vende Lab está pensada para esa gente activa. Camisas que no se arrugan, vestidos reversibles para una chica que viaja mucho. También hay zapatillas deportivas que puedan combinarse con un conjunto formal. Gorras, perfumes y todos los complementos de todo tipo.
Esta es la villa de la gente activa que ideó y montó Capriles. Una villa que, a partir del miércoles, cuando inaugure oficialmente los locales, quiere convertir en un ícono del día a día madrileño.
Un proyecto con historia
Esta empresaria, graduada en Derecho por la Universidad Metropolitana de Caracas, no es nueva en esto de los negocios. Mientras estaba en Venezuela lanzó el Fit Box Caracas. Otro negocio relacionado con el deporte, ya que ella se pasa los siete días de la semana en el gimnasio. Es una de sus pasiones.
Instalada en Madrid desde hace un par de años, decidió probar suerte con la villa. Vio que ahora era el momento. En la capital se están fraguando nuevas tendencias, sobre todo por su barrio, Chueca. Donde el deporte, la vida saludable, y el gusto por la moda son una seña del lugar.
Como también es una seña el edificio donde está su villa. Esta construcción es el último ejemplo de arquitectura industrial que queda en Madrid. Construido en 1902, albergó la fábrica de carruajes de los hermanos Francisco yJoaquín Lamarca.
Los Lamarca eran una de las familias más influentes de la zona. Abrieron su negocio en 1840 en la calleBarquillo, haciendo esquina con Fernando VI. Poco a poco, se hicieron un nombre entre las élites madrileñas pues elaboraban los carruajes de la aristocracia, las carrozas de la realeza, y los coches de gala de los políticos del Congreso.
El negocio iba bien, y su primer local se les quedó pequeño. Entonces contactaron con el arquitecto Santiago Castellanos Urízar, un viejo conocido de la familia pues levantó, en el número ocho de la calle Santo Tomé, un vistoso edificio con ladrillos y cerámicas de colores donde residía la familia de Fernando Lamarca.
El segundo gran proyecto de Santiago Castellanos fue el edificio de Fernando VI. Este tiene un cuerpo central de dos alturas y está flanqueado por dos pabellones a cuatro aguas en las esquinas.
El estilo de la construcción mezcla elementos claramente neoclásicos, como los frontones de las ventanas y decoraciones escultóricas, con un aire marcadamente modernista, como el tablero enmarcado en el centro de la fachada principal, con una efigie alada a cada lado.
El estilo de la fachada se conserva, y es el que da lugar a la villa de Capriles, ubicada en la planta baja del edificio. Y es que Magally también es historia. Es hija del empresario venezolano Miguel Ángel Capriles.
Miguel Ángel Capriles llegó a Madrid en 2014. Con su empresa, el grupo Gran Roque, ha hecho inversiones inmobiliarias en exclusivos lugares de la capital. Uno de ellos es el edificio de los Lamarca.
Con 10,7 millones de euros, adquirieron y reformaron esta antigua fábrica de carruajes. Mientras una parte está destinada a viviendas, otra da lugar a la villa de Magally Capriles, rostro de una nueva generación de empresarios venezolanos.