Daniel Gómez (ALN).- El exembajador Fernando Gerbasi fue el primer funcionario público venezolano en visitar Corea del Norte. Allí se encontró con un régimen “totalmente dictatorial” que no les dejó ni dar 10 pasos en libertad. ¿Le habrá pasado lo mismo a la delegación de Maduro que está de visita en Pyongyang?
La delegación del régimen de Nicolás Maduro en Corea del Norte visitó museos e institutos médicos. También escuchó “las hazañas revolucionarias del presidente Kim-Il Sung”, en los aledaños de la Torre Juche, construida en honor al dictador. La contemplaron envelados, antes de subir a lo alto del edificio, de 170 metros de altura, para ver una panorámica de Pyongyang. Quizá desde allí ubicaron la embajada de Maduro que inauguraron este martes en la ciudad.
Los detalles de la visita los ofreció la Agencia Telegráfica de Corea del Norte. Precisó que el vicecanciller venezolano, Rubén Darío Molina, fue el líder de la delegación de Maduro. Molina antes trabajó como viceministro de Asuntos Multilaterales y de Integración. Y en 2016 formó parte en Ginebra de la delegación de Venezuela ante el Examen Periódico Universal realizado por el Consejo de Derechos Humanos de la ONU.
A Molina le acompañó el encargado de negocios, Mauricio Andrés Bardinet Tata. Todo un desconocido. Apenas existe información suya.
Corea del Norte está considerada una de las dictaduras más terribles del planeta. La libertad brilla por su ausencia. Lo comprobó en primera persona Fernando Gerbasi. El exembajador de Venezuela ante la ONU y en países como Alemania, Brasil y Colombia, también fue el primer funcionario público venezolano en visitar de forma oficial Pyongyang. Su anécdota la comparte al diario ALnavío.
Todo comienza en 1974. Gerbasi participó en Nueva York en las conversaciones para restablecer las relaciones entre Venezuela y Corea del Norte. En esos contactos consiguieron la liberación de Alí Lameda, un poeta venezolano que pasó siete años preso en el infierno norcoreano, y que lo liberaron a cambio de restablecer las relaciones Caracas-Pyongyang. Esto sirvió como antecedente de lo que vino a continuación.
El poeta venezolano que conoció el infierno en Corea del Norte
Año 1978. Gerbasi estaba en Roma en lo que fue su primera embajada. Actuaba como representante de Venezuela ante la agencia de alimentación de Naciones Unidas, la FAO. Entonces recibió una llamada del entonces canciller del presidente Carlos Andrés Pérez, Simón Alberto Consalvi.
– Tiene que ir una semana a Corea del Norte. Es el 30 aniversario de la revolución allá, dijo el canciller a Gerbasi.
– ¿Y qué tengo que hacer?, preguntó.
– Lo único que le van a plantear es que tengamos un embajador concurrente. A eso le sacas el cuerpo [sacar el cuerpo significa escabullirse, esquivarlo].
Dicho y hecho. “Nunca tuvimos embajador concurrente, ni nada por el estilo. Ellos sí que tuvieron uno para Venezuela desde La Habana pero que poco venía a Caracas”, explica Gerbasi. Aunque este cumplió con su misión, y esquivó la proposición de Corea del Norte, lo que vivió allí nunca lo olvidará. “Eso es un régimen totalmente dictatorial”.
Gerbasi llegó a Pyongyang acompañado de funcionarios norcoreanos. Le dejaron en un hotel “muy bonito” que luego no pudo abandonar. Una vez se instaló en la habitación, Gerbasi se animó a dar un paseo. “Estaba con mi esposa, y no dimos ni 10 pasos cuando 40 hombres me rodearon”.
– Usted no tiene permiso salir del hotel salvo si le acompaña un funcionario del Comité Central del Partido Comunista y otro a su mujer, le dijo a Gerbasi uno de los guardas.
“Los ocho, nueve días que estuve allá, todo fue así. Me tenía que mover con ellos. Espiaban mis conversaciones. Me di cuenta. Eso es un régimen dictatorial en el que lo controlan absolutamente todo. Todo. Y no creo que eso haya cambiado. De hecho, creo que ha ido a peor”, comentó el diplomático a ALnavío.
“Los ocho, nueve días que estuve allá, todo fue así. Me tenía que mover con ellos. Espiaban mis conversaciones. Me di cuenta. Eso es un régimen dictatorial en el que lo controlan absolutamente todo. Todo. Y no creo que eso haya cambiado. De hecho, creo que ha ido a peor”, comentó Fernando Gerbasi a ALnavío.
Por eso no entiende el movimiento de Maduro. “Hasta Hugo Chávez se cuidó mucho de eso”. Gerbasi lo dice porque Chávez nunca planteó tener presencia de Venezuela en Corea del Norte. Maduro sí. Fue en 2014 cuando le solicitó a Pyongyan dar ese paso. “Se puede tener una relación diplomática con Corea del Norte, pero tener presencia allá… Cambia totalmente el panorama internacional”.
En 2015, Corea del Norte abre la embajada en Caracas. En noviembre de 2018, el presidente de la Asamblea Popular de Corea del Norte, Kim Yong Nam, visitó al número dos del chavismo y presidente de la Asamblea Nacional Constituyente, Diosdado Cabello, para discutir la apertura de la embajada en Pyongyang.
En aquel encuentro, Cabello definió a Corea del Norte como “compañero y aliado con experiencia”, así como reivindicó la afinidad entre los dos regímenes. “La cercanía ideológica nos une y nos da fuerza, a pesar de la distancia entre ambas naciones y nos permite a nosotros trabajar juntos para garantizar la paz de los pueblos”.
Después de este encuentro vino la apertura, este martes, de la embajada de Maduro en Corea del Norte. Seguramente el vicecanciller Rubén Darío Molina y el encargado de negocios del régimen se habrán dado cuenta cómo se las gastan en Pyongyang. De hecho, Gerbasi cree que la situación allá ha empeorado. Él visitó la visitó en tiempos del líder eterno Kim-Il Sung, abuelo del actual dictador, Kim Jong-Un, y el hombre del que le hablaron los funcionarios norcoreanos a los delegados de Maduro en su visita turística.
“Una cosa tengo clara. No creo que Maduro quiera irse a Corea del Norte a refugiarse. Eso para él sería el peor de los infiernos”, concluyó Gerbasi.