(EFE).- El ministro español de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, aseguró este lunes que lo de este domingo en Nicaragua «no se puede llamar elecciones, han sido una burla” al pueblo, a la Unión Europea (UE), la comunidad internacional y la democracia.
Además, exigió la liberación de los opositores y periodistas detenidos en el país centroamericano.
El canciller español se manifestó así en unas declaraciones a la prensa al llegar a la Casa de América de Madrid para asistir a la celebración del 70º aniversario de la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados y reunirse con el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados, Filippo Grandi.
“No ha habido elecciones justas, libres ni competidas”, indicó Albares, quien recordó que “los opositores que deseaban competir están en la cárcel en estos momentos».
«Exigimos su liberación como venimos haciendo desde agosto”, recordó.
La crisis diplomática entre ambos países iba creciendo desde hacía unos meses, hasta que el Gobierno español llamó a consultas a su embajadora en Managua el 11 de ese mes, como respuesta a las «graves e infundadas acusaciones» de la Cancillería nicaragüense contra España y sus instituciones.
Un día antes, el Gobierno nicaragüense había condenado la «inadmisible intromisión del Gobierno del Reino de España en los asuntos internos» del país.
Comicios sin «ninguna garantía»
Las elecciones tampoco han contado con “ningún tipo de verificación”, añadió Albares, por lo que “no tienen ninguna garantía para el Gobierno de España, como tampoco la tienen para la comunidad internacional y la UE”.
El ministro explicó que España ha planteado esta cuestión en Europa y ha encontrado “el respaldo de toda la UE” y del alto representante para la Política Exterior, Josep Borrell, quien “se ha expresado con mucha claridad”.
También mostró su “solidaridad y cercanía” con el pueblo de Nicaragua, y reiteró la exigencia de que los detenidos en las últimas semanas sean liberados.
Las elecciones generales de Nicaragua, celebradas este domingo, se saldarán con una nueva reelección del sandinista Daniel Ortega, presidente de la República desde 2007, al ser el único candidato, ya que los opositores fueron detenidos en los últimos meses o se exiliaron por motivos de seguridad.
Escasa participación
Los comicios se caracterizaron por una escasa participación debido a que, para muchos, el resultado está determinado de antemano.
En coincidencia con las declaraciones de Albares, el Ministerio de español de Asuntos Exteriores publicó un comunicado que también considera la convocatoria electoral de “burla” y de ser “unos comicios, a todas luces, fraudulentos”, a los que no dará credibilidad ni legitimidad alguna.
Así, el Gobierno de España exige a las autoridades de Nicaragua que pongan en libertad “con carácter inmediato e incondicional a todos los presos políticos y manifestantes encarcelados arbitrariamente y que se anulen sus procesos judiciales”.
Pide, igualmente, que se restituyan y garanticen los derechos fundamentales del conjunto de la ciudadanía y se ponga “fin a la represión y el hostigamiento”; condena el cierre de medios de comunicación críticos con el poder y exige que se revierta la expulsión de periodistas nicaragüenses, así como la denegación de entrada al país a corresponsales internacionales.