Leticia Núñez (ALN).- El expresidente chileno ha sido uno de los políticos más severos con Nicolás Maduro. No sólo habló abiertamente de dictadura, también condenó las violaciones de derechos humanos en Venezuela. Por eso, ahora que parte como favorito en las elecciones del próximo 19 de noviembre, la actitud de Chile podría ser “más activa” tras la resistencia inicial de Michelle Bachelet a confrontar con Maduro. Así lo considera el exembajador venezolano Fernando Gerbasi: “Estoy convencido de que si gana, Chile será mucho más proactivo en favor de restablecer la democracia en Venezuela”.
Venezuela ha conseguido poner de acuerdo a la presidenta de Chile, Michelle Bachelet, y a su antecesor y probable sucesor, Sebastián Piñera, quien vuelve a ser candidato en las elecciones del próximo 19 de noviembre. La lista de encontronazos entre ambos tiende al infinito. Su historia se remonta al año 2006, cuando ella lo derrotó en las presidenciales. Desde entonces, el cruce de reproches no ha cesado, incrementándose en el último mes con el escenario electoral como telón de fondo. La excepción en medio de tantas disputas es la crisis venezolana.
“Es muy positivo que hoy en día concuerden porque todo gobierno democrático de América Latina tiene que tener claro que en Venezuela hay una dictadura, pero que es mucho más grave: está vinculada al narcotráfico y ha cometido crímenes de lesa humanidad, y eso afecta a la seguridad regional”, asegura Fernando Gerbasi, exembajador de Venezuela en Colombia, Italia, Brasil, Alemania y ante Naciones Unidas y las Comunidades Europeas, en declaraciones al diario ALnavío.
De hecho, Gerbasi considera que un triunfo del candidato de Chile Vamos, quien ya gobernó el país entre 2010 y 2014, elevaría la presión sobre el régimen de Nicolás Maduro. “No cabe duda de que Piñera desde un principio no sólo fue uno de los personajes internacionales más severos contra Maduro al hablar de dictadura, sino que también indicó y señaló con toda claridad las violaciones de los derechos humanos que estaban ocurriendo en Venezuela”, argumenta.
Por lo tanto, señala: “Si gana Piñera, estoy convencido de que la actitud de Chile será mucho más activa y proactiva en favor del restablecimiento de la democracia en Venezuela”. Una postura que también comparte Patricio Navia, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Nueva York: “Va a tener un discurso más duro y activo que Bachelet”. Más activo porque, tal como recuerda el exembajador venezolano, “la posición de la presidenta Bachelet ha sido más tímida”.
“Que Argentina, Perú y Chile presionen y traten de adoptar medidas colectivas en Venezuela es de la mayor importancia”
En este sentido, Gerbasi señala que si ha habido un cambio de actitud en la mandataria ha sido “por la fuerte presión del Senado chileno y la Cámara de Diputados, que pidieron al Gobierno que asumiera una postura de defensa de la democracia en Venezuela”.
Otro punto de inflexión en la posición de Bachelet lo marcó la liberación del abogado y periodista chileno-venezolano Braulio Jatar a finales de mayo. Aunque la presidenta estaba preparada para interceder, como se lo había pedido un grupo de diputados chilenos en una carta, finalmente la mediación del expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero fue clave.
Tres meses después, “se vio obligada a formar parte del Grupo de Lima y asumir una postura de condena al régimen de Maduro”, como recuerda Gerbasi. Se refiere a la llamada “Declaración de Lima”, en la que 11 países de América Latina y el Caribe más Canadá hablaron abiertamente de “dictadura” y acordaron “condenar la ruptura del orden democrático en Venezuela y no reconocer a la Asamblea Nacional Constituyente [impulsada por Maduro] por su carácter ilegítimo y su pleno respaldo a la Asamblea Nacional democráticamente electa”.
El texto, de clara condena a un régimen que creen dictatorial, añadió: “Condenamos la violación sistemática de los derechos humanos y las libertades fundamentales, la violencia, la represión y la persecución política y la falta de elecciones libres”.
Apenas nueve días más tarde, Bachelet recibió la visita del vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence. Tras la reunión que mantuvieron, la mandataria señaló que “Chile hará todo lo posible por apoyar a los venezolanos a encontrar el camino pacífico para restaurar su democracia” y en la línea del presidente argentino, Mauricio Macri, y del colombiano, Juan Manuel Santos, aclaró que su país “no apoyará ni golpes de Estado ni intervenciones militares”.
Esta misma semana la Embajada de Chile en Caracas recibió en calidad de huésped al primer vicepresidente de la Asamblea Nacional legítima de Venezuela, Freddy Guevara, quien solicitó protección al Gobierno chileno ante “inminentes amenazas a su seguridad” después de que el Tribunal Supremo de Justicia pidiera enjuiciarlo y levantar su inmunidad parlamentaria.
El tridente Macri-Kuczynski-Piñera
De ahí que el cambio de actitud de Bachelet pueda servir de aliento a Piñera, adalid de la lucha contra el presidente venezolano junto con otros exmandatarios como el boliviano Jorge Quiroga y el colombiano Álvaro Uribe. Un triunfo del empresario marcaría un giro a la derecha en Chile y consolidaría esta tendencia en Latinoamérica tras las victorias de Macri en Argentina y de Pedro Pablo Kuczynski en Perú.
“Todo gobierno democrático de América Latina tiene que tener claro que en Venezuela hay una dictadura”
Precisamente aquí podría estar la segunda clave en el papel de Chile respecto a Venezuela. Dado que Macri y Kuczynski también han sido muy combativos con Maduro, junto con Piñera podrían ejercer más presión. “Sí, porque Perú tiene una postura sumamente activa. Indiscutiblemente que la relación bilateral Argentina-Chile va a ser muy importante, sobre todo con dos presidentes con una visión desde el punto de vista económico y político bastante similar y eso va a influir para que la política exterior de Piñera tienda a las alianzas, para así actuar de manera más enérgica frente a la dictadura de Maduro”, expone Gerbasi.
El exembajador dice que, aunque “es difícil imaginar” las medidas que podrían adoptar y recuerda que “la capacidad de sancionar de EEUU es muy distinta” a la de cualquier país latinoamericano, “el hecho de que esos gobiernos presionen y traten de adoptar medidas colectivas es de la mayor importancia”.