Daniel Gómez (ALN).- Fernando Arellano sobrevivió a un ictus. Tras cinco años de lucha recuperó el habla, la vista y gran parte de la movilidad perdida. No se dejó vencer porque tenía un sueño: “Fundar mi firma de zapatos, eso me mantuvo vivo”, asegura al diario ALnavío. Este sueño se ha hecho realidad. Se llama Fernando Mittelmeer, línea de calzado para mujer con la que vende para España, Alemania y Holanda, y con la que también busca ingresar en México.
Fernando Arellano, de 45 años, es zapatero. Diseña calzado de lujo para mujeres, y en todas las piezas un elemento se mantiene inalterable. La suela. Es del color del oro. Cuenta una tradición japonesa que cuando se rompe un jarrón, lo reparan con revestimientos color oro. Lo hacen para enfatizar la belleza de lo que alguna vez fue roto. Y con este detalle, Arellano hace homenaje a su lucha por la supervivencia.
Este zapatero sufrió un ictus con 40 años. Perdió el habla, la vista y la movilidad. Tras cuatro años y medio se recuperó. Aún arrastra una pequeña cojera y problemas en el brazo izquierdo. Pero mantiene intactas las ganas de vivir. Y esto es lo más difícil: la principal causa de muerte tras un accidente cerebrovascular es la depresión. “Mi sueño era fundar una firma de zapatos, eso me mantuvo vivo”, asegura en una entrevista para el diario ALnavío.
Fernando Mittelmeer es la línea de calzado de lujo que comercializa Arellano, y hace dos semanas inauguró su portal web: fernandomittelmeer.shop. “Se puede comprar online en cualquier parte del mundo”, destaca el empresario.
Arellano quiere exportar su firma de zapatos a la boutique mexicana de lujo Palacio de Hierro
Arellano, nacido en Elda, Alicante (España), encontró en Caixabank el respaldo financiero que necesitaba, pues los contactos ya los tenía. “Con 18 años, como tenía facilidad para los idiomas, marché para Alemania animado por mi padre, que también era zapatero. Allí vendí zapatos, me moví por el continente e hice las redes con las que ahora trabajo”.
En Europa generó alianzas con Karstadt, filial del grupo Arcandor AG, que regenta más de 90 centros comerciales en Alemania. También con la galería alemana de lujo Kaufhof y otro estudio de alta gama en Holanda, Shoebaloo. Con todas ellas trabaja Fernando Mittelmeer. Ahora Arellano quiere ampliar miras e ingresar en Latinoamérica. El objetivo es México. Le interesa Palacio de Hierro, boutique de complementos de lujo con una decena de franquicias en el país.
Aparte de Fernando Mittelmeer, Arellano es copropietario de Spanish Luxury FootWear, firma afincada en Elda. A través de ella fabrica los zapatos. Resalta que los materiales con los que trabaja “son 100% españoles”. Y es que la calidad del calzado en España está demostrada. Que se lo digan a Pisamonas, startup de zapatos para niños que domina Europa a través de una potente estrategia de e-commerce.
La tradición zapatera de Arellano
La pasión de Arellano por los zapatos viene de herencia. Recuerda que cuando era niño, pasó veranos en la planta baja de su casa, donde estaba la zapatería que montó el abuelo. “Era el castigo de mis padres cuando tenía malas notas”, apunta. Del castigo fue creciendo como zapatero, oficio que complementó con estudios empresariales.
Después de trazar redes de venta por Europa, diseñó y produjo zapatos para clientes como Aldo, Kurt Geiger y Sacha. Incluso llegó a firmar un contrato con la multinacional sueca Hennes & Mauritz, más conocida como H&M.
Por desgracia, todo cambió una noche de diciembre en 2012. “No me acuerdo prácticamente de nada. Pero fue terrible. Estaba durmiendo y me desperté balbuceando, sin poder ver, sin poder hablar”. Fue el ictus.
Su exmujer respondió rápido y los médicos le salvaron la vida. Le extirparon la parte derecha del cráneo. Pasó un año en silla de ruedas, y durante casi cuatro, rehabilitándose entre Barcelona y Alicante. De momento, se conforma con poder aplaudir pues sigue arrastrando problemas en el brazo izquierdo. No obstante, le gustaría terminar jugando un set de tenis.
Ahora Arellano combina sesiones matinales de rehabilitación con tardes en el estudio diseñando zapatos. “Es lo que me mantiene vivo”, asegura.