(EFE).- Un avión que porta un cartel con el mensaje «Benedicto XVI nunca ha abdicado» lleva desde el fin de semana sobrevolando las playas de la costa de Roma sin que se haya podido determinar su origen.
El cartel fue visto y fotografiado en la tarde del domingo sobrevolando a baja altura la playa de Ostia, el barrio litoral de la capital italiana, y también se avistó en otras localidades más al sur, mientras la prensa local indaga si se trata de una estrategia publicitaria o una teoría de la conspiración.
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Dado que recientemente se publicó un libro que promueve la tesis de que la renuncia de Benedicto XVI fue nula, algunos atribuyeron el mensaje a una publicidad que su autor, Andrea Cionci, ya ha negado tajantemente al diario romano Il Messaggero.
Por su parte, desde su abdicación al papado en 2013 circulan en internet teorías de la conspiración que cuestionan la legitimidad y la voluntad detrás de la denuncia y que han sido negadas tajantemente por fuentes oficiales.
De hecho, ante las dudas suscitadas incluso por algunos periodistas el propio Benedicto XVI Ratzinger envió una carta en 2014 en la que aseguraba que no existía «la menor duda sobre la validez» de su renuncia, que fue totalmente voluntaria.
La empresa que gestiona los contratos de aviones con mensajes publicitarios tampoco ha hecho público el cliente que ha encargado tal servicio y otra teoría, recogida por los diarios locales, es que se trataría de un mensaje correspondiente a un rodaje.
La muerte de Benedicto XVI
Benedicto XVI murió el pasado 31 de diciembre con 95 años en la residencia Mater Ecclesiae del Vaticano, donde vivió una década tras su abdicación al papado junto a su secretario Georg Gänswein.
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Gänswein, de 66 años, había sido responsable de la Casa Pontificia, una especie de jefe de protocolo, pero fue apartado por el papa Francisco en 2020 para que pudiera ocuparse más directamente de la salud del anciano pontífice emérito, aunque mantenía el título, según denunció en sus memorias «Nient’altro che la verità» (Nada más que la verdad).
Tras la muerte del pontífice alemán, el papa Francisco envió Gänswein a su sede de origen en Friburgo, en Alemania.