(EFE).- Los países que han reducido su consumo de antibióticos en animales y humanos han registrado una disminución en la resistencia de las bacterias a dichos fármacos, reveló hoy un informe conjunto de varias agencias europeas.
El estudio del Centro Europeo de Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés), la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) y la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) se centra en el tratamiento de la bacteria E. coli.
El análisis halló que, según se reducía el consumo de antibióticos en Europa entre 2014 y 2021 -cayó hasta en un 44 % en la ganadería-, la bacteria E. coli se volvió menos resistente a estos medicamentos, tanto en animales como en humanos.
Esto demuestra que las preocupantes tendencias en materia del fenómeno conocido como resistencia a los antimicrobianos (RAM) pueden revertirse con las medidas y políticas adecuadas, señalaron las agencias en su comunicado.
«Es imperativo aumentar los esfuerzos para reducir un consumo innecesario de antibióticos con el fin de acometer la amenaza que supone la resistencia antimicrobiana para la salud pública», declaró la directora del ECDC, Andrea Hammon.
La jefa de la agencia con sede en Estocolmo pidió además reforzar los programas de inmunización y de prevención de infecciones, así como las prácticas de control tanto a nivel comunitario como en centros sanitarios para reducir aún más la necesidad de antibióticos.
Por otro parte, el informe indicó también que el uso de un determinado e importante grupo de antibióticos en humanos está asociado con la resistencia de E. coli en humanos a estos antibióticos.
Finalmente, la resistencia a antimicrobianos en humanos podría estar relacionada con la resistencia en los animales de uso alimentario, como demuestran los ejemplos de las bacterias Campylobacter jejuni y Campylobacter coli.
El comunicado recordó que la resistencia a los antimicrobianos es una seria amenaza para la salud humana y animal.
Se estima que es responsable cada año de más de 35.000 muertes en los estados de la Unión Europea (UE) más Noruega e Islandia, mientras que tiene un coste aproximado de 11.700 millones de euros anuales para los sistemas sanitarios de dichos países.
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