Pedro Benítez (ALN).- Víctor Manuel Rocha, 73 años, colombiano de origen, pero creció en Harlem, Nueva York. Naturalizado estadounidense en 1978, hizo una carrera de 25 años en el Departamento de Estado. Cum laude de la Universidad de Yale en 1973, con una maestría en Administración Pública en Harvard y otra maestría en el Servicio Exterior en Georgetown.
Sirvió como funcionario de las embajadas de Estados Unidos en Santo Domingo (1982-1985), Tegucigalpa (1987-1989), Buenos Aires (1997-1999) y Roma. Entre 1995 y julio de 1997, fue el Oficial Principal Adjunto de la Sección de Intereses estadounidenses de la Embajada de Suiza en La Habana (el único vínculo diplomático formal de ese país con Cuba hasta 2015).
Como funcionario del Consejo de Seguridad Nacional (trabajaba en la Casa Blanca) era el responsable de las relaciones con la isla y se especializó en Latinoamérica.
La carrera de embajador
Bill Clinton lo designó embajador en Bolivia (2000-2002), y se le recuerda por una declaración insólita por su torpeza: “los bolivianos que voten por Evo Morales sepan que votan por un narcotraficante y si gana Estados Unidos les quitará la ayuda”. De más está decir que esa afirmación fue como maná caído del cielo para la campaña presidencial del entonces líder cocalero. Morales no ganó esa elección, pero llegó de segundo y con suficiente capacidad para desestabilizar al presidente Gonzalo Sánchez de Losada. Lo que efectivamente ocurrió.
Hasta hace unos días era miembro del Consejo de Relaciones Exteriores (organización no oficial e independiente en alguna época financiada por la familia Rockefeller) y del Consejo Internacional sobre Terrorismo de la oficina de Henry Kissinger; así como asesor del Proyecto de Transición para Cuba de la Universidad de Miami y (nada más y nada menos) que asesor especial del comandante militar del Comando Sur con sede en Doral, Florida.
Además, era ejecutivo de diversas compañías de comunicaciones y una firma de abogados vinculadas a América Latina. Se le consideraba un halcón. Un republicano, trumpista, radicalmente anticastrista y antichavista. En los círculos del poder de Buenos Aires es muy conocido porque, entre otras cosas, tuvo una relación bastante cercana con Eduardo Duhalde cuando éste era presidente de ese país por allá en 2002.
El arresto
El pasado 1ero de diciembre fue arrestado en Miami, luego de una larga investigación de contrainteligencia por parte del FBI, acusado de servir encubierto para el gobierno de Cuba desde 1981. Cuarenta años como topo. Se dice rápido.
Al parecer un doble agente cubano que cambió de bando le puso una trampa. Fue presentado ante el Tribunal Federal del Distrito del Sur de Florida, donde habría admitido los cargos y, según ha trascendido en los medios, se sabe que en dos ocasiones viajó con pasaporte falso desde República Dominicana a Cuba.
Como el amable lector podrá apreciar esta historia se encuentra a la altura de las novelas de John le Carré y contiene suficiente material para un libro, una película y una serie. El caso Rocha solo es superado en el tiempo por el de Kim Philby, aquel espía que el NKVD soviético infiltró en la inteligencia británica y pone una gran sombra de duda sobre la diplomacia y el sistema político de Estados Unidos. No se puede saber hasta qué punto ha sido, y/o se encuentra, penetrado por Cuba o por otros países.
Veamos el caso del demócrata por New Jersey, Bob Menéndez (ex presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado), a la Fiscalía acusa de ser un agente al servicio de Egipto.
Lo que, si pone en evidencia, una vez más, es la increíble capacidad de influencia que un país pequeño y pobre, con apenas 11 millones de habitantes tiene sobre su vecino, que con más 330 millones es la primera potencia militar, económica y tecnológica del planeta. Y no solo por el espionaje. Ésta es sólo una de sus muchas tácticas. El servicio diplomático cubano en el resto del mundo es superior al de Brasil.
La penetración e influencia de la política exterior cubana que se extiende, al menos, en esta parte del mundo, siempre ha sido subestimada por Washington.
Sirva esto de botón de muestra.