(EFE).- Los episodios conocidos como olas de calor marinas, períodos prolongados de temperaturas elevadas en la superficie del mar, casi se han triplicado desde 1940, según un estudio del Instituto Mediterráneo de Estudios Avanzados, Imedea (CSIC-UIB) de España y del National Centre for Atmospheric Science de la Universidad de Reading (Reino Unido).
Los días de calor extremo en el mar se han multiplicado por tres desde 1940 debido al calentamiento global causado por actividades humanas, sin el cual casi la mitad de estos episodios extremos no habrían ocurrido, según concluye el estudio que ha publicado recientemente en la revista científica ‘PNAS’, ha informado la UIB en un comunicado.
La doctora Marta Marcos, profesora del Departamento de Física de la UIB y autora principal del estudio, explica que las olas de calor marinas «tienen consecuencias importantes para la vida marina, y afectan por ejemplo a los arrecifes de coral y a las praderas marinas».
Para cuantificar la contribución del cambio climático causado por la actividad humana a las olas de calor marinas observadas, los investigadores han elaborado un modelo contrafactual de las temperaturas de la superficie del mar desde 1940 a escala global.
Este modelo elimina las tendencias del calentamiento global, muestra un clima estable, y permite comparar estos datos con las tendencias observadas a lo largo de más de ocho décadas para cuantificar esa contribución del cambio climático a las olas de calor marinas.
Según los datos de este modelo, el 47 % de las olas de calor marinas que se han producido entre 2000 y 2020 no habrían sido calificadas como eventos extremos si no fuera por el efecto del calentamiento global.
Más frecuentes e intensas
Además, el calentamiento también se relacionó con un aumento de casi tres veces desde 1940 en el número de días al año en que los océanos experimentan calor extremo en la superficie.
Los resultados también muestran que el calentamiento global es en promedio responsable de un aumento de 1 grado en la intensidad de las olas de calor marinas a lo largo de estas décadas.
Marcos pone como ejemplo el episodio del verano de 2023 en aguas de las islas británicas y del Mediterráneo, donde «los datos evidencian los veranos excepcionalmente calurosos que se vivieron entre 2021 y 2023, con incrementos superiores a 2° C cada año, atribuibles al calentamiento global».
«Esta misma responsabilidad del calentamiento global en la generación de olas de calor marinas la hemos podido observar también en episodios que se produjeron en otros momentos y en otras partes del mundo, como por ejemplo la ola de calor del noreste del Pacífico entre 2014 y 2015 o la ola de calor que afectó el mar de Tasmania entre 2015 y 2016», añade Marcos.
Calentamiento global
Los resultados también muestran una pauta de intensificación amplificada de las olas de calor marinas a partir del año 2000, lo que pone de relieve el papel perjudicial del calentamiento global en los fenómenos de temperaturas extremas de la superficie del mar.
El estudio ha revelado la heterogeneidad en la distribución geográfica de las olas de calor marinas, porque el impacto del calentamiento global se muestra variable según la región, con áreas ecuatoriales y tropicales del Pacífico oriental y del Atlántico oriental donde las olas de calor marinas se producen de manera más frecuente pero no más intensa, mientras que en áreas septentrionales del Atlántico y el Pacífico y en el mar Báltico, las olas de calor no son más persistentes, pero sí más intensas.
Los investigadores alertan de que estos cambios tienen impactos profundos en la adaptación de los ecosistemas a las nuevas condiciones climáticas, que responden a una combinación de calor extremo y duración del evento.
El modelo desarrollado puede proporcionar información del rol del calentamiento global en estos cambios a escala local y regional, y contribuir a anticipar peligros y amenazas y ayudar a diseñar estrategias de adaptación y mitigación al nuevo contexto climático y ambiental.
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