(EFE).- «Los obligaron a marcharse de España, pero nunca pudieron arrancarles del corazón el amor por su tierra». Con estas palabras cierra el argentino José Antonio Casas el expediente que ha remitido al Ministerio de Justicia de España para pedir la nacionalidad española por carta de naturaleza como nieto de exiliados republicanos.
En apenas tres folios resume la vida de su abuelo Luis Casas Ramos, nacido en Argentina de padres españoles de origen y que recuperó en 1996 su nacionalidad española.
Una vida en la que cabe su llegada a Bilbao (norte de España) en 1914 con apenas un año de edad, su mudanza a Madrid, su trabajo como tapicero, su afiliación el Sindicato de la Construcción y su alistamiento en las Milicias Confederales, siete días después del golpe de Estado franquista de 1936, como lo atestigua una ficha preservada en el Centro Documental de la Memoria Histórica de Salamanca (norte).
DEJA ESPAÑA
Tras luchar en distintos frentes, en febrero de 1939 cruzó la frontera junto a miles de republicanos que fueron agrupados en el campo de concentración francés de Argèles sur Mer, para pasar después al de Barcarès y al de Gurs.
No encontró tampoco la paz en Francia, donde en los últimos meses de la ocupación nazi se integró en las fuerzas de la resistencia que lucharon para expulsar a las tropas alemanas, según se reseña en el expediente, al que ha tenido acceso Efe.
Fue en ese país donde conoció a la que sería su mujer, Lorenza Castillo, que había abandonado con sus padres España en agosto de 1937 por el puerto de Santander (norte), ante la inminente ocupación franquista de la ciudad.
VIAJA A BUENOS AIRES
Ya con dos hijos, Luis y Lorenza embarcaron en 1949 destino a Buenos Aires. En 1971 su primogénito, José Luis Casas, contrajo matrimonio con Carmen Binimelis, hija de español.
Son estos los padres de José Antonio Casas, quien emprende ahora el camino para solicitar la nacionalidad española de la mano del abogado Eduardo Ranz, quien ha tramitado ya otros expedientes similares.
Recuerda el abogado cómo el Gobierno español otorgó a seis filipinos descendientes de vascos republicanos la nacionalidad española por carta de naturaleza, un procedimiento «graciable», que no se sujeta a las normas generales.
No olvida otras nacionalidades otorgadas por esa vía, como la que el pasado mayo benefició al futbolista francés Aymeric Laporte o la que en 2019 se concedió al también futbolista, de origen guineano, Ansu Fati, abriéndoles las puertas de la selección española.
José Antonio Casas solicita el mismo tratamiento para «quienes se les robó una vida».
AMOR POR ESPAÑA
Asentados en Argentina, sus abuelos Luis y Lorenza solo regresaron a España en una ocasión, en 1979, pero nunca olvidaron quiénes eran y de dónde venían, afirma.
Luis Casas editó en 1984 sus memorias, recordando su participación en la Guerra Civil española y exilio, y las tituló «Sangre y Tragedia». Envió un ejemplar al entonces presidente del Gobierno español, Felipe González, y enmarcó la contestación que recibió.
Su nieto aún la guarda. «Los obligaron a marcharse de España, pero nunca pudieron arrancarles del corazón el amor por su tierra; el mismo amor que nos legaron a todos sus hijos, nietos y bisnietos», asgura.