Daniel Gómez (ALN).- Alejandro Castro, coronel del Ministerio del Interior de Cuba, es uno de los últimos sancionados por Donald Trump. Se trata de todo un golpe político. Alejandro, hijo de Raúl Castro, era considerado en la Administración de Barack Obama el segundo hombre con más poder en La Habana. Fue él quien abrió el canal de comunicación con Washington. Quien lideró las negociaciones por la parte cubana. Quien logró el deshielo.
Ni Raúl Castro ni sus familiares directos podrán viajar a Estados Unidos, dicta la última sanción del presidente Donald Trump. Esto afecta directamente al hombre que lideró la delegación cubana en las negociaciones con el exmandatario Barack Obama, Alejandro Castro, coronel del Ministerio del Interior e hijo de Raúl.
El papel de Alejandro Castro es conocido gracias a Ben Rhodes, exasesor de Seguridad Nacional de Obama. En su libro El mundo tal y como es, publicado en febrero de 2019, cuenta cómo el hijo de Castro lideró las negociaciones por parte de Cuba desde el primer momento, desde el primer contacto entre Administraciones que tuvo lugar en Canadá en 2013.
Por aquel entonces Alejandro Castro era un desconocido. Un misterio. “Había sido una especie de misterio en EEUU. Ostentaba los títulos de coronel y presidente de lo que llamaban Comisión de Defensa y Seguridad Nacional […]. Según todas nuestras fuentes, desempeñaba un papel más importante en el sistema cubano, pero nadie exactamente qué quería decir eso. La mayoría de los analistas pensaban que era el hombre más poderoso de Cuba después de Raúl y Fidel. Yo hablaría en nombre de Obama y no cabía duda de que él lo haría en nombre de su padre”.
A Rhodes le llamaron la atención varias cosas de Alejandro Castro. Su estatura, es alto. Su aspecto, de profesor y no de militar. Y sus formas, habla y ríe muy fuerte.
Tras aquella reunión en Canadá, abrieron un canal de comunicación que desembocó en el deshielo de las relaciones entre Washington y La Habana, las promesas de aperturismo de Raúl Castro, así como con la visita de Obama a Cuba en 2016. Una visita que organizaron Ben Rhodes y Alejandro Castro con “interminables” conversaciones a través de Skype y viajes de ida y vuelta por parte de Rhodes a La Habana.
Ya se sabe que este deshielo regresó al congelador. Trump, de hecho, ha intensificado el bloqueo. Y en su último apretón de tuercas ha golpeado al hombre que lideró la negociación con Obama. Su acción, por tanto, es un golpe político.