Fernando Muñoz (ALN).- La ostentosa celebración del 4 de julio en Estados Unidos contrasta con el inicio de una fuerte campaña de redadas para detener y deportar inmigrantes indocumentados en suelo estadounidense, impulsada por Donald Trump. Se estima que más de 2.000 familias en situación irregular en muchas capitales norteamericanas serán perseguidas en los próximos días.
Estados Unidos celebra su día grande: el 4 de julio, la fecha que conmemora la independencia del gigante norteamericano, lograda un día como este en 1776. Según CNN y otros medios estadounidenses, Donald Trump prepara para este año una auténtica exhibición de poderío militar que puede poner en jaque la frágil armonía de la capital estadounidense.
Esta célebre fecha marca también el comienzo de un proceso mucho menos festivo y agradable: Donald Trump anunció recientemente la seria intención de llevar a cabo extensas redadas contra los inmigrantes ilegales residentes en EEUU a partir de este mismo día. El presidente norteamericano ya amagó con poner en marcha esta persecución a mediados de junio -el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE) anunció el objetivo de detener a unas 2.000 familias de indocumentados a partir del 23 de junio- pero el rechazo generalizado de la oposición y de los grupos activistas frenó la medida.
Después de ese intento fallido, Trump parece decidido a llevar a cabo su plan de caza y captura de una vez por todas. El gobierno peinará las calles de las grandes capitales estadounidenses: Chicago, Nueva York, Miami, Houston, Los Ángeles y San Francisco entre otras, según informó el Ejecutivo en un comunicado. Todo con el fin de ‘corregir’ la situación ilegal de un importante número de personas que consiguieron cruzar la frontera estadounidense, sin que eso haya garantizado su permanencia: “La gente que viene puede que esté aquí por un tiempo corto, pero van a irse, van a regresar a sus países, se van a casa” dijo el mandatario.
La medida de Trump, como hace un mes, no pasará desapercibida. Muchos colectivos activistas ya han anunciado su intención de elevar las protestas al máximo exponente para evitar que el plan de deportaciones se lleve a cabo. Leopoldo Martínez, dirigente nacional del Partido Demócrata y columnista de ALnavío, se muestra muy crítico con la decisión de Trump, que considera “una maniobra política para agitar a sus seguidores”, y “una conducta desconocida en los EEUU en materia de derechos humanos”.
Martínez es muy directo con respecto a las decisiones de Trump en materia de inmigración: “La política migratoria de Trump o la separación de familias en la frontera pueden ser comparadas con algún tipo de tortura”. Además, señala el peligro real de provocar una escisión en el Partido Republicano, un riesgo en el que incurre Trump al posicionarse tan a la ofensiva en este asunto: “Él busca acercarse a una base muy extrema del partido, pero que se aleja del pensamiento de muchos miembros del partido republicano”.
Este tipo de redadas no son algo fuera de lo común en EEUU. Según apunta The New York Times, los agentes del ICE acostumbran a sorprender a los inmigrantes indocumentados en la calle, en sus lugares de trabajo o en sus propias casas. La dimensión de estas nuevas redadas, no obstante, es mucho mayor: de acuerdo con el medio citado, los agentes gubernamentales se centrarán en perseguir a adultos con hijos a su cargo. Trump ya se vio obligado a abandonar la política de separación de familias en la frontera estadounidense ante la fuerte presión de la comunidad internacional.
The New York Times recoge las declaraciones de varios individuos susceptibles de ser deportados: Jessi Zavala, de 23 años, nació en EEUU pero teme que su madre nicaragüense (aún indocumentada) se vea afectada por las redadas. Juntas, se encerrarán hasta que pase el peligro: “Mi familia ha estado comprando todos estos días, no tenemos pensado salir en toda la semana”. Una situación parecida viven Candi y Rudolfo Vasquez, de 13 y 8 años respectivamente, que temen ser separados de su familia: “Estamos muy asustados, no queremos perder a nuestra madre”.
Especialmente sensible es la situación de los afectados por el éxodo venezolano. La crisis humanitaria de Venezuela ha provocado el incremento del flujo migratorio de forma descontrolada hacia todos los puntos del planeta, siendo Estados Unidos uno de los países receptores de más población inmigrante. Se estima que hoy más de 145.000 venezolanos indocumentados se encontrarían en situación irregular en suelo norteamericano, según los últimos datos reflejados en un informe del Center for Migration Studies (CMS).
Tanques en las calles y aviones en el cielo
Dejando a un lado la medida antiinmigración, la primera gran sorpresa del presidente norteamericano con respecto al 4 de julio ha sido la decisión de contar con la presencia de tanques en las calles a modo de marcha militar, una idea que tomó del desfile del Día de la Bastilla en París allá por 2017, del que fue invitado de lujo. Aquel imponente despliegue caló hondo en Trump, que se confesó maravillado ante “uno de los mejores desfiles que vi en mi vida”. El propio Trump terminó por confirmar los rumores que apuntaban al despliegue de máquinas de guerra en las calles. En los días previos a la celebración, los numerosos tanques desplegados por distintas partes de Washington confirmaban la exhibición de poder militar.
La preparación del Día de la Independencia estadounidense por parte de la Administración Trump deja otra decisión sin precedentes: La Administración Federal de Aviación (FAA) anunció el martes pasado que el Aeropuerto Nacional Ronald Reagan de Washington suspendería sus operaciones en dos tramos distintos: entre las 6:15 pm y las 7:45 pm (hora del este) para llevar a cabo un vuelo ceremonial de un avión militar, así como entre las 9 y las 9:45 pm, en esta ocasión para llevar a cabo la imponente exhibición anual de fuegos artificiales.