Daniel Gómez (ALN).- Hoy el oasis de Latinoamérica es Perú. Y parte de la responsabilidad la tiene el presidente, Martín Vizcarra, quien ha sabido gestionar un entorno político complejo marcado por la corrupción. De ahí que su popularidad sea la más alta de todos los países de la región. No pueden decir lo mismo otros mandatarios como Sebastián Piñera, Lenín Moreno, Iván Duque y Jair Bolsonaro. Ni siquiera Andrés Manuel López Obrador, quien llegó al gobierno con altas cuotas de apoyo popular.
Martín Vizcarra no ganó en las urnas. Asumió la presidencia de Perú de rebote. Tras la renuncia de Pedro Pablo Kuczynski, salpicado por la corrupción, en marzo de 2018. A partir de ahí una serie de buenas decisiones le han llevado a convertirse en el mandatario más popular de Latinoamérica.
Hoy el índice de aprobación del mandatario es del 79%, según la consultora Ipsos. Todo gracias a su determinación de disolver el Congreso en enero y convocar elecciones el 11 de abril de 2020 para resolver de una vez el problema de la gobernabilidad en Perú.
La disolución del Parlamento fue una decisión celebrada. Gozó de 85% de apoyo, según Ipsos. Y es que el hemiciclo estaba liderado por el fujimorismo, un movimiento político compuesto en su mayoría por dirigentes “analfabetos” que no hacían otra cosa que complicar la acción del gobierno, explicó el escritor y Premio Nobel peruano, Mario Vargas Llosa.
El de Vizcarra es un caso doblemente sorprendente. No sólo porque asumió el mandato de rebote. Sino porque su gestión ha servido para blanquear las instituciones de un país donde ningún expresidente vivo se salva de la corrupción.
López Obrador y Bolsonaro, segundo y tercero en popularidad
El segundo lugar es para el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador. El pasado 25 de noviembre celebró un año de gobierno con un dato desalentador: su popularidad se desplomó 12 puntos, de 80% hasta 68%, según la encuesta De las Heras Demotecnia.
Es cierto que los niveles de aprobación siguen siendo altos. Pero no tanto como le gustaría a un presidente que todo lo hace por y para el pueblo. Su primer año en el gobierno ha dejado sombras, como un desempeño económico débil, problemas con los inversores y también con el narcotráfico.
El tercer lugar es para otro que pronto cumplirá un año en el gobierno: Jair Bolsonaro. El presidente de Brasil entró en enero al gobierno siendo todo un fenómeno de masas. Cosechó 55% de los votos en las urnas, pero hoy apenas reúne 31% del apoyo popular, según Ibope, encuestadora de referencia en el país.
Un reciente estudio de BBVA Research demostró que los índices de conflictividad política de Brasil son los más bajos de América Latina. Además, ha conseguido logros importantes, como el apoyo en el Congreso para impulsar la reforma de las pensiones, o una gestión económica que entusiasma a inversores y analistas. El problema de Bolsonaro, no obstante, está en las formas. La gestión de la crisis del Amazonas, por ejemplo, en la que acusó sin pruebas a las ONG de causar los incendios han ido debilitando la credibilidad de un mandatario adicto a los exabruptos.
Pese a todo, los mandatarios de México y Brasil, que son los principales países de América Latina, se han librado de los estallidos que han marcado la segunda mitad de año.
¿Qué tal les va a los presidentes de los estallidos?
Todo comenzó con Ecuador. El presidente, Lenín Moreno, lanzó un plan económico que encareció el precio de los combustibles provocando la respuesta de la población. El pueblo, movilizado por los indígenas, se echó la gente a la calle de forma masiva a protestar contra el ajuste obligando a Moreno a cancelar la reforma.
Por las protestas el expresidente ecuatoriano Rafael Correa dijo que el gobierno de Lenín Moreno estaba muerto. Los analistas consultados por el diario ALnavío ratificaron esta declaración. Y las encuestas lo sentenciaron: a 12% cayó su popularidad durante las protestas de octubre, según la encuestadora Cedatos.
Hoy cuando se publican encuestas de intención de voto para las elecciones de 2021 Lenín Moreno ni siquiera aparece entre los candidatos. Sí lo hace Rafael Correa con apenas 15,7%, a más de 18 puntos de distancia del favorito: Leonidas Iza Salazar, el dirigente indígena que lideró las protestas. Todo esto según la firma Clima Social.
Tras Ecuador llegaron las protestas de Chile. El estallido fue producto del alza de la tarifa del metro, y del descontento acumulado por un lustro de políticas que iban en contra de las aspiraciones de la clase media. El presidente, Sebastián Piñera, gestionó el malestar con poco tacto, pues su primera medida fue sacar el Ejército a la calle. A partir de entonces todo empeoró, hasta el punto de que todavía el malestar ciudadano sigue en Chile.
Es cierto que Piñera ha rectificado sus errores. Retiró a los militares de las calles, pidió perdón, emprendió una agenda social e incluso convocó un plebiscito para reformar la Constitución.
Pese a todo, Sebastián Piñera se anotó el peor dato de popularidad en la democracia de Chile: apenas el 10% de los chilenos aprueba su gestión, según la consultora Candem.
En Colombia tampoco hay buenas noticias para el presidente, Iván Duque. El de su gobierno ha sido un desplome continuado. Comenzó con 53% de aprobación, cayó a 42%, y luego al 27%, y ahora es de apenas 15% según la consultora Yanhaas.
Las medidas políticas de Duque han sido criticadas en Colombia. Existe la sensación de que gobierna para unos pocos. También le penalizan los vaivenes dados en su posición con el acuerdo de paz con las FARC, diciendo un día que los respeta, y al otro tratando de implementar cambios sustanciales. Por todo lo anterior es que el 4 de noviembre se convocó un paro nacional cuyo estallido aún sigue golpeando al mandatario.
A Iván Duque tampoco le ha de sentar bien que el ilegítimo Nicolás Maduro, pese a todo, tenga mayores índices de aprobación. La encuestadora Datanálisis calculó que el mandatario chavista, responsable de la tragedia de Venezuela y del mayor éxodo que recuerda América Latina, cuenta con un índice de aprobación de 15,5%, cinco décimas más que el presidente de Colombia. En Datanálisis también se muestra el apoyo del presidente encargado Juan Guaidó, cuya popularidad está a la baja, pero sigue siendo de 40%.
Mandatarios a examen
Estos últimos meses de 2019 también han traído nuevos liderazgos. Como el de Jeanine Áñez en Bolivia. Después del fraude electoral de Evo Morales y el vacío de poder, esta senadora asumió el gobierno interino y trabaja para cumplir su objetivo: que se convoquen elecciones lo antes posible. En ello están.
Otro nuevo liderazgo es el de Alberto Fernández en Argentina. Asumió el gobierno hace dos semanas. Todavía está en los 100 días de gracia que dejan a todo presidente. Pero cabe recordar que ganó las elecciones en primera vuelta con 48% del apoyo. Este es su punto de partida.