Redacción (ALN) .- La selva del Darién sigue cobrando vida. Una venezolana decidió cruzar esta zona selvática junto a su familia con la ilusión de llegar a Estados Unidos para obtener una mejor calidad de vida, sin embargo, el recorrido vivió la peor de las tragedias: su esposo y su hijo murieron.
Rosmary González es una abogada que decidió emigrar hacia Colombia poco antes de la pandemia, donde comenzó una nueva vida como ayudante de cocina. Pero después del confinamiento y sortear un año sin empleo, su esposo José Quiróz, quien era capitán de la marina mercante venezolana, le propuso cruzar el Tapón del Darién junto a su hijo de 4 años llamado Samuel.
Empezó la travesía
La pareja integraba un grupo de 26 personas que partió desde Bogotá. Tomaron una lancha en el puerto de Necoclí y desembarcó en Acandí, el municipio colombiano fronterizo con Panamá, al norte del departamento del Chocó, reseñó BBC Mundo.
Rosmary y José se prepararon para hacer un recorrido lento, pero más seguro y confortable para los niños. Sin embargo, los guías colombianos les mostraron el camino hasta que llegaron a un aviso que decía: «Bienvenidos a la frontera de Panamá». A partir de allí, avanzarían por su cuenta.
Pero en el recorrido fueron víctimas de la delincuencia varias veces. Indígenas que controlaban aquel sector de la selva ordenaron a los migrantes venezolanos que entregaran todo el dinero y celulares de alta gama. Además, les quitaron los bolsos, así como varios objetos y comida.
«Nos metimos en el monte corriendo. Teníamos miedo de que nos dispararan por la espalda», recuerda Rosmary.
El día de la tragedia
El sexto día de travesía José recomendó a su esposa que cruzara sola el río; él se encargaría de Samuel y de otro sobrino.
Rosmary se sumergió en el río, pero la corriente era tan fuerte que regresó a la orilla. Otro migrante sugirió hacer una cadena, tomarse unos a otros de las manos para sostenerse mientras cruzaban.
En ese sentido, su hermano decidió tomar la iniciativa por lo que iba a la cabeza, seguido por varios haitianos y por Rosmary, quien tomó la mano de una amiga. Detrás venía José con Samuel y un sobrino.
Sin embargo, cuando estaban en el medio del río, a la misma distancia de una orilla y la otra, Rosmary recuerda que pidió auxilio a los migrantes que ya habían cruzado. Un joven haitiano acudió en su ayuda, mientras la amiga que venía detrás soltó la mano de José.
Cuando logró llegar a la orilla, Rosmary se dio la vuelta para buscar a José y Samuel, pero solo avistó el caudal marrón del río.
«Comencé a preguntar dónde estaban. Los haitianos no me querían decir, hasta que una mujer me puso la mano en el hombro y me dijo: ‘Calma, calma, a tu esposo y a tu hijo se los llevó el río'», recordó.
Seis personas de aquella cadena habían desaparecido. «En ese momento se me derrumbó todo. ¡Qué desesperación tan grande! Comencé a gritar para que me ayudaran, mi hermano se lanzó al río y vio a José con los pies hacia arriba, mientras lo arrastraba el río. A los niños no pudo verlos», señaló.
«Me arrodillé y comencé a llorar. Entonces los haitianos me levantaron y me dijeron: ‘Vamos, sigamos, no se derrumbe'», contó a BBC.
Rosmary sostuvo que es hipertensa y tienen problemas de corazón. «Todos los días le pedía a Dios que me diera la fuerza para seguir adelante», comentó
Dos días después, las autoridades avisaron a Rosmary que habían encontrado el cuerpo de Samuel, pero ella no se atrevió a reconocerlo.