Daniel Gómez (ALN).- El presidente de ACS y del Real Madrid vive por y para los negocios. Desde que “Pitina”, su esposa, falleció en 2012 se aísla de la realidad en las oficinas del Santiago Bernabéu. En la actualidad, dedica gran parte del tiempo a la gestión de sus empresas y fundaciones.
Si Florentino Pérez Fernández echase una carrera al sol, perdería. Es un adicto al trabajo: sale de casa sin apenas luz y regresa a medianoche. Su tiempo transcurre entre las 20 Copas de Europa -11 de fútbol y nueve de baloncesto- que decoran el despacho del Santiago Bernabéu desde el que se ocupa de las empresas que preside.
El calendario de Pérez no entiende de domingos ni de festivos. Esa fuerza la heredó de su padre, Eduardo Pérez, a quien siempre recuerda con cariño. Nació en marzo de 1947 en el seno de una familia trabajadora. Es el tercero de cinco hermanos y solo supo de una senda para llegar al éxito: la del esfuerzo mezclado con exigencia. Allegados al presidente madridista cuentan a ALnavío que puede tener a un trabajador colgado al teléfono hasta tres horas.
El grupo de Actividades de Construcción y Servicios, ACS, es el responsable de la fortuna personal que le calcula Forbes: 1.200 millones de euros (aproximadamente 1.272 millones de dólares). El conglomerado terminó el ejercicio de 2016 con una cartera de 62.000 millones de euros (66.415 millones de dólares) y un crecimiento del 9,1%. A pesar de ser una empresa española, solo realiza el 15% de las operaciones en el país. Su presencia se extiende por casi toda América, Europa y Oceanía, buena parte de África y una pequeña zona de Asia.
Allegados al presidente cuentan que puede tener a un trabajador colgado al teléfono hasta tres horas
Una de las operaciones más destacadas de Pérez fue la de integrar en 2011 en su conglomerado a la alemana Hochtief, una constructora con la que ejecuta importantes proyectos en Norteamérica, principal destino de ACS, así como en Australia, cada vez más presente en los movimientos del grupo. En la actualidad controla el 71,7% de la firma germana.
Sin embargo, la maniobra de mayor calado estratégico se produjo 8 años antes, con la absorción del principal grupo constructor de España, Dragados. A partir de entonces, ACS se coló en el podio de las principales empresas de Europa.
Uno de los hombres más conocidos del planeta
Si gobernar este gigante hubiera sido la única ocupación de Florentino Pérez, no sería ni la mitad de conocido de lo que es hoy. Desde que accedió a la presidencia del Real Madrid ocupa las páginas de la prensa deportiva casi a diario, algo que nunca le ha hecho gracia. Es muy celoso de su intimidad. Apenas concede entrevistas y sus intervenciones públicas se miden con cuentagotas.
Sin embargo, exponer su privacidad es un sacrificio menor. Florentino es un ingeniero de caminos licenciado en la Universidad Politécnica de Madrid al que siempre le llamó la política. Durante la Transición, militó en la Unión de Centro Democrático (UCD) y, precisamente, bajo esas siglas, fue concejal en el Ayuntamiento de Madrid en 1979. Dimitió cuando el partido perdió las elecciones del 82.
Volvió a intentarlo cuatro años más tarde. En aquella ocasión, concurrió a las generales al frente del Partido Reformista Democrático (PRD) pero no obtuvo ni un escaño. Lo de ganar votaciones no era lo suyo. Incluso perdió la primera vez que se presentó a la presidencia del Real Madrid, en 1995.
Cinco años después Florentino logró acceder al despacho del Santiago Bernabéu tras vencer en unas elecciones casi por primera vez en su vida. Sucedió a Lorenzo Sanz. Fue un momento de inmensa felicidad. Iba a dirigir al equipo de sus sueños. Aunque no solo era eso. El Madrid tiene la magnitud de una multinacional, por lo que presidirlo le confería poderes de político, algo que siempre había perseguido.
El mejor club del siglo XX, como lo definió la FIFA, es adorado por millones de aficionados en el mundo. Florentino ya presidía ACS; por tanto, sabía de negocios. Manejaba finanzas, marketing y diversificación, pericias que en el mundo deportivo en el que se sumergía no eran tan comunes. Los clubes vendían camisetas y, si acaso, plantaban su escudo en algún llavero. Fichaban por necesidad y en verano hacían pretemporadas y no giras comerciales. Con Pérez todo aquello cambió.
Al final triunfó en política
Pese a que nunca triunfó en política como político, sí lo hizo como presidente del Real Madrid. Ningún alcalde del ayuntamiento capitalino se le resistió. Su último triunfo negociador fue la remodelación del Santiago Bernabéu. Una obra que costará 400 millones de euros (428 millones de dólares) y dota al estadio de una fachada como la de los rascacielos de Dubai, techo retráctil y una plaza donde ahora están los aparcaderos. Podría, incluso, anexarle un hotel.
Sin embargo, la actual regidora, Manuela Carmena, no se lo ha puesto nada fácil. La líder de Ahora Madrid tumbó el primer proyecto que Pérez firmó en 2011 con el entonces alcalde Alberto Ruiz Gallardón. La obra era aún más faraónica, dado que su idea era encajar el estadio en una miniciudad con hoteles y centros comerciales.
En contra de lo que muchos anticipaban, Carmena y Pérez llegaron a un acuerdo a pesar de las discrepancias ideológicas. De hecho, cuando presentaron el nuevo Santiago Bernabéu, presidente y alcaldesa evidenciaron una buena sintonía y no dudaron en tildar la obra como un “símbolo para la ciudad”. Icono que, a su vez, evidencia el exitoso matrimonio entre Real Madrid y ACS, que ejecutará las obras del estadio.
Otro ejemplo de este enlace son las cuatro torres rectilíneas que acarician el cielo de Madrid. Se construyeron sobre la antigua Ciudad Deportiva blanca, una parcela supuestamente reservada al Pabellón Olímpico. Sin embargo, Pérez la vendió a distintas empresas que hoy han perfilado el nuevo skyline de la ciudad. El Real Madrid ingresó 53 millones de euros (57 millones de dólares) por unos terrenos que hasta entonces no habían costado tanto. Mientras, en ACS se frotaban las manos. El grupo construyó el edificio más alto, la Torre de Cristal.
Pese a la simbiosis entre constructora y equipo de fútbol, en 2006 se convirtió en el primer presidente de la historia del Real Madrid en dimitir. La ausencia de títulos fue fulminante. Sin embargo, pronto echaron de menos su gestión empresarial.
Tras su marcha, el equipo ganó dos Ligas, pero las cuentas del club dejaron de ser tan boyantes. Por ese motivo, regresó en 2009. Pérez no repitió los errores del pasado y se dedicó a gestionar la marca Real Madrid. No obstante, cuentan, casi como una historia mitológica, que en el palco del Santiago Bernabéu mercadea contratos y adjudicaciones. Una leyenda falsa según el presidente. “Allí no se hacen negocios, se transmiten valores”, declaró para el programa de televisión Salvados.
La muerte de su esposa le cambió la vida
El frenesí empresarial de Florentino Pérez vivió en 2012 un punto de inflexión. Sin avisar, la muerte le arrebató a su esposa, María Ángeles Sandoval, “Pitina”. Estuvieron casados 42 años. Este golpe le cambió la vida. Para aislarse del daño, el presidente se sumergió en las oficinas del Bernabéu. Allí se dedica, única y exclusivamente, a lo que mejor sabe hacer: trabajar.
Pérez nunca triunfó en política como político, pero sí lo hizo como presidente del Real Madrid
Centrado en gestionar las fundaciones que maneja, desde ACS promueve planes ecológicos y campañas de toma de conciencia, así como proyectos de restauración de arte y patrimonio histórico. Con la Fundación Real Madrid ha abierto escuelas de enseñanza en 20 países a fin de “ser un referente universal en el uso del deporte como herramienta educativa y de integración social”.
Florentino Pérez, si bien no es de los más ricos, es uno de los hombres más conocidos del planeta gracias al Real Madrid. Un amigo suyo, Emilio Butragueño, no duda en considerarle como un “ser superior”. Y es que su vínculo con el Ayuntamiento de Madrid, más el enlace entre ACS y el fútbol, le han servido para moverse con soltura entre empresa y política. O lo que es lo mismo, por los pasadizos donde circula el poder más intenso.