Leticia Núñez (ALN).- No hay tiempo que perder. Apenas 24 horas después de que Argentina cerró el acuerdo por 50.000 millones de dólares con el FMI, el presidente Macri acude a la cumbre del G-7. Por primera vez un mandatario argentino estará presente en la cita que agrupa a las principales economías. Macri se rodeará de líderes mundiales, los mismos que han apoyado sin fisuras las negociaciones con el FMI. En Quebec le esperan los jefes de Estado de EEUU, Canadá, Francia, Reino Unido, Alemania, Japón e Italia para respaldarle. Para transmitir confianza a su gestión.
Después de la tormenta siempre llega la calma. Aplicado al caso de Argentina, podría decirse que tras un mayo negro, en el que el peso argentino perdió 22 puntos de valor y las tasas de interés subieron a 40%, el gobierno de Mauricio Macri y el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordaron este jueves una ayuda de 50.000 millones de dólares (unos 42.000 millones de euros). Se ratifica así el apoyo internacional a las políticas aperturistas del presidente argentino.
“Clarísimamente es un espaldarazo a la gestión de Macri”, asegura Rogelio Núñez, investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá de Henares (Madrid), en declaraciones al diario ALnavío. En su opinión, el presidente argentino “tiene muy buena prensa a nivel internacional” y recurriendo al FMI “hace lo que tenía que hacer” puesto que Argentina “en la época de Cristina Fernández de Kirchner vivió por encima de sus posibilidades y los problemas se enquistaron”.
El acuerdo llega, además, en un momento idóneo. A las puertas del G-7. De la cumbre de las principales economías capitalistas del mundo. El selecto club, que suma casi dos tercios de la riqueza del planeta, está formado por Estados Unidos, Alemania, Reino Unido, Francia, Japón, Italia y Canadá.
Macri viaja este viernes a Quebec (Canadá). Pasará el fin de semana entre líderes mundiales, los mismos que le manifestaron su apoyo sin fisuras a las negociaciones con el FMI.
Es la primera vez que un mandatario argentino participa en el G-7. El primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, como anfitrión de la cumbre, tiene la facultad de invitar a otros jefes de Estado a la cita y Macri figuró entre los elegidos. Así se lo hizo saber en la Cumbre de las Américas, que se celebró el pasado abril en Lima (Perú).
“Los mandatarios van a hacer un esfuerzo de respaldarle, de apoyarle y de transmitir confianza hacia su gestión”
¿El motivo? Buenos Aires será la anfitriona de las potencias del G-20 el próximo diciembre y Macri, el maestro de ceremonias. “Estoy muy seguro de que toda la cumbre le va a respaldar, los mandatarios van a hacer un esfuerzo de respaldarle, de apoyarle y de transmitir confianza hacia su gestión”, dice Núñez.
Insiste en que “el proyecto de Macri es muy apoyado internacionalmente” y que el hecho de que “intente poner orden en la economía es algo que se ve con buenos ojos en el mundo”. Por ello, el experto zanja: “Estoy convencido de que en Canadá va a recibir un espaldarazo político a su gestión”.
En esta línea también se expresa Alfredo Rodríguez, director del Máster en Políticas Públicas de Seguridad en la Universidad Camilo José Cela (Madrid). “La reunión del G-7 será un espaldarazo. No olvidemos que se trata de uno de los principales foros mundiales y el hecho de que los siete lo acojan en calidad de invitado es un buen símbolo”, afirma a ALnavío. También que Macri “debe explotar esa foto en su beneficio”.
Según Rodríguez, “todo comunica y una imagen del G-7 con Macri como invitado más”.
Preguntado por cómo puede aprovechar Macri este momento, Rodríguez afirma que “tiene la oportunidad de explicar sus planes económicos y financieros para el país”. Si lo consigue, el experto vaticina que “la marca Argentina crecerá después de la cumbre”.
Bajo las luces del hotel Manoir Richelieu, Macri espera retratarse con la canciller alemana, Angela Merkel, con el primer ministro japonés, Shinzo Abe, y, por supuesto, con Donald Trump. El argentino es uno de los mandatarios de América Latina que mejor sintonía guarda con el estadounidense. No se olvida tampoco la prensa argentina, especialmente La Nación, de que un apretón de manos con Christine Lagarde en la cumbre del G-7 coronaría el acuerdo con el FMI. “Es un aliciente después de semanas de aridez, un cambio de aire difícil de dejar pasar”, dice el periodista Damián Nabot.
La propia Lagarde celebró este jueves el mayor “paraguas financiero” en la historia de la institución que preside. “Felicito a las autoridades argentinas por haber llegado a este acuerdo”, dijo en un comunicado. Manifestó que “se trata de un plan concebido e instrumentado por el Gobierno argentino que pretende fortalecer la economía en beneficio de todos los argentinos”. Asimismo, señaló que le “complace saber que podemos contribuir a ese esfuerzo brindando respaldo financiero, que apuntalará la confianza del mercado, dándoles a las autoridades tiempo para abordar un abanico de vulnerabilidades de larga data”.
Cabe destacar que, paralelamente, el Gobierno argentino anunció que obtuvo financiamiento adicional por un total de 5.650 millones de dólares del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el Banco Mundial y la CAF – Banco de Desarrollo de América Latina.
Que sean 50.000 millones de dólares de ayuda del FMI y no 30.000, como se había especulado, tiene un doble significado para Núñez. “Por un lado, un apoyo inquebrantable y muy fuerte del organismo a Argentina. Pero también una muestra de que los problemas del país son muy grandes, son problemas estructurales”.
Para María Ángeles Ruiz Ezpeleta, profesora de comercio internacional en la EAE Business School, la cifra de 50.000 millones de dólares entra dentro de la normalidad. “Todos los rescates que se han pedido en Europa son más elevados. No hay por qué asustarse”, señala al diario ALnavío. Recuerda que el Producto Interior Bruto de Argentina es de 545.000 millones de dólares, por lo que el rescate representa menos de 10% del PIB. En el caso de Grecia, fue superior a 20% del PIB.
Por ello, insiste: “No es una cifra desorbitada para un PIB como el de Argentina y la situación actual”. Lo que sí es importante, matiza, es el tipo de interés que Macri pacte para la devolución de la deuda al FMI. “No importan tanto los millones que pides sino el interés que te aplique el banco”.
¿Tendrá un costo político para Macri?
Preguntado por el costo político que Macri podría pagar en las elecciones presidenciales del próximo año, Núñez considera que serán las medidas de recorte de gasto las que pasen factura al mandatario. “Eso sí va a tener una incidencia política y social. De hecho, ya se ha anunciado una huelga general de la CGT”.
“50.000 millones de dólares no es una cifra desorbitada para un PIB como el de Argentina y la situación actual”
Pese a todo, el investigador sostiene que si la economía se recupera a tiempo “y eso se percibe socialmente, es un punto a favor” de Macri. Otro elemento es que la oposición está muy fragmentada. “Los problemas de gestión del presidente no están siendo aprovechados por nadie en la oposición por la desunión y la falta de liderazgo”, señala Núñez.
Así, con un año todavía para estabilizar la economía, con el peronismo dividido y sin una alternativa política fuerte, parece que Macri tiene muchas opciones de ser reelegido.