Daniel Gómez (ALN).- Si el gobierno de Lenín Moreno no está muerto como dice el expresidente Rafael Correa, al menos está “muy herido”, “debilitado”. En ello coinciden los analistas consultados por el diario ALnavío. “Le faltó pedagogía política”, dice el investigador Rogelio Núñez. “Mano izquierda”, agrega la experta Anna Ayuso. Moreno no tuvo en cuenta la historia reciente de Ecuador, en la que dos presidentes como Abdalá Bucaram y Lucio Gutiérrez perdieron el gobierno por subir el precio de los combustibles y de la energía. Al menos supo dar marcha atrás a la reforma. Ahora la redactará con el apoyo de los movimientos indígenas.
“Para el sector más izquierdista es un gobierno deslegitimado, por no continuar con el mandato de Rafael Correa. Lo que pasa con Correa es que despierta mucho rechazo en Ecuador, le rechaza la mitad de la población o incluso más. O el correísmo consigue otro líder, o realmente lo tienen complicado. Porque la mayoría parlamentaria está con Lenín Moreno. Un presidente debilitado, que tendrá que negociar más, pero tiene algo de margen si consigue contentar a los indígenas y otros sectores”.
Es el análisis que ofrece al diario ALnavío la investigadora principal para América Latina del Centro de Información y Documentación Internacional de Barcelona, Anna Ayuso.
Para el expresidente de Ecuador Rafael Correa el de Lenín Moreno “es un gobierno acabado por su propia traición, mediocridad y entreguismo”. Eso dijo en un vídeo colgado en Twitter. En entrevista con el diario ruso Sputnik, aseguró que, si revertía la medida de los combustibles, el gobierno estaría “más muerto”. Porque ya lo está. “Está en muerte clínica, en estado vegetativo”. También “deslegitimado”, agregó al diario español El Mundo el pasado jueves.
“Algo de razón tiene Correa”, agrega al diario ALnavío el investigador del Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Alcalá de Henares en Madrid, Rogelio Núñez. “El presidente Lenín Moreno queda muy herido políticamente al haber dado marcha atrás a las reformas. Estas medidas eran el comienzo de un plan más profundo, y si en el inicio ha ocurrido lo que ha ocurrido, las medidas laborales que esperaba implementar ahora no tienen fuerza política para lanzarlas”.
Núñez considera que ahora el correísmo toma aire. “Puede sacar algo la cabeza tras los sucesos que señalaban al anterior gobierno por corrupción y mal manejo de la economía. Para las próximas elecciones, si bien no Correa, sí una elección cercana a Correa que va a levantar la bandera de impedir el ajuste de Lenín Moreno. Entonces habrá una pugna clara entre una especie de correísmo y un sector más liberal”.
Como Núñez, Anna Ayuso también hace énfasis en la polarización que se está viendo en Ecuador. “Moreno tiene la mayoría en el Parlamento, pero no la tiene en las calles”, recordó.
En la noche del domingo en Ecuador, Moreno y la Conaie (Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador) acordaron derogar el decreto 883, que incluía el fin al subsidio de los combustibles, y la consecuente subida del precio de la gasolina que derivó en un estallido popular de 12 días, con graves altercados en Quito, siete muertos, más de 500 heridos y unos 900 detenidos, según cifras oficiales.
Una solución para la paz y para el país: el Gobierno sustituirá el decreto 883 por uno nuevo que contenga mecanismos para focalizar los recursos en quienes más los necesitan. ¡Se recobra la paz y se detienen el golpe correísta y la impunidad! #DialogarEsElCaminoEC pic.twitter.com/QfeUJpUcMk
— Lenín Moreno (@Lenin) October 14, 2019
“Una solución para la paz y para el país: el gobierno sustituirá el decreto 883 por uno nuevo que contenga mecanismos para focalizar los recursos en quienes más los necesitan. ¡Se recobra la paz y se detienen el golpe correísta y la impunidad!”, escribió Moreno en Twitter al poco de firmar el acuerdo.
Naciones Unidas y la Conferencia Episcopal mediaron en el diálogo. El resultado es la reelaboración de un paquete de ajustes que cuente con la aprobación del movimiento indígena. Las reformas en Ecuador, según el Fondo Monetario Internacional, son necesarias para un país con escasa productividad, asfixiado por la deuda externa, y la economía en recesión. Esta caerá 0,5% en 2019.
Ayuso ya advirtió que a Moreno “quizá le faltó mano izquierda a la hora de presentar los ajustes”. Piensa que “tendría que haber negociado antes con la Conaie, un sector que se ha mostrado abierto al diálogo. Calculó mal”.
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Rogelio Núñez también sigue esta línea. “Le faltó pedagogía política a Lenín Moreno. Antes de las protestas el gobierno intentó negociar con los indígenas. Y ahí la culpa fue de todos. Del gobierno porque no supo tender puentes, y de los indígenas porque no cedieron ni un ápice en su postura, creyendo posiblemente que eran más fuertes de lo que eran”.
Además, la historia reciente de Ecuador le da la razón. Quien se mete con los subsidios a la energía, tiene un problema con los indígenas y los movimientos sociales.
Presidentes como Abdalá Bucaram y Lucio Gutiérrez perdieron el gobierno como consecuencia de ellos. Bucaram implementó una estrategia económica que aumentó el costo de servicios básicos como la electricidad, el gas doméstico, el agua potable y la telefonía, la cual desembocó en paro y protestas hasta que lo derrocaron. Gutiérrez, por su parte, aumentó, como Moreno, el costo de los combustibles, y terminó huyendo del país ante las movilizaciones.
Rafael Correa ya reaccionó al acuerdo. Primero, para hacerse eco de unas palabras del negociador indígena, Leónidas Iza: “Es irresponsable culpar al correísmo de lo que está pasando”.
También criticó que el jefe del Tribunal de Cuentas, el contralor general de la República, Pablo Celi, participara en la negociación y redacción del acuerdo de Moreno. “¡Estamos locos!”, exclamó el expresidente en Twitter.
Celi es el contralor que maneja las acusaciones contra Correa por corrupción, por las cuales este debería estar preso si llegara a Ecuador. Según el exmandatario, Celi es una marioneta del gobierno, el cual, afirma, está en su contra.