Daniel Gómez (ALN).- El Presidente encargado de Venezuela, Juan Gaidó, cuenta con argumentos para pedir una intervención militar contra Nicolás Maduro. También tiene la urgencia de acabar con la usurpación del régimen. Pero ¿cómo logra este último punto? ¿Con un ataque quirúrgico? ¿Con una invasión extrajera? ¿Es la intervención militar una simple amenaza para forzar el quiebre de la Fuerza Armada? Entre estos interrogantes se debaten los analistas consultados por ALnavío.
Amenaza el Presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó. Amenaza el Presidente de Estados Unidos, Donald Trump. Amenaza el vicepresidente, Mike Pence; el secretario de Estado, Mike Pompeo; el asesor de Seguridad Nacional, John Bolton; y el enviado especial para Venezuela, Elliot Abrams. Ninguno de forma explícita, pero todos le dicen a Nicolás Maduro que la intervención militar está sobre la mesa.
En este punto cobra relevancia la declaración que le hace a ALnavío una fuente vinculada al tema militar en Venezuela: “Una diplomacia sin la amenaza del uso de la fuerza, es una diplomacia frívola”.
¿Por qué lo dice? En lo inmediato, lo que busca Guaidó es el fin de la usurpación. Maduro se sostiene en el poder con el apoyo del alto mando militar. Y es que no toda la Fuerza Armada está con él. Hay grietas, dice el Presidente encargado. Quiebres que no terminan de estallar. Por miedo. Por falta de decisión. Motivos que no les ayudan a decantarse. Por eso, tanto el Presidente encargado, como EEUU, amenazan con la intervención. Para sembrar miedo, histeria, confusión. Para que el núcleo militar se quiebre por fin.
Las amenazas de Guaidó son veladas. En ningún momento habla abiertamente de una solución militar en Venezuela. Quien sí lo hace, y lo hace con argumentos, es Antonio Ledezma, alcalde de Caracas en el exilio.
A Ledezma no le gusta hablar de intervención militar. Prefiere el término “intervención humanitaria” porque el régimen de Maduro “está perpetrando un genocidio silencioso y también un exterminio”, apunta a este diario.
¿Se justifica una intervención militar?
Ledezma se remite al Estatuto de Roma, que es el instrumento constitutivo de la Corte Penal Internacional. “En ese texto se establece como exterminio lo que se viene haciendo desde hace muchos años en Venezuela y se puso de bulto el 23 de febrero cuando Maduro impide que ingrese una pequeña porción de alimentos y medicinas, porque vale la pena decir que Venezuela requiere 280.000 toneladas de ayuda humanitaria”.
Ledezma también emplea el concepto del fallecido Kofi Annan, Premio Nobel de la Paz en 2001 y exsecretario general de Naciones Unidas. El concepto del “deber de proteger” empleado para prevenir crímenes de guerra, como los que, según este político venezolano, ha venido cometiendo el régimen.
Ledezma: “Un crimen de guerra es acribillar al soldado Óscar Pérez estando este completamente rendido. Un crimen de guerra es el concepto de limpieza étnica que Maduro aplicó con los pemones en la frontera con Brasil”
“Un crimen de guerra es acribillar al soldado Óscar Pérez estando este completamente rendido. Un crimen de guerra es el concepto de limpieza étnica que Maduro aplicó con los pemones en la frontera con Brasil”, apunta.
El crimen contra el pueblo indígena Pemón tuvo lugar el 23 de febrero. El día en que el régimen bloqueó la entrada de ayuda humanitaria a Venezuela. El día en que Guaidó tuiteó: “Debemos tener abiertas todas las opciones para lograr la liberación de esta patria”.
¿Fue responsable ese tuit? “Creo que fue responsable. Creo que responsablemente debo hablar de todas las opciones para lograr el cese de la usurpación”, dijo en una entrevista con El País. “Hay un dilema franco, que es de protección al ciudadano. Garbiñe Muguruza nació en Guarenas-Guatire, a los cuatro o cinco años se mudó a España. ¿Si se hubiese quedado en Venezuela hubiera llegado a ser la número uno del mundo? No es solamente el costo que estamos pagando hoy, sino el costo de oportunidad de social. Entonces, para nosotros es una responsabilidad hablar de todas las opciones”.
Al exterminio y a los crímenes de guerra, Ledezma suma el caso de los delitos de lesa humanidad. “Lo que está padeciendo la gente por el apagón es consecuencia del robo que han cometido, porque en Venezuela se robaron el dinero que hace que el sistema eléctrico esté como esté, y los hospitales estén como estén”.
El apagón, provocado por el chavismo -por los más de siete años de falta de mantenimiento del sistema eléctrico, por la corrupción, por la fuga de personal cualificado- ocasionó la muerte en los hospitales venezolanos de al menos 25 personas, 15 de ellos neonatos, reportan desde el equipo de Guaidó.
Ledezma cita más casos que justifican la intervención militar. Como la presencia en Venezuela de “fuerzas castristas, rusas e iraníes”. Grupos paramilitares como el ELN colombiano, los colectivos armados de Maduro o la organización islámica Hezbolá, “que están invadiendo el país en busca de uranio, coltán y petróleo”.
En definitiva, son muchos los motivos de Guaidó para justificar “el uso de la fuerza con misiones de paz contra quienes insisten en controlar la población”, apunta Ledezma.
El tipo de intervención
No hay que olvidar que la opción militar es la solución última que maneja Guaidó, y también EEUU. Ahora los esfuerzos se concentran en el cerco diplomático, con más y más duras sanciones para asfixiar al régimen de Maduro.
Paralelamente, la comunidad internacional trabaja para lograr un quiebre en la Fuerza Armada. De ahí que países como España estén estudiando la posibilidad de dar refugio a dirigentes chavistas que decidan huir de Venezuela.
Mientras se agota el frente diplomático, se ponen sobre la mesa los distintos tipos de ataques con los que se busca desestabilizar a Maduro. En un reciente artículo en ALnavío el politólogo venezolano Aníbal Romero empleaba el término de “intervención quirúrgica”. Que las fuerzas extranjeras no ataquen directamente a Maduro, sino a objetivos concretos como cuarteles de la Fuerza Armada, la Guardia Nacional o incluso la policía.
De “intervención quirúrgica” también habló en una entrevista para este diario Diego Arria, exministro venezolano, excandidato a la Presidencia, y expresidente del Consejo de Seguridad de la ONU.
Arria advertía, además de atacar a cuarteles, sobre la posibilidad de anular los sistemas de comunicación del Ejército. También de paralizar el sistema bancario, para provocar la emergencia, como ya se vio en el apagón, con la gente acudiendo al efectivo -y los privilegiados a los dólares- para comprar comida, hielo y demás recursos básicos.
Esta guerra moderna, sin tropas sino con objetivos específicos, y que limite el daño de la población, es una opción, pero tampoco es 100% segura. No lo es porque como apuntó Arria en la entrevista, las guerrillas que controla Maduro en la frontera podrían detonar un conflicto mayor.
En estos términos se expresó hace un año David Smilde, profesor de Sociología en la Universidad Tulane e investigador en la Oficina para Asuntos Latinoamericanos en Washington.
El riesgo de guerra
En un artículo para The New York Times, publicado el 15 de enero de 2018, justo cuando Trump dijo por primera vez que la opción militar en Venezuela estaba sobre la mesa, Smilde comentó que invadir Venezuela “no sería un ataque quirúrgico”.
Javier Nart: “Una intervención militar sería algo negativo para Venezuela, incluso por la creación de precedentes. Las ratas ya están abandonando el barco, el barco se está hundiendo, y ese barco ya no aguanta”
“Venezuela tiene 115.000 tropas, tanques y aviones de combate. Es un país de 30 millones de habitantes, de los cuales 20% [ahora es 10% según Guaidó] aún apoya al gobierno de Maduro. Estos partidarios tienen una ideología -el socialismo antiimperialista- que sirve para coordinar sus esfuerzos y ayuda a explicar la resiliencia de Maduro”, comentó el profesor.
Smilde consideró que una intervención militar en EEUU sería “un disparate” porque desembocaría en una guerra. Es la misma posición que defiende el eurodiputado Javier Nart, de Ciudadanos.
“Una intervención militar sería algo negativo para Venezuela, incluso por la creación de precedentes. Lamentablemente va a tener un periodo de continuidad la barbarie del madurismo, pero las ratas ya están abandonando el barco, el barco se está hundiendo, y ese barco ya no aguanta. Esperemos que el sufrimiento que le queda al pueblo venezolano sea corto. Hemos reconocido a Guaidó. Reconocemos su legitimidad. Estamos dispuestos a hacer todas las presiones económicas y políticas que sean necesarias para que termine el régimen”, declara Nart a ALnavío.
¿Y si Guaidó pide una intervención militar?
Al igual que el eurodiputado califica la intervención militar como algo “negativo”, afirma que su compromiso desde Europa es respaldar cualquier decisión que quiera tomar Guaidó.
“Respetamos la Constitución venezolana, respetamos a la Asamblea Nacional, y respetamos al presidente interino Guaidó en todas sus capacidades. En todas”, apunta.
Recuerda Ledezma que Guaidó fue “uno de los primeros que puso de relieve el artículo 187 de la Constitución de Venezuela”. Este artículo indica que corresponde a la Asamblea Nacional, dirigida por Guaidó, autorizar “el empleo de misiones militares venezolanas en el exterior o extranjeras en el país”.
Para una intervención militar, la Constitución favorece a Guaidó. Pero le falta un elemento. El apoyo de la comunidad internacional. Los países latinoamericanos, aquellos que conforman el Grupo de Lima, incluidos aquellos que se pueden considerar más afines a EEUU, como Colombia o Brasil, insisten en que el fin de Maduro tiene que ser pacífico.
Al mismo tiempo, estos países han declarado apoyar a Guaidó en todo lo que él considere necesario para devolver la democracia al país. ¿Será que si el Presidente encargado les pide ese apoyo estos se lo entregarán?
“Cuando Guaidó juró como Presidente hubo una cascada de reconocimiento. Hasta ahora nadie ha pedido una intervención humanitaria y para ningún gobierno es fácil adelantarse a esta decisión. Hay quien se opone a la estela de muerte. Pero contradictoriamente dice que sin la ayuda de la comunidad internacional va a morir la gente”, apunta Ledezma.
Hasta el momento, Guaidó no ha pedido explícitamente la intervención humanitaria. Se muestra ambiguo. Y ambigua es esta frase que dejó en su entrevista con El País. “Ahora, no solamente depende de nosotros, sino de la posibilidad de cooperación de algunos países”. ¿Cooperación para la opción militar?
Respecto a este último punto Arria hace memoria en una publicación de Facebook. “¿Qué pensará El Libertador [Simón Bolívar] cuando se tuvo que ir a Colombia a buscar soldados colombianos para que lo ayudaran como el caso fue y luego lo hizo trayendo a la Legión Británica? ¿Por qué? Porque los venezolanos solos no lo podíamos hacer (…) ¿Si los venezolanos no recibimos el apoyo de una fuerza internacional para rescatar la libertad seguiremos siendo un peligro no sólo para nosotros, sino un peligro enorme para la comunidad internacional?”.