Daniel Gómez (ALN).- La sentencia del tribunal mexicano encendió las alarmas en Telefónica. América Móvil, propiedad del magnate, ganó este jueves el pleito judicial que ratifica su hegemonía en el sector de las telecomunicaciones. El grupo español entendió el dictamen como un ataque a la competencia. De hecho, desde fuera de la empresa especularon sobre su marcha de México. Sin embargo, el grupo confirmó al diario ALnavío que no contempla tal escenario.
Telefónica se mantendrá en México pese a la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, tal como pudo saber el diario ALnavío de fuentes de la compañía. El tribunal eliminó este jueves la “tarifa cero”, una medida con la que el Gobierno garantizaba la competencia en el sector de las telecomunicaciones, dominado por América Móvil, buque insignia del imperio del mexicano Carlos Slim. Tras la noticia, desde fuera de la empresa especularon con que Telefónica vendería el negocio de México. Posibilidad que no contemplan en la sede de Madrid, pese a que la molestia por la resolución fue palpable.
“El cambio en las reglas de juego tendrá serias consecuencias en la sustentabilidad y composición del sector”, reza la postura oficial de Telefónica México. Antes de articular una nueva forma de proceder, el grupo está a la espera del nuevo marco regulatorio, controlado ahora por el Instituto Federal de Telecomunicaciones (IFT) y no por el Estado.
En 2014, el gobierno de Enrique Peña Nieto sacó adelante la ley antimonopolio en el área de las telecomunicaciones. Con el fin de garantizar la competencia impulsó la “tarifa cero”, una cláusula con la que otras compañías se podían acoger, sin coste, a la red de América Móvil. Esta reforma abrió la puerta a corporaciones internacionales como Telefónica y la estadounidense American Telephone and Telegraph (AT&T).
Las dos se adentraron en México para competir contra América Móvil. Con mejores ofertas y tarifas fueron ganando terreno. Sin embargo, nunca llegaron a alterar el liderazgo de la firma de Slim, que en la actualidad atesora el 65% de cuota de mercado. Pese a todo, confiaban en poder hacerlo. Así lo expresó el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, en la entrevista que concedió al diario El País de Madrid el pasado junio: “El entorno regulatorio en México ha cambiado, se han producido asimetrías que yo creo que eran importantes para poder crecer. Éramos una compañía muy de prepago, y tenemos que evolucionar a ser una compañía más de pospago, es decir, más de contrato”.
La evolución de la que habló Álvarez-Pallete queda congelada a la espera de nuevos movimientos. Por el momento, y sin la “tarifa cero”, lo que quiere Telefónica es garantías para la competencia: “El Instituto Federal de Telecomunicaciones debe encontrar la forma de asegurar la máxima asimetría posible y mantenerla el tiempo necesario para garantizar la competencia efectiva en el mercado. De lo contrario, se perpetuará la concentración de mercado en el sector de las telecomunicaciones de México creando un ambiente de desequilibrio, que al final se ve reflejado en las opciones que el mercado brinda a todos los usuarios mexicanos”.
El discurso de la otra afectada va en línea con Telefónica. AT&T dice que invirtió en México porque “confiaba en el amplio respaldo público que recibieron las reformas constitucionales y legislativas de telecomunicaciones”. Sin embargo, lamenta que aún sigan “enfrentándose” a “un operador dominante”. Es decir, América Móvil.
Los conflictos de Telefónica contrastan con la tranquilidad de Carlos Slim
Este altercado coloca una nueva astilla en el historial de operaciones de Telefónica en América Latina. El pasado 26 de julio, la “desorbitada” multa de 452 millones de euros (530 millones de dólares) por parte de Colombia se unió a los recientes conflictos que ha vivido en Argentina y Venezuela.
La reforma de las telecomunicaciones emprendida por el gobierno de Mauricio Macri tuvo en pie de guerra a Telefónica. El Grupo Clarín de Argentina se unió a la competencia sin realizar las inversiones que sí han venido haciendo operadoras como Telefónica. De ahí el conflicto.
El caso venezolano tiene más aristas. La hiperinflación ha dejado el negocio de su filial en Venezuela en un lugar insignificante en los estados financieros. En abril de 2016, Telefónica anunció la suspensión del servicio de larga distancia internacional al no haber podido llevar a cabo un aumento de las tarifas por la imposición del regulador venezolano. Seis años antes, Hugo Chávez aprobó una devaluación del 50% mediante la unificación de los tipos de cambio que le costó 1.810 millones de euros (2.127 millones de dólares) a la compañía.
Lo que está claro es que la tendencia de Telefónica contrasta con la del magnate Carlos Slim. El hombre más rico de América Latina mantiene atado su imperio de las telecomunicaciones. Y, en caso de que el IFT actúe contra su interés, podrá distraerse en los campos de crudo de México, pues la petrolera del magnate, Carso Oil&Gas, consiguió dos contratos en la segunda ronda de subastas de la reforma energética.