Redacción (ALN).- Si la candidatura de Sáenz de Santamaría resulta elegida para presidir el Partido Popular, el cambio más significativo será una mayor burocratización. Ganarán peso los altos funcionarios del Estado y los debates sobre ideología quedarán relegados frente a la pura estrategia electoral.
¿En qué podría cambiar el Partido Popular si Soraya Sáenz de Santamaría resulta elegida sucesora de Mariano Rajoy? Es un gran misterio, incluso para muchos cargos de la formación. De hecho, de los dos candidatos –el otro es Pablo Casado– es la que supondría un mayor continuismo con la etapa del expresidente del Gobierno (Ver más: Cómo cambiará el PP si Pablo Casado es el nuevo presidente). Ella misma no parece muy dispuesta a analizar qué aspectos deberían variar.
Sáenz de Santamaría: “No soy partidaria de estos análisis freudianos de qué nos ha pasado”
En un reciente acto con afiliados en Torrejón de Ardoz (Madrid), la candidata a presidir el PP dijo: “No soy partidaria de estos análisis freudianos de qué nos ha pasado. No tenemos tiempo. Tenemos que salir a ganarnos la calle y las próximas elecciones municipales y autonómicas”. Dejó claro así que la prioridad para ella es engrasar la maquinaria electoral, muy por encima de afrontar un proceso de renovación interna que sí reclaman muchos militantes del Partido Popular.
Esta filosofía impregna gran parte de su estrategia frente a Pablo Casado. Su discurso se centra mayoritariamente en remarcar que ella tiene experiencia en el Gobierno y en asegurar que puede vencer en unas elecciones generales.
Diversas fuentes populares consultadas por ALnavío destacan este aspecto. Desde el entorno parlamentario dijeron al periódico: “No podemos saber qué cambiaría porque no ha dicho nada, ni lo que quiere hacer, ni en qué cree”.
De Pablo Casado las fuentes destacaron que quiere poner más peso en la política y en las cuestiones ideológicas. A Sáenz de Santamaría la retratan como una tecnócrata, sin una ideología definida. O, por lo menos, no que la haya expresado. En los actos con los afiliados presume de que tiene experiencia de gestión, sin entrar en profundizar en valores o propuestas concretas. En esto se parece a las últimas campañas electorales del PP bajo el liderazgo de Rajoy.
Si la candidata se alza con la victoria es bastante probable que no se produzca un significativo rejuvenecimiento del aparato del PP. Una de las fuentes consultadas aseguró a este periódico que con ella “la renovación generacional no se produciría con la misma intensidad que con Pablo Casado”. Esto puede explicar muchos de los apoyos que ha recibido de forma pública. Gran parte de la ‘vieja guardia’ popular ha tomado partido por ella. Es el caso del vicesecretario de Política Social y Sectorial, Javier Arenas, de 60 años. También del exministro de Hacienda Cristóbal Montoro (67 años) y la exministra de Sanidad Celia Villalobos (69 años). Los tres son bastante mayores que la propia Sáenz de Santamaría, que tiene 47 años de edad.
Mayor burocratización del PP
Varias fuentes consultadas por ALnavío destacaron un cambio que sí podría producirse en el PP bajo la presidencia de Sáenz de Santamaría. Aseguraron que podrían ganar presencia y peso en la organización los altos funcionarios del Estado. La candidata es abogada del Estado, y confía plenamente en quienes, como ella, proceden de las escalas superiores del cuerpo laboral de la Administración Pública. Esto supondría, señalaron las fuentes, una mayor burocratización del partido.
Además, afirmó una de las fuentes, esto implicaría que el partido pondría en el centro de su actividad lo que consideran el interés del Estado sobre la sociedad. “Sáenz de Santamaría y los altos funcionarios de los que se rodea consideran que el Estado está por encima de los ciudadanos. Si nos tienen que machacar a impuestos para mantener la burocracia o las empresas públicas, no lo dudan en ningún momento”, sostuvo.
La cuestión fiscal no es baladí. Pablo Casado ha recuperado la defensa de una bajada de los impuestos, algo que defendía el PP hasta que Mariano Rajoy llegó al poder. Bajo la presidencia de este último aumentó la mayor parte de los gravámenes existentes en España. El responsable de ello fue precisamente Cristóbal Montoro, uno de los grandes apoyos de Soraya Sáenz de Santamaría. De hecho, el exministro de Hacienda es el máximo responsable del equipo económico de la candidata.