María Rodríguez (ALN).- El acto de investidura de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil constata la ruptura en la política brasileña. Sólo contó con el apoyo explícito de los expresidentes Fernando Collor de Mello y José Sarney. Dilma Rousseff y Lula quisieron restarle protagonismo al acto con una carta de protesta de Lula desde la cárcel.
De los seis exmandatarios vivos de Brasil, sólo dos aceptaron la invitación para asistir este martes a la toma de posesión de Jair Bolsonaro como presidente: Fernando Collor de Mello y José Sarney. Ambos posaron sonrientes junto a Bolsonaro en una foto que Collor de Mello publicó en su cuenta de Twitter. Una foto que también constata un cambio, una ruptura en la política brasileña con la llegada de Bolsonaro al poder.
En el acto de investidura también estuvo presente, porque así lo manda el protocolo, Michel Temer, que como mandatario saliente entregó la banda presidencial a Bolsonaro. Pero no se vio a Dilma Rousseff. Y menos a Luiz Inácio Lula da Silva, que cumple condena en prisión por corrupción. Atrás queda esa foto de Lula, Rousseff y Temer, juntos, sonrientes, con las manos agarradas en todo lo alto, en la investidura de Rousseff, en 2011.
Ahora los papeles han cambiado. Pero en 2011 Temer era vicepresidente. En 2016 asumió la Presidencia tras el impeachment a Rousseff. Y este martes Temer le entregó la banda y el poder a Bolsonaro, pero sólo hubo las muestras afectivas justas. Unos aplausos al nuevo mandatario y poco más.
En su primer discurso como presidente, Bolsonaro se comprometió a poner en marcha las promesas electorales, que pasan por combatir la delincuencia y la corrupción, retomar los valores conservadores y “liberar” al país del socialismo.
Según el portal Huffpost de Brasil, Fernando Collor de Mello, que presidió el país entre 1990 y 1992, fue el primer exmandatario en llegar. Poco después lo hizo Sarney, que ejerció el cargo entre 1985 y 1990.
No gabinete da presidência do @SenadoFederal, recepcionando o presidente @jairbolsonaro e o vice @GeneralMourao . pic.twitter.com/dT0TXCSpHB
— Fernando Collor (@Collor) 1 de enero de 2019
Ni Dilma Rousseff (presidenta entre 2011 y el impeachment de 2016) ni Fernando Henrique Cardoso (1995-2002) acudieron a la cita pese a estar invitados al acto. La respuesta de Rousseff a la invitación era esperada. Bolsonaro es un férreo crítico del Partido de los Trabajadores (PT), el de Rousseff y el de Lula, y además votó a favor del impeachment de Rousseff de 2016.
Luiz Inácio Lula da Silva no fue invitado por cumplir condena en prisión (por corrupción), tal como informó el Ministerio de Exteriores del país. Tampoco acudió el candidato del PT en las últimas elecciones, Fernando Haddad, pero es que el protocolo no obliga a invitar también a rivales políticos de campaña. Así, ningún representante del PT estuvo presente en la ceremonia.
No obstante, tanto Rousseff como Lula quisieron restarle protagonismo a Bolsonaro en su día. Este primero de enero, Rousseff difundió en redes sociales una carta de Lula titulada “No me siento solo. No estoy solo”. En ella el expresidente avanzó que 2019 “será un año de mucha resistencia y de mucha lucha para impedir que nuestro pueblo sea todavía más castigado de lo que ya fue”, en referencia al nuevo gobierno del ultraderechista Bolsonaro.
LULA: “NÃO ME SINTO SÓ. NÃO ESTOU SÓ”
«Não vamos baixar a cabeça nem deixar que tirem nossa alegria de viver e de batalhar por dias melhores. Nós sempre tivemos coragem de lutar e temos coragem de recomeçar».
A íntegra: https://t.co/zQTh7pAHxQ pic.twitter.com/qKMuMSWcwA— Dilma Rousseff (@dilmabr) 1 janvier 2019
Así, Lula apuntó que el objetivo en 2019 será “la defensa del pueblo brasileño”, y que sólo será posible “garantizando una democracia plena” y donde se practique “la verdadera Justicia, sin persecución política”. Aquí, también de forma indirecta, aludió al ministro de Justicia de Bolsonaro, Sergio Moro, que como juez llevó a prisión a Lula. “No vamos a bajar la cabeza ni a dejar que acaben con nuestra alegría de vivir y de luchar por días mejores”, concluyó el expresidente.
Haddad, por su parte, retuiteó un tuit en el que se criticaban dos de los principales objetivos del gobierno de Bolsonaro: acabar con el marxismo como cultura y con la ideología de género (filosofía según la cual el sexo ya no viene dado por la naturaleza, sino que es un papel social que se decide y se elige de forma autónoma). En ese tuit criticaban que ninguna de estas dos cuestiones existió en Brasil, más bien que “fue inventado precisamente para elegir políticos como él [Bolsonaro])”.
Tras el discurso de investidura de Bolsonaro, Cardoso, crítico con Bolsonaro -y ausente, como Rousseff y Lula- envió un mensaje en Twitter en el que deseaba lo mejor para todos los brasileños. “Que el nuevo Gobierno ayude al pueblo a tener trabajo, que reconozca la dignidad de las personas y les dé seguridad, con la Constitución en la mano y la esperanza de motivar al país en el rumbo de la decencia y el crecimiento”, escribió.
Hoje 1/1/19, do exterior , desejo o melhor para todos os brasileiros e brasileiras. Que o novo governo ajude o povo a ter trabalho, reconheça a dignidade das pessoas e lhes dê segurança, a Constituição nas mãos e a esperança a motivar o país no rumo da decência e do crescimento.
— Fernando Henrique Cardoso (@FHC) 1 janvier 2019