Alonso Moleiro (ALN).- Jack Dorsey, fundador de Twitter, tiene una cuenta prolífica, con aires universales y el rostro plantado frente al porvenir. En sus dominios personales abundan las imágenes y no hay demasiados vocablos. Fue uno de los primeros seres humanos que pisó las entonces vírgenes arenas de las redes sociales. Tiene cuatro millones de seguidores que contemplan de cerca sus jornadas laborales, viajes, experiencias y puntos de vista.
Jack Patrick Dorsey, uno de los fundadores de Twitter, es uno de esos genios prematuros de la innovación y el emprendimiento que surgen de manera silvestre en los dominios de la costa oeste de los Estados Unidos.
Programador, especialista en computación y empresario, nació en San Luis, Missouri. Tiene 42 años y vive en San Francisco. Es todo un pionero de la era de la digitalización. Un caso que habla por sí solo del impacto social del emprendimiento.
Jack Patrick Dorsey es uno de esos genios prematuros de la innovación y el emprendimiento que surgen de manera silvestre en los dominios de la costa oeste de los Estados Unidos
Está en Twitter desde 2006, cuando el grueso de la humanidad todavía desconocía qué era Twitter, y más aún, qué eran las redes sociales. La cuenta de Dorsey va firmada con la economía de recursos de aquel que no necesita presentación: se llama @Jack. Está certificada y tiene una superavitaria relación entre tuits y seguidores: con poco más de 24.000 pronunciamientos y enlaces, atesora 4.100.000 seguidores.
En este momento tiene un tuit fijado en la cuenta, que resume una convincente exposición de motivos en torno a la matriz de su proyecto, una palanca de la comunicación pública que se ha vuelto tan necesaria como el mismo desayuno. Lo que ahí queda asentado podría perfectamente tutelar el debate diario de todas las redes.
We’re committing Twitter to help increase the collective health, openness, and civility of public conversation, and to hold ourselves publicly accountable towards progress.
— jack (@jack) 1 de marzo de 2018
Su buzón, al mismo tiempo, está tocado por una austeridad muy notoria, con tuits en los cuales no abundan las palabras, las comas ni las reflexiones subordinadas, y se superponen las fotografías y los videos. Es mucho lo que acá queda sugerido y no expresamente dicho. Tal circunstancia le confiere aditamentos especiales a su interés por comunicar. La cuenta de Jack Dorsey a ratos parece de Instagram.
— jack (@jack) 17 de noviembre de 2018
— jack (@jack) 16 de noviembre de 2018
— jack (@jack) 17 de noviembre de 2018
Estas imágenes hablan de un viaje a Myanmar, exótico destino del Lejano Oriente en el cual tiene su asiento una de las dictaduras más comentadas y criticadas de la política global.
Hello Myanmar Burma 🇲🇲
— jack (@jack) 16 de noviembre de 2018
Acá Dorsey lanza al ruedo un comentario para quejarse, pero sobre la ciudad donde vive, no sobre los sitios que visita.
Terrible. All of our SF Twitter and Square folks are encouraged to stay indoors tomorrow. Work from home (or come in if you feel air quality is better in office).
The air quality in San Francisco is now ‘very unhealthy’ https://t.co/nnn9smWheK
— jack (@jack) 16 de noviembre de 2018
También documenta un viaje a la India.
Hello Mumbai 🙏🏼
— jack (@jack) 14 de noviembre de 2018
Thank you Prime Minister @narendramodi for having us today. I enjoyed our conversation about the importance of global conversation. Also: thanks for the ideas for Twitter! pic.twitter.com/aelfOEZ65v
— jack (@jack) 13 de noviembre de 2018
— jack (@jack) 11 de noviembre de 2018
— jack (@jack) 17 de noviembre de 2018
Como otras plataformas de inspiración similar, Twitter ha producido un salto revolucionario en todas las dimensiones de la comunicación pública. Dorsey, uno de sus creadores, tiene una cuenta dominada por la creatividad, en la cual queda asentado que no es necesario estar verbalizando todas las experiencias ni las sensaciones para hacerse notar de manera cabal.