María Rodríguez (ALN).- El escritor nicaragüense y premio Cervantes Sergio Ramírez reprueba que el presidente Daniel Ortega califique de injerencia de EEUU las actuaciones de la OEA para resolver la crisis en Nicaragua. Subraya que es la actitud opuesta a la política del Frente Sandinista cuando la OEA actuó de mediadora en 1978 en plena insurrección en el país. Entonces Ortega participó en las negociaciones.
El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, premio Cervantes 2017, afila la lengua cada vez que puede contra el régimen de Daniel Ortega. Esta vez lo hace en un artículo en el diario El País donde critica la doble moral del presidente Ortega respecto a las actuaciones de la Organización de Estados Americanos (OEA) en Nicaragua.
Ramírez responde así a la negativa de Ortega a crear un grupo de trabajo integrado por 12 países miembros de la OEA, y presidido por Canadá, para “contribuir a la búsqueda de soluciones pacíficas y sostenibles a la situación que se registra en Nicaragua”.
El escritor reprueba que el régimen de Ortega hable de la OEA como “un Ministerio de Colonias de Washington”. Unas expresiones “que no se corresponden con la política del Frente Sandinista en los últimos cuarenta años”, detalla Ramírez. Y recuerda que la OEA actuó de mediadora en 1978 en plena insurrección en el país centroamericano.
En representación del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN), Ramírez participó en las negociaciones con el gobierno de Anastasio Somoza. Las primeras fracasaron, pero hubo más en 1979, ya con Ortega como miembro de la Junta de Gobierno de Reconstrucción Nacional, según precisa Ramírez.
El premio Cervantes critica que el régimen de Ortega hable de la OEA como “un Ministerio de Colonias de Washington”
“La Dirección Nacional del FSLN, donde también estaba Ortega, respaldaba esas negociaciones directas con Estados Unidos, destinadas a facilitar la salida de Somoza lo más pronto posible, mientras el pueblo combatía en todo el territorio nacional”, relata el premio Cervantes. Y se llegó a acuerdos concretos: “Somoza renunciaba y se iba de Nicaragua con su familia y allegados más íntimos sin pagar por sus delitos de lesa humanidad”, recuerda el escritor.
Ahora Ortega no acepta “intervenciones extranjeras”, subraya con ironía el literato y político. Unas acciones de la OEA que culminarían con elecciones adelantadas para los primeros meses de 2019, insiste Ramírez.
De ahí el doble rasero que identifica el literato en relación con el mandatario. Por ello, Ramírez concluye su tesis atacando de nuevo a Ortega: “Si la soberanía de Nicaragua está herida de muerte” no es -ni mucho menos- por la supuesta injerencia de la Organización de Estados Americanos, sino por algo muy diferente: el tratado del Gran Canal Interoceánico, en manos chinas. Un proyecto fracasado.
El escritor recuerda en el artículo que el tratado del Gran Canal Interoceánico se firmó en 2013 “y entrega por cien años el país al aventurero chino Wang Ying, salido de la nada”. Este tratado “inaudito, convertido en ley, fue publicado en inglés en el diario oficial, y sigue vigente. Un día, ojalá no lejano, deberá ser derogado”, clama el premio Cervantes.
Efectivamente la Asamblea Nacional de Nicaragua emitió una ley en junio de 2013 que le otorgó a la empresa china Hong Kong Nicaragua Development (liderada por Wang Ying), la concesión para construir un canal interoceánico del Pacífico al mar Caribe.
Estaba previsto que la inversión alcanzara 50.000 millones de dólares, cuatro veces el PIB anual de Nicaragua, y 10 veces el costo de la ampliación del Canal de Panamá (5.450 millones de dólares), al que el Canal de Nicaragua quería hacerle frente, según detalla el diario local Confidencial.
La que sería la mayor obra de infraestructura de Latinoamérica transformaría -tal como declaró en su día el gobierno de Ortega- la economía de Nicaragua. Además, el Producto Interior Bruto del país crecería más de 10% anualmente, lo que reduciría a la mitad la pobreza extrema.
“La obra fue inaugurada simbólicamente por el presidente Ortega y Wan Ying en diciembre de 2014, sin que hasta ahora se haya expropiado o vendido ninguna manzana de tierra, se haya hecho una licitación o se haya invertido un dólar”, apunta el artículo de Confidencial, fechado en abril de 2017.
Tampoco hay avances en este año. Según el diario local La Prensa, “el proyecto del Gran Canal de Nicaragua se ha quedado en papeles”. Aunque eso sí, precisan que la Autoridad del Canal recibe cada año una determinada partida presupuestaria del Tesoro y en seis años acumuló 22,6 millones de córdobas (708.350 dólares).
Ahora, Ramírez, voz autorizada contra el régimen de Ortega, trata de remover conciencias sacando a relucir este tratado que, para el escritor, sí fue perder la soberanía de Nicaragua.