Antonio José Chinchetru (ALN).- Dice el refrán que ‘otro vendrá que bueno me hará’. Es lo que podría ocurrir con Joaquim Torra, designado por Carles Puigdemont como candidato a la investidura para ser presidente de la Generalitat de Cataluña. En sus primeras declaraciones públicas tras el dedazo, se ha mostrado dispuesto a ir incluso más allá que su mentor en el desafío independentista.
Que Carles Puigdemont haya designado a Joaquim Torra, más conocido como ‘Quim’ Torra, como candidato a la investidura para ser presidente de la Generalitat de Cataluña no ha supuesto ninguna sorpresa. Hacía tiempo que aparecía en las quinielas (Ver más: 5 hombres y una mujer son los presidenciables del independentismo en sustitución de Carles Puigdemont). Como en otros casos de dedazos en diferentes países, el suyo puede llegar a ser un ejemplo al que aplicar los dichos de que ‘segundas partes nunca fueron buenas’ y ‘otro vendrá que bueno me hará’.
Es un representante del ala más dura del independentismo, leal al prófugo exjefe del Gobierno autonómico. De hecho, ni tan siquiera es miembro de la formación política a la que pertenece Puigdemont: el Partido Demócrata Europeo Catalán (PDeCAT). Él concurrió a las elecciones de diciembre como ‘independiente’ dentro de su lista electoral, Junts per Catalunya (JxC). Esto ha incrementado las sospechas de que actuará como un mero títere del expresidente.
Torra supera a Puigdemont en el desprecio y la capacidad de ofender a quienes no comparten sus puntos de vista
Se trata de un histórico militante del separatismo. Ha sido miembro de la cúpula de Asamblea Nacional Catalana y presidente de la organización Òmnium Cultural entre julio y diciembre de 2015 (Ver más: Quién es quién en el independentismo catalán). En 2008 fundó la editorial A Contra Vent Editors, de la que es administrador único y está especializada en literatura catalana. ALnavío pudo contrastar en documentación oficial de la administración catalana que el gobierno de la Generalitat de Cataluña otorgó a esta empresa subvenciones por al menos 56.000 euros entre 2009 y 2012.
Supera a Puigdemont en el desprecio hacia quienes no comparten sus puntos de vista. De hecho, y a pesar de que intentó borrar el rastro, mensajes publicados por él en Twitter en el pasado tienen altas dosis de supremacismo sobre el resto de los españoles e insultos a los catalanes no separatistas, a los que ni tan siquiera reconoce como catalanes.
Algunos de estos tuits, que han sido reproducidos por la práctica totalidad de los medios de comunicación españoles son:
– “Los españoles sólo saben expoliar”.
– Los catalanes “vamos en coches particulares y nos lo pagamos todo. No hacemos como los españoles”.
– “Vergüenza es una palabra que los españoles hace años que han eliminado de su vocabulario”.
– “Fuera bromas. Señores, si seguimos aquí algunos años más corremos el riesgo de acabar tan locos como los mismos españoles”.
– “Sobre todo, lo que sorprende es el tono, la mala educación, la pijería española, sensación de inmundicia. Horrible”.
– “El fascismo de los españoles que viven en Cataluña es infinitamente patético y repulsivo”.
Dispuesto a llegar más allá que Puigdemont
Este viernes concedió una entrevista a la televisión pública catalana TV3, controlada por los separatistas (Ver más: El siguiente episodio en el desafío independentista es la batalla por los medios catalanes). Ha mostrado su malestar por el hecho de que se recordaran esos tuits, aunque ha matizado que si alguien se sentía molesto por ellos pedía disculpas. Además, mostró cuáles serán las grandes líneas de actuación que mantendrá si es investido presidente. Consultado sobre si respetará el marco constitucional dijo: “Yo sólo contemplo la posibilidad de obedecer al Parlamento de Catalunya”. Evitaba así responder de forma directa a la pregunta, pero dado que el separatismo tiene mayoría de diputados implica que su intención es no hacerlo.
Se comprometió a impulsar “un proceso constituyente” y mantener lo que llamó “proceso de construcción republicana”
Además, se comprometió a impulsar “un proceso constituyente” y mantener lo que llamó “proceso de construcción republicana”. De esta manera, se mostró dispuesto a ir más allá de donde llegó Puigdemont, que tras la fracasada declaración de independencia huyó de España para no hacer frente a las consecuencias judiciales de sus actuaciones.
Esto confirma su papel de marioneta de Puigdemont. De hecho, no dijo si va a ocupar el despacho de presidente de la Generalitat, puesto que el prófugo se considera el único legitimado para el cargo, y se limitó a decir que trabajaría “en las dependencias de la Generalitat”.
Los antecedentes de Maduro y Cristina Kirchner
El caso de Torra y Puigdemont apunta a que irá en la línea de otros clones políticos que superaron en radicalismo y efectos nocivos a quienes les designaron a dedo. Cristina Fernández de Kirchner afianzó y profundizó la alianza que su marido y predecesor, Néstor Kirchner, había establecido con el chavismo. Bajo su mandato aumentó la corrupción en Argentina y la situación económica empeoró gravemente. Otro caso es el de Nicolás Maduro, que aceleró los ritmos hacia el establecimiento de una dictadura no disimulada en Venezuela y que superó en crueldad a su mentor, Hugo Chávez, a la hora de reprimir a la oposición.
En el sentido contrario se ha comportado Lenín Moreno en Ecuador. Ha estado lejos de aceptar el papel de marioneta y albacea de la herencia política de Rafael Correa, del que fue vicepresidente. Bajo su mandato, se han producido mejoras en la libertad de expresión y de prensa, según reconocen Reporteros Sin Fronteras y Freedom House.
Uno de los casos históricamente más destacables se produjo en España en los años 70. Francisco Franco había designado en 1969 al entonces príncipe Juan Carlos de Borbón como “sucesor a título de Rey”, con el encargo de mantener los “principios fundamentales del Régimen”. Sin embargo, nada más fallecer el dictador y acceder a la jefatura del Estado como Juan Carlos I, el nuevo monarca comenzó a desmantelar la dictadura e impulsó la transición a la democracia.