(EFE).- Las rutinas de cuidado facial son parte del día a día de Gimena, de 12 años, quien desde hace cinco meses se graba a diario mientras utiliza productos de cosmética de marcas de moda que ha visto en TikTok -agotados en todas las tiendas- y que ella misma ha podido conseguir gracias a algún contacto.
“Es increíble cómo las redes sociales influyen”, dice a EFE su madre, María del Carmen, quien admite estar muy preocupada por su hija. Mantiene una “lucha” constante con ella por ir “cortando” para que no se convierta en una “obsesión” y no utilice en sus rutinas productos inapropiados para su edad.
Presión estética desde la infancia
La proliferación de miles de vídeos en la red social TikTok de menores grabándose mientras utilizan maquillaje, ‘serums’ y cremas anti-arrugas ha provocado controversia, ya que es una práctica que puede perjudicar su piel o crear adicciones y que refleja una presión estética incluso desde la infancia, según alertan expertos consultados por EFE.
Si se escribe en el buscador de esta red social palabras clave como “cuidado facial” (‘skincare’ en inglés), aparecen menores de entre 6 y 17 años de todas las nacionalidades hablando a cámara mientras se echan decenas de productos para la piel o se maquillan para ir al colegio o instituto.
‘Sephora Kids’: la polémica tendencia en TikTok que preocupa a los expertos por los efectos en la salud mental y la piel de los menores. ✍️
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— EFE Noticias (@EFEnoticias) February 26, 2024
“Me han salido unos granitos en el entrecejo, son muy pequeños, no sé qué son, pero me parecen feos y con esta crema se me quitan”, dice una niña en su video de TikTok, que ya acumula millones de visualizaciones.
El fenómeno viral “Sephora Kids”
En la descripción de los vídeos se encuentran etiquetas genéricas como “cuidado facial” o más específicas como “Sephora Kids”, esta última en alusión a los productos de cosmética de la marca que compran estos menores.
En Estados Unidos, el fenómeno “Sephora Kids” ha causado polémica después de que varias trabajadoras de la compañía subieran a sus perfiles de TikTok vídeos de menores adquiriendo productos de cosmética o de madres grabando a sus hijas que lloran porque no les compran la crema que desean.
“Había colas, que lo he visto yo. Las niñas buscaban la crema de Byoma, pero estaba agotada. Las madres preguntaban por ella sin descanso porque su hija la había visto en TikTok”, asevera María del Carmen.
El director del Centro de Psicología y Desarrollo personal, Antonio Soto, y la vocal del Colegio Oficial de Psicología de Madrid Mercedes Bermejo inciden en la cantidad de “problemas” entre los jóvenes asociados a la estética.
Puerta de entrada a otros problemas
Según Soto, también experto en adicciones, los cosméticos son en ocasiones “la puerta de entrada” a depresiones, autolesiones, trastornos alimentarios u obsesión por las operaciones.
A la presión de cumplir unos cánones de belleza se le suma el consumo y la necesidad de obtener productos que promocionan sus “referentes”, es decir, creadores de contenido que, aparentemente, tienen “caras perfectas”, alerta por su parte Bermejo.
Tanto Bermejo como Soto coinciden en que la exposición temprana a ciertos vídeos y contenidos no es adecuada para su edad, ya que se puede traducir en una “adolescencia adelantada”, mientras que en el fondo refleja “una inmadurez emocional muy grande”.
Cuidar la salud mental y la piel
Sin embargo, la autoestima no es lo único que puede verse dañado si el menor se obsesiona por su estética, ya que también puede perjudicar su piel.
La dermatóloga en el Hospital Clínic de Barcelona Andrea Combalia advierte a EFE que utilizar activos y productos en pieles que realmente no lo necesitan “puede traer problemas”, como desarrollar “acné cosmético”.
Según un informe elaborado por la consultora McKinsey, la industria de la belleza mueve en el mundo más de 430.000 millones de dólares anualmente, con el cuidado de la piel como categoría principal (con más de 180.000 millones), por delante de maquillaje, cuidado del pelo y colonias.
Preguntada por EFE sobre qué tipo de productos utiliza, Gimena, a sus 12 años, enumera una a una las marcas de cosmética que tiene sobre la mesa.
“Lleva una maleta a todos lados llena de botes de cosmética, toallas, diademas para el pelo y muñecas para no mojarse mientras se lava la cara”, dice su madre, ya habituada a discutir por este tema con su hija: “No tiene edad para eso”