Redacción (ALN).- Esta es la semana en la que el precio del arroz llegó a más de 17.000 bolívares el kilo y el dólar paralelo rebasó esta misma medida. Un mal presagio en medio de un momento político de alta tensión y enfrentamiento institucional.
Se suele decir que los países nunca tocan fondo, que la economía siempre puede deteriorarse más, en fin, que siempre se puede estar peor. En los últimos años, especialmente después de la caída del barril petrolero a principios de 2014, una y otra vez se afirma en Venezuela que a pesar de los avatares de la crisis, el año siguiente los venezolanos se acordarán de los días presentes como un tiempo mejor. Esto parece estarse cumpliendo a la perfección, si se tiene en cuenta algunos indicadores económicos.
El precio del kilo de arroz a más de 17.500 bolívares luce como un marcador que ha disparado las compras nerviosas de alimentos, en momentos en que ya la canasta alimentaria mensual pasa del millón de bolívares (1.229.000 al mes de junio, de acuerdo con el seguimiento del Cendas FVM) y la canasta básica supera 1,78 millones de bolívares mensuales.
El precio del kilo de arroz a más de 17.500 bolívares luce como un marcador que ha disparado las compras nerviosas de alimentos
Estas cifras hay que compararlas con lo que es el salario mínimo integral, ajustado en junio -a menos de dos meses del aumento anterior: apenas llega a 250.000 bolívares al mes. O sea, se necesitan seis salarios mínimos para adquirir la canasta básica.
Por otro lado, el dólar paralelo -que es el marcador de las transacciones corrientes- ya supera los 17.000 bolívares y se comporta con tendencia a romper la barrera de los 20.000 bolívares en horas, no días, en medio de una fuerte sequía de divisas y un diferencial cambiario que volvió a mostrar las mismas implicaciones de la brecha previa al relanzamiento de Dicom, un esquema oficial de subastas de dólares.
Ante esto, el ex presidente de la patronal Fedecámaras, Jorge Botti, no ha dudado en calificar el fenómeno como una “corrida” y recomienda “mantener la cabeza fría”, ya que esta disparada del dólar no oficial estaría impulsada por la coyuntura:
Importante mantener la cabeza fría. La actual corrida cambiara no tiene basamento económico. Responde a pánico político
— Jorge Botti (@jbotti1) 3 de agosto de 2017
Aparte del argumento empleado por Botti, el alza dramática, que ya algunos analistas consideran exponencial en el precio de la divisa, está impulsada por un incremento sin precedentes en la liquidez monetaria, que aumentó 10% en una sola semana. Se sumaron 1,9 billones de bolívares a la masa de dinero circulante, en un periodo de fuerte contracción en la productividad interna, escasez de bienes y recorte constante en las importaciones hasta de los bienes más básicos.
Esto ha traído consecuencias: La reactivación de la centrífuga alimentada por el propio diferencial cambiario, mientras que comerciantes e importadores trancan sus operaciones, guardan mercancía reciente y sacan existencias que mantenían a precio viejo en sus depósitos para minimizar pérdidas.
El alza dramática en el precio de la divisa está impulsada por un incremento sin precedentes en la liquidez monetaria
No estaría completa la descripción de este panorama sin agregar que el país está a las puertas de la suspensión del Mercosur por violar la cláusula democrática, la unidad opositora se resiente ante las distintas posiciones frente los comicios regionales, se caldean los ánimos previos a la instalación hoy viernes de la Asamblea Nacional Constituyente y el Ministerio Público impulsa una acción ante un tribunal de control para impedirla tras las irregularidades del proceso electoral.
No es un cuadro fácil el de Venezuela. Es una realidad que engloba lo político con lo social. Las cifras de esta nota se abordan en bolívares para dar la impresión real del drama. Del drama de la inflación. O de la hiperinflación que ya asoma en el horizonte, sin que en ese horizonte tampoco se avizore una salida a la crisis política. Por el contrario, la situación tiende a agravarse. Y de allí la tensión. O el ambiente de clímax.