(EFE).- El telescopio espacial James Webb, lanzado hoy desde la Guayana Francesa, es el mayor y más potente enviado hasta ahora al espacio. Un aparato único en sus características y en su próxima misión.
– ¿Qué es el James Webb?
Es el próximo y principal observatorio espacial para los astrónomos de todo el mundo, diseñado para expandir los éxitos científicos del telescopio Hubble. El James Webb es una colaboración entre las agencias espaciales de Estados Unidos (NASA), Europa (ESA) y Canadá (CSA).
– ¿Por qué hay tantas expectativas con este proyecto?
Es el mayor telescopio jamás enviado al espacio y en su diseño, además de un espejo de 6,5 metros de diámetro, destacan los cuatro instrumentos científicos de última generación diseñados para captar la luz infrarroja del universo, invisible al ojo humano.
Gracias a esta sensibilidad sin precedentes podrá mirar hacia atrás en el tiempo más de 13.500 millones de años para ver las primeras galaxias que nacieron después del Bing Bang -explosión que se cree dio origen al universo- y su evolución.
Además, podrá observar planetas de nuestro sistema solar y los que orbitan otras estrellas (estudiará la composición química de los exoplanetas).
Ofrecerá una vista inédita del universo con unos ojos desconocidos hasta ahora, lo que podría reescribir la astronomía o parte de ella.
– ¿En qué se diferencia del Hubble?
Entre ambos hay diferencias tecnológicas fundamentales.
Las más importantes son su capacidad de observar el universo en el espectro infrarrojo, mientras que el Hubble está centrado en la luz visible, y el gran tamaño de su espejo primario (6,5 metros frente a 2,4), que le permite observar más lejos en distancia, lo que supone más atrás en el tiempo.
Otra gran diferencia es su escudo solar, formado por cinco capas de kapton y del tamaño de una pista de tenis, para evitar que el sol incida en él y poder así operar a -230 grados.
Hubble lleva 31 años operando, pero James Webb tendrá una vida aproximada de una década, marcada por el uso del combustible para corregir y mantener su órbita. Además al estar a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, no son posibles misiones tripuladas para repararlo o actualizarlo.
– ¿Hasta dónde viajará y cuánto tardará en llegar a ese punto?
Se situará en un punto llamado Lagrange 2, a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra, y orbitará el Sol. A su destino llegará después de un mes del despegue.
Los puntos Lagrange son cinco posiciones del espacio donde la atracción gravitatoria del Sol y la Tierra se equilibran, lo que proporciona ubicaciones estables para las astronaves.
En total, los ingenieros pasarán un mínimo de seis meses calibrando y probando los instrumentos para que el telescopio quede listo para hacer ciencia.
– Tras el lanzamiento comienza una fase, que algunos expertos han calificado como «la parte más crítica”, ¿por qué?
Es tan grande que no cabe en ningún cohete, por eso se ha tenido que lanzar doblado como si fuera una figurita de papiroflexia y deberá desplegarse mientras viaja a su destino.
La recomposición y tensado del enorme escudo solar comenzará a los tres días y a los doce empezará el despliegue y recolocación del espejo primario formado por 18 hexágonos. Estas son solo algunas de las delicadas fases por las que deberá pasar y que ningún aparato ha realizado nunca antes.
– ¿Algunas peculiaridades de este telescopio?
James Webb es el telescopio más potente puesto en el espacio y también el más grande. Tiene ocho metros de altura y el escudo solar mide 21,2 por 14,2 metros.
El espejo principal, hecho de berilio, está formado por 18 hexágonos de color amarillo y eso es porque están recubiertos de una finísima capa de oro, el material que mejor refleja al luz infrarroja, que es la que observará el telescopio.
El escudo térmico que protege a James Webb del calor, así como de la radiación infrarroja del Sol, la Tierra y la Luna, es como tener una protección solar de SPF 1 millón.