Zenaida Amador (ALN).- Los regímenes de Nicolás Maduro y de Miguel Díaz-Canel/Raúl Castro se entrelazan, se apoyan, sobreviven. Buscan de dónde aferrarse para evitar que se desplome el modelo político que ambos propugnan y que Hugo Chávez y Fidel Castro exportaron al hemisferio, comprando voluntades y fabricando alianzas, sobre la plataforma del petróleo venezolano del que tanto depende La Habana.
“Tengamos conciencia de que nosotros somos una sola nación”, dijo Hugo Chávez en 2007 al hablar de Cuba y Venezuela. Así de fuerte y estrecha es la dependencia que desde 1999 se tejió entre el chavismo y el castrismo, gracias a la cual el régimen cubano pudo reflotar y transitar dos décadas con una relativa estabilidad tras la cruda crisis económica que se generó con la caída de Unión Soviética, mientras en Venezuela la élite de la “revolución bolivariana” se parapetó tras el soporte de inteligencia y estrategia de la “revolución cubana” para perpetuarse en el poder.
La interdependencia histórica entre ambos es tal que Nicolás Maduro no deja de ayudar a Cuba aun cuando Venezuela experimenta la peor crisis económica de su historia contemporánea, al punto de que hay escasez de productos básicos como alimentos y medicinas, agua potable, gas doméstico, electricidad y gasolina. La debacle es tal que el país suma seis años consecutivos de recesión, experimenta un severo proceso hiperinflacionario y cerca de 90% de la población se encuentra en situación de pobreza medida por ingresos, por lo que el mundo estima que Venezuela está sumida en una crisis humanitaria.
La interdependencia histórica entre ambos es tal que Nicolás Maduro no deja de ayudar a Cuba aun cuando Venezuela experimenta la peor crisis económica de su historia contemporánea, al punto de que hay escasez de productos básicos como alimentos y medicinas, agua potable, gas doméstico, electricidad y gasolina.
En este contexto se hizo público que el ejército venezolano tomó el control de unas 15 embarcaciones petroleras de PDVSA para garantizar que se efectúen los pocos despachos que todavía hace la nación, en especial los que se dirigen a Cuba. Según Argus, Maduro le ordenó al Ministerio de Defensa desplegar la Operación Petróleo Soberano para controlar los buques luego de un incidente ocurrido el 1 de mayo en el carguero Manuela Sáenz para evitar un envío de diésel a Cuba, por lo que su capitán y parte de la tripulación fueron arrestados.
No hay que olvidar que luego de poner a PDVSA al servicio de los intereses políticos del modelo revolucionario, la industria petrolera venezolana fue desmantelada y su capacidad productiva en la actualidad regresó a los niveles de bombeo de la década de los 50.
De allí la decisión de la Asamblea Nacional (AN) y de Juan Guaidó, presidente encargado de Venezuela, de ordenar “la inmediata suspensión del suministro de crudo, combustible y sus derivados a la República de Cuba”, tras lo cual Estados Unidos comenzó a aplicar sanciones a cargueros y compañías navieras que participen en el envío de petróleo venezolano a la isla. Para Donald Trump, presidente de Estados Unidos, “por décadas las dictaduras socialistas de Cuba y Venezuela se han convertido en un sistema de regateo corrupto. Venezuela le da a Cuba petróleo y Cuba le da una policía a Venezuela. Pero esos días se acabaron. La horrible alianza entre las dos dictaduras está a punto de llegar al final”.
Esta mezcla de factores ha generado resistencia para cumplir con los despachos petroleros a Cuba y fue lo que llevó al régimen de Maduro a usar las armas para garantizarlos. El reporte de Argus indica que los equipos del ejército colocados a bordo de los petroleros portan armas laterales y rifles automáticos AK-103 de fabricación rusa.
La fallida economía cubana corre el riesgo de ser arrasada por la crisis venezolana y eso lo saben Caracas y La Habana.
Precariedad acentuada
En la época de bonanza por el boom de precios petroleros Venezuela llegó a despachar unos 100.000 barriles diarios de hidrocarburos a Cuba, pero en la actualidad con dificultad llega a 45.000. Incluso así se trata de cerca de 20% del PIB de la isla.
Por eso a inicios de mayo Cuba anunció un nuevo racionamiento de alimentos como pollo, huevos, frijoles y salchichas, así como de productos de limpieza e higiene personal, lo que se suma a las restricciones ya impuestas en el suministro de gasolina y de electricidad, reviviendo los horrores del “período especial” de los años 90, lo que genera malestar y descontento en la población.
“La crudeza del momento nos exige establecer prioridades bien claras y definidas, para no regresar a los difíciles momentos del período especial”, dijo Miguel Díaz-Canel al pedirle al país resistir ante la coyuntura económica.
Ya el Gobierno desarrolla “nuevos alimentos” con “materias primas alternativas” para tratar de suplir las deficiencias en la oferta y “héroes” de la revolución, como Guillermo García Frías, han propuesto que los cubanos se alimenten de cocodrilos, avestruces y judías.
Guaidó le cierra el grifo a la relación de Maduro con Cuba
Los funcionarios cubanos atribuyen la crisis al bloqueo de Estados Unidos tal como lo hace el régimen de Maduro, obviando ambos que la precariedad económica de sus países es consecuencia directa de las deficiencias del modelo aplicado por décadas que destruye el aparato productivo y exacerba la dependencia de las importaciones.
De mutuo interés
Si bien para Maduro es una prioridad garantizar los envíos petroleros a Cuba sin importar la crisis interna de su propio país, para La Habana es urgente garantizar que el régimen de Maduro se sostenga en pie.
Esto lo hace desde el ámbito internacional, con sus gestiones directas sobre otros actores de la geopolítica para mitigar los coletazos de la arremetida de Estados Unidos contra el comunismo en la región. Díaz-Canel le ha puesto empeño a sus aproximaciones con China, Rusia y Corea del Norte para asegurar la supervivencia, pero también la de su principal aliado.
Para Donald Trump, “por décadas las dictaduras socialistas de Cuba y Venezuela se han convertido en un sistema de regateo corrupto. Venezuela le da a Cuba petróleo y Cuba le da una policía a Venezuela. Pero esos días se acabaron. La horrible alianza entre las dos dictaduras está a punto de llegar al final”.
También se ha ofrecido como mediador en la crisis venezolana apelando ante Canadá a la fórmula de no intervención de EEUU, con lo cual intenta seguir moviendo fichas en el tablero global mientras Caracas hace lo propio.
La Habana también trabaja desde adentro mismo de Venezuela, en donde sembró sus piezas en los cuerpos de inteligencia y contrainteligencia y en el seno de la Fuerza Armada venezolana. Allí su influencia fue clave en el modelaje del pensamiento militar bolivariano que terminó por desmontar la institucionalidad del cuerpo castrense, lo que ha tenido un peso determinante en el rol de la Fuerza Armada en el conflicto político e institucional que vive Venezuela a raíz de la decisión de Maduro de sostenerse en el poder por vías írritas.
Según Julio Borges, diputado de la AN, en marzo pasado se reportó la presencia de cuatro agentes cubanos del más alto nivel en las reuniones del Estado Mayor Superior de la Fuerza Armada. Lo atribuyó al hecho de que Nicolás Maduro tiene miedo de que los militares dejen de darle soporte y por eso entrega la institución militar a Cuba.
Lo cierto es que el castrismo ha sobrevivido por seis décadas y está dispuesto a jugarse todas sus cartas para seguir haciéndolo. “Cuba ha demostrado que sí se pudo, sí se puede y siempre se podrá resistir”, aseguró en abril Raúl Castro al proclamar la nueva Constitución.
Está claro que no importa el precio que en términos de calidad de vida tengan que pagar los cubanos con tal de que el régimen se sostenga, que es el mismo principio que mueve a Nicolás Maduro y a los sectores más radicales del chavismo en su afán por resistir su salida del poder.