Alonso Molerio (ALN).- Santiago Abascal es el líder de Vox, un partido que no parece conforme con la deriva actual de la vida en España. No simpatiza con las autonomías, está en contra del aborto y ha identificado una línea europeísta radical, existente en otros países del continente, opuesta por completo a la inmigración y el mestizaje racial, cultural o religioso. Acaba de obtener buenos números en las elecciones del parlamento andaluz y recorre España diciendo cosas que no muchos dicen, pero que muchos piensan.
Aún a pesar de las tensiones crónicas con la frontera en el norte de Africa, y del flujo de inmigrantes latinoamericanos que arriban a sus confines, España había constituido una de las excepciones notables de la política europea en lo que respecta a la emergencia de partidos políticos xenófobos o formaciones de extrema derecha.
Puede que esta sea una consecuencia de la prevención del electorado ante los estragos de una costosa Guerra Civil, que vino acompañada con una dictadura de 50 años y que fue alimentada por los extremismos de la política y la religión.
El celofán ha quedado roto: Vox emerge. Vox aparece como expresión de una gente que no ha quedado conforme con las posturas del Partido Popular, formación de la que provienen algunos de sus dirigentes y militantes.
Santiago Abascal y Vox ofrecen en el debate democrático local una interpretación metabolizada de parte los grandes valores del falangismo y el franquismo
De allí que irrumpiera en las elecciones autonómicas de 2013, y que luego dejara constancia reciente de un crecimiento particularmente inquietante en las elecciones del Parlamento de Andalucía, en las cuales acumularon el 11% de los votos, logrando 12 escaños. A nadie se le puede escapar que esta ha sido la ruta de otros movimientos populistas xenófobos en Europa.
El líder de Vox es Santiago Abascal. Militó en el Partido Popular durante años, y pertenece a una familia inscrita en los dominios del activismo político conservador español. Su abuelo, de hecho, fue un funcionario franquista.
Abascal y Vox ofrecen en el debate democrático local una interpretación metabolizada de parte los grandes valores del falangismo y el franquismo: entre otras, un nacionalismo hermético; poca tolerancia a las demandas autonómicas; reivindicaciones sin esguinces hacia causas como la posesión de Gibraltar; una actitud contra el aborto y una política completamente opuesta a la inmigración.
Apoyándose en la consigna “España Lo Primero”, la cuenta de Twitter de Abascal ofrece matices muy descriptivos de los principios rectores que animan a este movimiento, inscrito en la dinámica política local, pero con unos aditamentos que no dejan de producir preocupación en la misma medida que pueda captar oídos interesados.
Pedro Sánchez y otro montón de progres han firmado en Marrakech cargarse nuestra soberanía, nuestras fronteras y nuestra prosperidad. Y amordazar a los ciudadanos occidentales y medios de comunicación que critiquen la inmigración ilegal que ellos han convertido en derecho humano https://t.co/QXsyaTPq7n
— Santiago Abascal (@Santi_ABASCAL) 11 de diciembre de 2018
Abascal se apoya en los valores constitucionales para defender sus postulados y su partido procura no presentarse con los ademanes marciales del fascismo. Es un partido de derechas que habla en clave de democracia.
Al escrutar su cuenta de Twitter podemos advertir que aquí hay un intento por producir toda una redefinición del marco democrático de su país y hablar con un tono que sea propio. La cuenta de Abascal presenta, sin dudas, sus matices respecto a los estereotipos históricos referenciales.
Abascal se dedica en Twitter a ilustrar el crecimiento de su partido, que es objetivo, si bien todavía con márgenes relativamente modestos. Lo que sí procura es dirigirse a las masas en unos términos inusitados, tocando temas que no siempre se tocan, que interpretan un cansancio ciudadano y que rompen el molde de la corrección política.
Uno de los blancos favoritos de Abascal y Vox es el nacionalismo catalán, en el otro extremo del cuadrilátero, completamente herético para cualquier formación españolista conservadora, contra el cual embiste sin remilgos.
Acá se ubica una de las tensiones más inquietantes de la política local. Abascal ha demandado a Quim Torra, presidente de la Generalitat, por “golpista”, al haber planteado la “vía eslovena” para el camino a la independencia.
VOX actúa contra la vía violenta propuesta por el golpista Torra.https://t.co/4qqxE0jl8r
— Santiago Abascal (@Santi_ABASCAL) 11 de diciembre de 2018
Este otro tuit, fijado en su cuenta, recoge los ecos de un acto multitudinario en Madrid. Todavía las locaciones son cosos cerrados y con techos. Pero ciertamente la gente se aglomera, y muchos se quedan afuera.
Y al fin la #EspañaViva conquistó VISTALEGRE (Madrid) 7 de octubre de 2018. Multitudinario acto de VOX. Miles abarrotaron el coso y miles se quedaron a las puertas. #VOX 🇪🇸 pic.twitter.com/i0pFBTUpeg
— Santiago Abascal (@Santi_ABASCAL) 8 de octubre de 2018
¿Seguirá creciendo Vox en las comunidades autónomas? ¿Se seguirá fragmentando el arco de formaciones políticas españolas? Todo parece indicar que, desde su nicho, pontificando sin afeites, lo primero que intentará Santiago Abascal es ingresar a un eventual nuevo gobierno acompañado de otras formaciones en coalición política. Es lo que persiguen, sin ir más lejos, ahora en Andalucía.